Hernán Giraldo Serna fue condenado a 16 años y medio de cárcel por narcotráfico y, por la valerosa decisión de la familia de Julio Henríquez Santamaría, de no dejar impune su vil asesinato: Henríquez Santamaría fue asesinado en febrero de 2001; Giraldo, fue extraditado en mayo del 2008. Este es un solo caso que marca un hito para la aplicación de justicia pese a que el juez Reggie Walton de la Corte del Distrito de Columbia, dijo que el testimonio de la familia del activista fue determinante, el caso amerita un análisis más profundo que dé cuenta incluso de las implicaciones reales de esta condena en el departamento del Magdalena.
Las noticias que nos llegan abarcan varios delitos (violencia sexual) la mayor de ellas y algunos otros como desapariciones forzadas, homicidios y masacres. Todo lo que se da en el marco del conflicto armado colombiano, pero Giraldo fue condenado por el delito trasnacional de narcotráfico, lo que quiere decir que este es el delito de mayor ponderación. Y en efecto puede que así lo sea, en virtud de lo nocivo que fue y sigue siendo el narcotráfico, pero vaya dígale a eso a las víctimas que no han sido reparadas; a los campesinos, quienes fueron los que pusieron los muertos, las tierras, a la sangre; a esas niñas que no solo perdieron su inocencia sino que su vida quedo marcada de por vida: algunas se convirtieron en madres solteras y otras tuvieron que pasar de mano en mano de cada uno de los comandantes que iba apareciendo, después de la desmovilización.
Hay cuatro mecanismos sobre los cuales se debe avaluar esta condena. El primero de ellos es la implicación real en el territorio. Bien o mal, Hernán Giraldo todavía manda en la Sierra Nevada de Santa Marta y su poder se hacía sentir a través de dos formas, una de ellas la amenaza reciente de su llegada inminente (por esto lo de la carta en el momento de su condena en la que se dedicaría al campo y nunca más volvería al narcotráfico, es posible que sea cierta) pero eso es en relación con el narcotráfico, porque en relación con la ilegalidad Giraldo Serna tiene muchas cuentas pendientes por resolver. De ahí que muchos de los comentarios con los que uno se encuentra es “Tranquilo, ya el patrón viene en estos días y eso lo arregla él”.
Lo otro es el mensaje para las víctimas –que de no ser por la valerosa acción y decisión de la familia de Henríquez Santamaría- solo sería una condena por narcotráfico. La Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal en auto de segunda instancia dice que “La solicitud de extradición de un postulado a la ley de Justicia y Paz no constituye motivo para que sin mediar decisión judicial de la sala de conocimiento de Justicia y Paz del Tribunal Respectivo, proceda a excluirlo del trámite” y la misma Ley de Justicia y Paz provee que la condena privativa de libertad puede ser realizada aquí o en el exterior. De modo que si una persona es extraditada no será excluido de Justicia y Paz (a menos que no quiera cooperar) cosa que Giraldo Serna no ha hecho y puede pagar su condena en otros país. Lo que quiere decir que: Giraldo, una vez retorne pasará a la cárcel colombiana solo a saludar y hacer trámites para su libertad por pena cumplida. Siendo así hasta las cuentas de que en 36 meses está libre tienen bastantes probabilidades.
El tercer mecanismo es la rivalidad, las muertes las guerras. A Hernán Giraldo le han asesinado personas de sus entrañas y esto, frente a toda una vida delictiva, tiene tanto de ancho como de largo. Las personas dicen: el Viejo cuando llegué le va tocar poner orden y para poner ese orden le toca matar a más de uno; incluso, de su propia familia. Esto es sumamente complejo, pero abarca una realidad que no se puede omitir. La “Zona de Giraldo” llamada así su zona de influencia ha pasado por un número importante de guerras que no han podido las autoridades controlar. Por esa zona han pasado todos los Grupos Armados Ilegales que han aparecido en el país. Bueno, menos el Erpac. Ejército Revolucionario Popular Antisubversivo de Colombia, de resto, todos y cada una de esas estructuras ha estado comandada, auspiciada o apoyada, por uno familiar muy cercano de él. Esto es gravísimo para las víctimas. De hecho en estos momentos el control lo tiene los Pachencas, una filial de su oficina: la Oficina Caribe.
El cuarto es la salida inminente de los que no fueron extraditados pero están privados de la libertad en el marco de la 975. Esos viene para afuera este año y no las atajas nadie: ni siquiera salen con una medida restrictiva. Van para la “zona de Giraldo” porque para donde más van a coger. Esto quiere decir, en palabras comunes, que es muy posible que la víctima (sin reparar, sin salir de su condición) se encuentre de frente con su victimario. Y aquí hay que hacerse unas preguntas que el Estado en su inmensa sapiencia deberá responderle a las víctimas ¿A qué se van a dedicar estas personas? ¿Qué pasará con los procesos de restitución que no han empezado? ¿Cómo garantizan que Giraldo perdió el apetito por las vírgenes? ¿Qué pasa si asesinan o desaparecen a alguna víctima? ¿Cómo evitar la guerra inminente?
Por el momento la llegada de Hernán se demora un poco. No para los postulados (sus mandos medios e hijos) y “su Zona” está controlada. Al principio decía que Giraldo para bien o para mal todavía mandaba y su inminente salida hacia pensar que eso generaba algún tipo de temor entre los ilegales: todavía respetan al Patrón y su salida era garantía de reorganización para evitar desmanes (como los que han ocurrido) el viejo vendría a poner orden. Al demorarse unos años más ¿Quién calmara la sed de venganza con la que salen algunos postulados?
