El neumólogo colombiano Leonardo Reyes, con cuarenta años de experiencia, se contagió de COVID-19 mientras atendía a pacientes en cuidados intensivos en un hospital en España, donde trabaja actualmente. El galeno, con sesenta años de edad y antecedentes de asma, se puso en tratamiento con hidroxicloroquina, medicamento que defiende, porque argumenta que lo usó en doscientos pacientes que atendía y que salvó de llegar a paros respiratorios.
"Sean médicos, sean honestos", pide el médico a aquellos que desacreditan el uso de la hidroxicloroquina, porque "sí salva vidas", sin contar con que los estudios que han dicho que generan ataques cardíacos no son concluyentes. Y eso no es todo, en sus argumentos hace un ejercicio aritmético con el que evidencia que el tratamiento con hidroxicloroquina es mucho más económico que cualquier otro que quieran utilizar, además dando a entender que hay un interés comercial farmacéutico.
En el reportaje publicado por el programa Testigo Directo, aparte de él, hablan dos científicos más que trabajan en métodos alternativos para tratar COVID-19 y que ya están en proceso de aprobación por el Invima:
1. El uso de células madre del cordón umbilical está a prueba en personas para controlar el sistema nervioso e impedir que el cuerpo de pacientes con coronavirus se autodestruya ante la presencia de la infección.
2. El uso de plasma convaleciente, es decir extraer de la sangre de personas que se curaron de SARS-CoV-2 para poner esa materia prima en los que no se han podido recuperar.