José Miguel Narváez era, antes de ser nombrado director de inteligencia del DAS por el expresidente Álvaro Uribe en el 2002, un catedrático de las Fuerzas Armadas que dictaba cursos de teoría contrainsurgente y antimarxismo. Su fascismo puro y duro lo llevó a dictar estas conferencias a grupos paramilitares. Sus visitas a Las Tangas, la famosa finca de los hermanos Castaño en Córdoba es una verdad documentada. Con lista en mano Narváez convencía a Carlos Castaño de ir matando personalidades del periodismo colombiano por supuestamente estar ayudando a las guerrillas. Uno de ellos fue Jaime Garzón.
Marisol, cuyo verdadero nombre es Maria Soledad, es comunicadora de la Universidad Nacional y desde agosto de 1999, cuando fue asesinado mientras llegaba en su camioneta a las instalaciones de Radio Net, donde trabajaba, es la custodia del legado de Jaime Garzón. Ya en el 2019 mostró su temple al demandar a RCN por la telenovela que adaptó sobre el humorista ya que, según ella, la historia televisiva no era fiel a la verdad.
Ahora ella le ganó un pulso al Estado colombiano en la búsqueda de que exista completa justicia en el caso de su hermano. Junto a la Comisión Colombiana de Juristas, metió una demanda que fue admitida en la Corte Interamericana de Derechos Humanos para que investigue la participación de funcionarios del Estado en uno de los asesinatos más sentidos en la historia de Colombia.