Geovanny Muñoz es un joven universitario que perdió a siete miembros de su familia, incluyendo a su pequeño hijo de cuatro años, el pasado 31 de marzo tras la avalancha que se registró hacia las 11:24 p.m en este municipio del Putumayo.
La familia de Muñoz, junto con él, residía en el barrio Los Pinos, uno de los 17 sectores afectados en un alto porcentaje. Desde el mismo momento que se dio la tragedia Muñoz inició la búsqueda de los suyos con una corta pala, en compañía de su novia, conocida como “Laura Montoya” en el mundo de la radio.
“Desde las primeras horas del sábado 1 de abril y cuando me enteré de la tragedia de mi familia y que no aparecían en los hospitales ni en los albergues y bajo le presunción que estaban muertos, empecé a buscarlos noche y día hasta que fui encontrando uno por uno para darle su santa sepultura”, anotó con voz entrecortada Muñoz. Sin embargo, la búsqueda no paró allí. Su reto era ayudar a buscar a los demás desaparecidos de la tragedia más aún cuando las labores de búsqueda por parte de los organismos de socorro se levantaron casi 10 días después de la tragedia.
“Emprendí la búsqueda con Laura por aguas del río Mocoa y Caquetá porque sabíamos que la fuerza de la avalancha los había arrastrado hasta esos dos ríos y en efecto así sucedió porque a los pocos días habitantes de Villagarzón, Puerto Limón, Puerto Guzmán y Curillo Caquetá, comenzaron a reportar la presencia de cadáveres flotando sobre esos ríos”, puntualizó.
Hoy 35 días después de la tragedia seguimos encontrando cuerpos sin vida como el caso de ayer de un niño de 9 años que fue hallado por operarios de una maquinaria amarilla cuando adelantaban labores de remoción de escombros. El menor fue identificado por su abuela como Fernando Garreta.
En estos momentos y según Geovanny, ellos manejan un censo extraoficial de 200 familias que siguen buscando a sus seres queridos y por ello afirman que la cifra de desaparecidos no es de 70 como informa el gobierno nacional sino de más de 200. "Claro está que no quiero pasar de irresponsable en aseverar dicha cifra como una realidad, por eso estamos haciendo un censo real con apoyo de varias universidades del país que se han sumado en este propósito", acotó.
Según él, ellos tienen una estrategia de búsqueda e identificación que se basa en los datos que las mismas familias proveen. Estos les han permitido la ubicación e identificación de los cadáveres que se han encontrado, aunque la cifra de los recuperados por él y sus amigos no la tienen detallada todavía.
“Mi búsqueda va hasta el final y no voy a parar hasta no encontrar al último de los desaparecidos para darle su santa sepultura y para darle tranquilidad a sus familias”, añadió al tiempo que acotó que le da muchas gracias a todas las personas y entidades públicas y privadas que le han prestado el apoyo necesario para la búsqueda de los que faltan por encontrar.
“Usted no sabe la angustia que se siente al saber que no encuentras ni vivo ni muerto a un ser querido como me paso a mí”, concluyó Muñoz, al tiempo que secaba sus lágrimas de dolor y nostalgia con un pañuelo blanco y pulcro que ha sido testigo de su dolor durante estos días.