Hey Duque, vamos mal...

Hey Duque, vamos mal...

"Cuando la ciudadanía se activa, en vez de estar buscando culpables externos o mirar para otro lado, el gobierno nacional debe mirar su propio ombligo"

Por: RICARDO VILLA
noviembre 18, 2019
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Hey Duque, vamos mal...
Foto: Twitter @IvanDuque

“He andado muchos caminos” —Antonio Machado.

Desde la sociedad civil este 21 de noviembre va a renacer el movimiento social y político por la paz y la democracia, que tanto se demanda en esta oscura noche en Colombia y que le exija al gobierno nacional que gobierne para la gente. Un movimiento que pida se reactive el proceso de paz con los grupos armados ilegales — ya sea para un nuevo pacto social o para su sometimiento a la justicia— ; que requiere se implementen los Acuerdos; que solicite se inicie un diálogo entre la ciudadanía y el Estado, que lleve a una iniciativa constituyente.

Los 8 niños víctimas de las nuevas expresiones del conflicto armado y los 10 que se manifiesta cayeron en persecución en caliente, son un crimen de guerra que deberá generar responsabilidades. Asimismo, son el más triste e injusto hecho, que nos siembra la idea del nunca más. Ni ellos ni la sociedad en su conjunto deben soportar que esto ocurra: ni que la fuerza pública los bombardee ni que los grupos armados ilegales, desde la orilla que sea, los recluten.

El triunfo en las principales ciudades del país y departamentos, de sectores democráticos afines al anhelo de paz social desde los resultados y apuestas de los acuerdos. Las bancadas independientes y de oposición haciendo mayorías en el Congreso de la República. Los cientos de líderes sociales y excombatientes que se han vuelto carne de cañón, pero que cuando piden protección a su vida, a sus familias, reciben un proceso kafkiano mientras que, a personajes de la sociedad de los elogios mutuos, les pagan escoltas y movilidad, cuando no lo necesitan o lo pueden pagar con sus altos salarios o patrimonio; crece la audiencia, en las guerras de la paz, contra el perverso taxímetro de la fábrica de víctimas.

El precio del dólar, la deuda externa y el déficit fiscal más altos de la historia. La desaprobación más gruesa que se tenga memoria de un presidente en su primer año de gobierno. La pérdida de la industria y empresariado nacional sino el reemplazo por compañías extranjeras que todo lo importan y lo mejor lo sacan, que se llevan sus ganancias y, por demás, no las reinvierten en el desarrollo social y económico del país. La migración excesiva de venezolanos con hambre. La gente se va y otros llegan. Muchos no saben qué hacer, otros no tienen oportunidades y algunos, así estén vivos, ya están muertos porque lo deben todo. Las disparidades entre los impuestos que paga el gran capital y el del Man de a pie que parece aún no es un ciudadano. Esos mismos desequilibrios entre el cúmulo de las ganancias y la concentración de la riqueza de los bancos, de las grandes empresas y de las corporaciones transnacionales, mientras incrementa la pobreza y el desempleo.

Hey Duque, vamos mal. La posibilidad de la paz no está herida, sino que su gobierno está frágil. La gente rechaza la forma en que están gobernando y sus contenidos. No pueden seguir mirando al país, alejados de la realidad que nos agobia, en blanco y negro, o solo ver amigos o enemigos, o exigir que estén con ustedes y buscar cocos en los que están contra ustedes. La idea no es separar sino unir. Esto no es asertivo, no es de un sí o de un no, es de tomar las riendas del asunto. Dejen de parecer un gobierno caballo percherón con ojeras, que logró la más alta votación de elección presidencial alguna, pero que no se le ocurre gastar su capital político en reformas para la gente, sino en apuestas retardatarias, inequitativas, de las que va a recibir el impacto la clase trabajadora y los pensionados, sin que lo reclamen. Ustedes se quieren imponer con mayores cargas para los que no tienen, pero se resisten a que la gente proteste, salga a las calles, se movilice o genere alianzas con los antes contrarios, bajo la premisa de que consideran que los quieren derrocar, como si fueran reyes y para esto anuncian van a ejercer la autoridad; en lenguaje sencillo a oprimir el legítimo derecho a la protesta de la gente.

El pueblo en una democracia es el poder constituyente primario. Cuando la ciudadanía se activa, en vez de estar buscando culpables externos, señalar a otros o mirar para otro lado, el gobierno nacional debe mirar su propio ombligo. No es el que el mundo esté contra ustedes, deben comprender que algo no está funcionando y la ciudadanía se los está cobrando. Así el daño ya esté hecho, pueden responder, pueden dar la cara, siempre hay espacio para el diálogo, para el recomenzar. Mientras tanto, ojalá aumente la esperanza en que juntos podemos cambiar al país, sin sacarnos los dientes entre nosotros mismos, ni creernos cabeza de ratón, sino unirnos en propósitos comunes esperanzadores, como las ideas, que a veces suenan tan trilladas, pero son tan necesarias, las de la paz y la democracia.

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