Uno de los más legendarios acordeoneros vallenatos de todos los tiempos es Juancho Rois porque con su nota alegre y bien digitada acompañó a grandes como Diomedes Díaz y Jorge Oñate, entre otras leyendas.
Toda su grandeza acabó la noche del 21 de noviembre de 1994 cuando se mató en una avioneta, junto con sus compañeros Eudes Granados y Rangel Torres, más el piloto Pedro Monsalve. Dejó, para siempre, su música y a alguien a quien anhelaba ver nacer: Juan Humberto Rois Dereix, su hijo. Yenny Dereix, su esposa por 33 días y novia por 2 años, estaba embarazada.
Con el paso de los años, la ingeniera monteriana Yenny Dereix sacó a adelante a Juanchito, o Juancho como le dicen en su tierra natal, en donde es muy popular por dos razones. Una, por ser hijo del famoso acordeonero y, dos, por la herencia que recibió de su padre: sonreír por donde quiera vaya. Así era Juancho Rois padre.
Juancho hijo nunca pudo tocar el acordeón. “No nací pa’ eso”, le dijo al periodista Héctor Sarasti del programa Testigo Directo de Rafael Poveda que lo entrevistó en exclusiva en Montería, ciudad en la que el joven nació hace 25 años, en donde termina la carrera de Derecho y en la que es concejal. “Yo nací para servir”, dijo Rois Dereix.
Rois confesó en la entrevista lo duro que ha sido crecer sin su padre y el inmenso amor que le prodiga a su madre, quien ha estado a cargo de él. Lo mismo que a su familia materna.