¿Quién tendría hoy mayor reconocimiento, trascendencia y dividendos, un prestigioso cirujano plástico o un intérprete de cumbias? A muchos la vida les juega terribles malas pasadas, pero tantas veces no se dan cuenta que un súbito fracaso puede llevar a un camino de mejores logros. Fue precisamente lo que le ocurrió al colombiano Hernán Rojas, quien llegó a maldecir su suerte cuando a punto de recibir su título de médico a miles de kilómetros de su hogar, un hecho fortuito le cercenó la “aspiración de su vida”.
Rojas nació en 1932 en Cartago (Valle) en el seno de una familia de clase media. Tuvo el privilegio de estudiar y graduarse de bachiller en 1949 en el Colegio Académico de Cartago. Hasta allí ya era un gran logro. Dadas sus dotes como estudiante, su familia puso todos los huevos en una sola canasta con el objeto de convertirlo en un gran médico. Se trasladó a Cali y se matriculó en medicina en la Universidad del Valle, donde cursó los cinco años de forma impecable. Su desempeño fue tan ejemplar que fue nombrado ayudante de la cátedra de anatomía por la fundación Rockefeller.
Su ambición iba mucho más allá, quería ser un especialista de renombre y le obsesionaba la cirugía plástica, cuya especialidad no existía en Colombia, la más cercana estaba en Argentina. Le recomendaron que para poder ingresar a esa residencia buscara graduarse en Buenos Aires. El 10 de junio de 1955 viajó a Argentina con el ideal de recibir su título médico en la Universidad Nacional de Buenos Aires y posteriormente hacer la especialización en cirugía plástica. Sabía que tenía que compensar con creces el esfuerzo hecho por su familia.
Pero al poco tiempo de haber llegado, se vio obligado a dejar sus estudios por completo debido a que la “Revolución Libertadora”, encabezada por la junta militar que derrocó el gobierno del General Juan Domingo Perón, censuró todo lo que tuviera que ver con el antiguo gobierno, entre esto se encontró la Universidad Nacional de Buenos Aires. Hasta allí llegaría la ilusión de ser médico, quedando varado lejos de casa.
El joven Hernán Rojas desprogramado con un grupo de amigos extranjeros (peruanos, argentinos y centroamericanos) se dedicaron al rebusque. Organizaban paseos y asistían a fiestas. Por la nostalgia, se dedicaron a recordar canciones de estilo tropical y caribeño. El 28 de julio de 1955, después de haber asistido a una fiesta de unos estudiantes peruanos que celebraban la independencia de su país, Hernán Rojas y sus compañeros viajaban en tren mientras cantaban y tocaban algunos temas tropicales. Buena parte de los viajeros acostumbrados al tango y acordes afines, se molestaban por el ruido, otros se sorprendían.
Al llegar a la estación Constitución de Buenos Aires, un señor que los había escuchado, los abordó para expresarles su interés por conocer más de la música que hacían. Se trataba del empresario Francisco Trimboli, quien los invitó a hacer una prueba en el restaurante ‘Tom y Jerry’. Los retó a que al menos se ganaran la comida, ya que los comensales disfrutaban de una música vernácula, seria y local.
Su desafío era romperla con ritmos alegres, mostrar que lo tropical cabía en elegantes escenarios. Así fue, se la jugaron, conmovieron al público que los aplaudió. Tras su actuación y la gran aceptación, el empresario decidió contratarlos si se organizaban como grupo y les pidió darle un nombre. Dado que el ritmo de moda en el caribe era el ‘wawancó’, decidieron llamarse ‘Los Wawancó’. El grupo buscó identidad propia a través de la sonoridad caribeña, el piano y las guitarras. Trascendieron de Tom y Jerry y saltaron a los estudios de grabación.
Hernán Rojas empezó como percusionista del grupo que interpretaba ritmos caribeños. Ante su insistencia de incluir música colombiana, le dieron la oportunidad de grabar una canción con su voz, se decidió por una cumbia. Cuando estuvo terminada y luego de escucharla varias veces, el director artístico y los directivos de la disquera decidieron que en adelante la voz de ‘Los Wawancó’ sería la suya. Grabó la cumbia “El pescador”, del maestro José Barros, con lo cual se catapultaron las ventas y la popularidad del conjunto.
Rojas y su grupo marcaron un hito en Argentina, que se volcó hacia la cumbia donde antes solo había espacio para el tango y aires brasileros, convirtiéndose en el ritmo preferido durante los 60 y 70, tiempo en el cual las radios del país emitían todo el día una seguidilla de la música de Los Wawancó. Se le llegó a conocer como el “Gardel de la cumbia” o “El embajador de la cumbia de todos los tiempos”. El Dr Rojas, prominente cirujano plástico, era ahora su majestad “El rey de la cumbia” en el mundo.
