Hoy todos hablamos de la exreina Daniella Álvarez que nos impacta el saber que tuvieron que practicarle una cirugía la cual le dejaría una pierna amputada. Su actitud a mi también me ha causado admiración y pienso de nuevo, lo difícil que debe ser acostumbrarse a esa nueva vida. Porque trabajo con soldados amputados, ha causado asombro esta noticia en todos los colombianos y también ha pasado fronteras, pero como ella, hoy tenemos en aumento los militares y policías víctimas de las minas antipersonal que pasan desapercibidos, pues la noticia de estos héroes no genera el impacto trasnacional que ha generado la situación de nuestra exreina. Ambas son conmovedoras pero la primera no se superará por ahora, en cambio que un miembro de la fuerza pública tenga las mismas consecuencias como es tener amputada una pierna o pierda la vida en nuestro país es noticia de un solo día.
Infortunadamente, el aumento de víctimas de las minas antipersonal en nuestros miembros de las fuerzas armadas en plena cuarentena han estado ocultas en el panorama nacional, en el departamento de Norte de Santander es donde más se han presentado víctimas de MAP en un solo mes, de marzo al mes de abril se presentaron cuatro víctimas, tres soldados y un suboficial del ejercito, entre otras.
El sentimiento de tristeza ante la noticia que el soldado profesional Edward Alejandro Fernández Guira fue la victima fatal de este grupo de héroes invisibles, un muchacho joven, oriundo de Cartago -Valle, quién no resistió este atentado prohibido por el Derecho Internacional Humanitario-DIH y falleció en el Hospital de la ciudad de Cúcuta dejando dos hijos huérfanos y una viuda igual de joven a él.
Los demás han logrado sobrevivir y enfrentar la vida así, sin piernas y con secuelas psicológicas y de pronto a pesar que el estado debe garantizar su recuperación no cuenten con una prótesis de buena calidad que haría su vida a futuro diferente.
Hoy el suboficial, cabo Jeisson Javier Mendoza Castro se recupera en el Hospital Militar, también víctima de esta práctica inhumana perdió su pierna en la vereda El Motilón, municipio de Abrego-Norte de Santander y cuenta lo triste de esta convalecencia en plena pandemia, sin recibir visitas, hay días de mucha depresión, de bajonazos, zozobra y soledad por obvias razones, no obstante, a mis llamadas contesta muy animado y manifiesta que se encuentra muy bien , recuperándose.
El incremento de estas víctimas en esta zona es significativo, es una pandemia invisible que no genera mucho impacto, de pronto, porque ya nos acostumbramos que nuestros héroes uniformados sufran estos atentados, lo vemos tan normal, pero duele es la indeferencia de nuestra sociedad, de nuestros jefes políticos, no hay pronunciamiento alguno para un eventual freno a esta práctica que debiera estar erradicada hace muchos años, al contrario, hoy la siembra va en aumento porque no es por parte de los grupos ilegales para combatir el enemigo estatal sino que es entre ellos mismos, lo preocupante según los militares es que no hay como frenar por ahora esta arma por la cantidad de grupos ilegales que delinquen en esta zona, en este departamento hay un cóctel de grupos ilegales como lo manifestó el general Martínez el año pasado, los cuales luchan por el poder y dominio de esta región y se han dedicado a sembrar acabando con los sueños de todos ellos o con sus ilusiones a la mitad de lo planeado.
