El pasado domingo ha sido vapuleado el clientelismo y la corrupción en el poder hoy en Colombia: Los candidatos Gustavo Petro y Rodolfo Hernández son quienes contenderán ahora, en la segunda vuelta, por el anhelado solio presidencial.
El pueblo colombiano, en su sabiduría y en su afán de castigar el régimen uribista del presidente Duque, optó por no elegir al antioqueño Federico Gutiérrez, o simplemente "Fico", quien a la postre se quedó relegado a la tercera plaza.
Sin embargo, una sombra oscura se cierne todavía sobre Colombia: otra ala de ese monstruo mutante del clientelismo y de la corrupción, vapuleado, ha tomado fuerza.
Y es que el pueblo colombiano, alienado quizá por los poderosos medios de comunicación, que durante años han realizado la paciente tarea diaria de edificar las altas paredes del pavor al cambio ¡su gloria! y un miedo terrible a la democracia y a la libertad.
Como lo escribieran Estanislao Zuleta y Erich Fromm ha optado por votar las propuestas transformadoras del progresista Gustavo Petro apenas tímidamente: quien ha alcanzado un poco más del 40% de los votos contabilizados este domingo 29 de mayo.
El pueblo colombiano, también, en su desazón, por las astronómicas cifras económicas que en sobornos inundan y humillan el complejo espacio del debate electoral y en su pendenciero afán de cobrarle a la clase política tradicional de este país siglos de desvergüenza ha optado por votar peligrosamente, en segunda opción a quien sea.
En este caso, al bumangués, populista, de derecha, Rodolfo Hernández, como lo dijo en una entrevista, quién no solo desconoce dónde queda el importante territorio del departamento del Vichada, y ni como se llama su capital (donde, en una lógica absurda, sacó su mayor votación), sino que es el único candidato imputado ante la fiscalía señalado de corrupción y cuyo delicado proceso se encuentra silenciosamente en trámite ante la a veces rápida institucionalidad.
Y con eso le ha dado un aire y cierto vuelo al uribismo, cuyo candidato Fico ha dicho, al conocer los resultados, ni corto ni perezoso, que optarán por él y, lógicamente, no por Gustavo Petro.
Eso sí, ha anticipado el antioqueño (conociéndole como le conoce, a Rodolfo Hernández, a quien le dicen desde ahora el “Abdalá Bucaram” colombiano), que los resultados de un hipotético gobierno suyo sólo serían responsabilidad de él, del cuestionado por corrupción exalcalde de Bucaramanga.
Este veterano anciano de casi ochenta años, que bailotea, que insulta, que se ríe de los pobres y que amenaza con plomo y hasta con un régimen de excepción, peligroso a la democracia, en escandalosas intervenciones en redes sociales y en televisión.
De tal forma que la peligrosa Hidra de Lerna, la bestia monstruosa del clientelismo y de la corrupción, del indecoro, de la política tradicional en Colombia, con ese respaldo, goza de plena vigorosidad, pese a que una de sus alas, que oscurecía el panorama colombiano, ha sido golpeada duramente en las elecciones del último domingo de mayo.
Hoy, para quienes creen en un nuevo mejor país, la tarea continua. Ante el peligroso monstruo herido, convaleciente, furibundamente rabioso, de múltiples cabezas, que amenaza todavía la tranquilidad y el progreso social y económico de Colombia, ahora en la persona y testa de Rodolfo Hernández, hay que redoblar esfuerzos.
Se hace necesario evidenciar su desconocimiento profundo del país y de la institucionalidad (sólo conoce cinco ciudades del país, dijo), hacer evidente su aristotélico menosprecio a las mujeres ¡Qué mujer con entereza podría votar a un hombre así!.
Su falsedad e inviabilidad en las propuestas de gobierno, su tinte de corrupto, pese a que posa como angelical adalid candidato anticorrupción casi octogenario; y, también, lo urge, hacer evidente que sería el candidato del continuismo: que el duquismo, es decir Uribe y su recua de clanes regionales, entre los que se podría contar al perdedor Fico, quienes representan la corrupción, podrían hacerle presidente.
Y ahí sí, empaque y vámonos todos, porque estaríamos más mal que la polombia (como Venezuela) que tenemos hoy, con este vergonzante presidente.
¡Adelante! A conquistar los votos de las mujeres, de la juventud, los de los independientes, los de los indecisos y los de los verdes, fajardistas y otros liberales serios y comprometidos con una Colombia sin corrupción, sin clientelismo y potencia de la vida, no de la muerte.
Se debe hacer conscientes a los ciudadanos de que no se va a elegir al representante de un circo, no a un bufón, no a un payaso, no al improvisado hazmerreir de los pueblos, un xenófobo, un misógino, un dictadorzuelo corrupto, no a un maromero, no a un mago, capaz de desaparecer las cosas, sino al digno presidente de una nación que merece respeto: Colombia.
Por esto una monstruosa Hidra de Lerna herida peligrosamente se cierne, volando en otra sorprendente cabeza y ala, sobre Colombia.
No en vano el pensador uribista José Obdulio Gaviria dijo, en la W radio, al referirse a las elecciones: “¿Quién dijo que perdimos si pasó Rodolfo Hernández?”. el plan c del derrotado Uribe y su uribismo que se quiere reencauchar sirviéndose de un anciano cuestionado por corrupto que, paradójicamente, enarbola como un chiste las banderas anticorrupción.