Tal fue el éxito, que tuvo la oportunidad de participar en varias películas y realizar numerosas giras, visitando países como Ecuador, Perú, Chile, Bolivia, Uruguay, Paraguay, México, Estados Unidos, Inglaterra, Grecia, Suiza, Italia, Austria, España, Francia, entre otros. Rojas llegó a hablar seis idiomas. A esas alturas cuando el éxito y la fama eran arrolladores agradecía que la dictadura argentina le haya impedido graduarse como médico. De no haber sido por ese suceso, hubiera vivido en el anonimato como profesional privando al mundo de semejante legado.
Años más adelante se retira de Los Wawancó y prueba suerte como solista con un álbum, llamado “El gordito Hernán Rojas”. De ese primer trabajo como solista, destaca la canción’ El triste’, de Roberto Cantoral, siendo esta interpretación la primera que se conoció en el sur del continente, antes de la mundialmente famosa que realizó José José en el II Festival Mundial de la Canción Latina el 15 de marzo de 1970. Cantoral, amigo personal de Hernán Rojas, le envió su canción a este para que la grabara en Argentina, siendo esta versión la primera que se conoció en el país austral, antes que la de José José. Aquí está su versión: https://www.youtube.com/watch?v=mTMcjSwvLGE&ab_channel=LosWarahuaco
Sus presentaciones internacionales se acrecientan y dos años después se reintegró a Los Wawancó, por pedido del público. Esta nueva etapa se extendió hasta el final de la década. Vuelve a Colombia y en 1982 funda Los Warahuaco, agrupación con la que tienen sus mayores éxitos, entre ellos ‘He nacido para amarte’
https://www.youtube.com/watch?v=EyGihTtVQTY&ab_channel=ORLANDOBOL%C3%8DVARSALAZAR
Realizó múltiples giras y presentaciones en EEUU, Europa y Latinoamérica. El fervor en Uruguay era tan grande que fue invitado a más de treinta carnavales consecutivos. Desde su regreso a Colombia realizó viajes anuales a Argentina para presentarse con Los Wawancó. En 1973 cuando Perón volvió a la presidencia, el grupo fue invitado a tocar en una recepción que este ofreció en la Quinta Presidencial de Olivos y a la que también estuvo invitado el entonces Jefe de Estado de Panamá Omar Torrijos. En otra oportunidad, en 1994, con motivo del final del mandato del presidente de Colombia César Gaviria, organizó una fiesta de despedida que contó también con la participación de Hernán Rojas
En casi 50 años de profesión musical, Rojas alcanzó a grabar 99 producciones de larga duración y más de 2500 canciones, vendiendo más de diez millones de discos en todo el mundo, siendo estos editados incluso en Japón. “El pescador de Barú”, una de sus producciones, fue la canción ícono de la cumbia.
Lamentablemente la evidente obesidad que disfrutaba como un gordito bonachón, terminó pasándole factura. El sobrepeso le produjo una hernia complicada por lo cual Hernán Rojas fue hospitalizado de urgencia el 15 de septiembre de 2001, debiendo someterse a una cirugía. Tras pasar más de 20 días en cuidados intensivos y sufrir complicaciones en su recuperación, falleció el 7 de octubre de 2001 en la Clínica Risaralda de Pereira, debido a una falla multisistémica, un infarto. Tenía aun 69 años.
El galeno frustrado, sin jamás soñarlo se convirtió en ícono de la cumbia en el planeta, incluso creando un nuevo ritmo, la “Cumbia pop”. Puso a buena parte del mundo a sus pies y a bailar. Muchos reconocimientos y homenajes se le han rendido y se lo recuerda con cariño. Los Warahuaco hoy están vigentes bajo la dirección de su hijo Luis Alejandro Rojas.
Pero lo más parecido lo hace su hermano Jaime quien tiene la orquesta ‘Warankó’, con el mismo estilo y color de voz; casi una copia de su hermano. En este tributo, se puede escuchar la enorme similitud, con un sonido más moderno. Aquí está para el recuerdo Jaime Rojas con los Warankó, homenaje a Hernán Rojas y los Warahuaco:
Durante su carrera musical Hernán Rojas fue galardonado, entre otros reconocimientos, con 27 Discos de Oro, 10 Discos de Platino, 10 Templos de Oro y 1 Obelisco de Oro