Para Helmut Bellingrodt clasificar a los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 fue la recompensa a todo el esfuerzo que había realizado desde que era solo un niño. Junto a otros 58 deportistas cafeteros, que también hicieron presencia en las justas, el tirador cumplió su sueño de representar a Colombia en un evento de tal magnitud. Y no sólo lo cumplió, sino que lo hizo mucho mayor, cuando finalizó sus tres días de competición y se convirtió en el primer colombiano en ganar una medalla olímpica en la historia. Ese barranquillero, que parecía más un europeo con hablado costeño, fue quien abrió la puerta para que hoy, 52 años después, otros compatriotas también hayan logrado esa hazaña.
La primera gran alegría que le entregué al país. Esta es la foto con la recién ganada primera medalla olímpica de Colombia (Plata en Munich 1972, Tiro Deportivo, Blanco Móvil 50 mts.) pic.twitter.com/5p08czvLqo
— Helmut Bellingrodt (@HBellingrodt) January 22, 2024
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Helmut Bellingrodt y sus inicios practicando tiro en el patio de su casa
La historia de Helmut Bellingrodt inició el 10 de julio de 1949 en Barranquilla. Aun así, la personalidad y dedicación que lo llevaron a ser uno de los deportistas más importantes del país vinieron desde muchísimos años atrás, cuando sus abuelas, venezolanas, decidieron casarse con inmigrantes alemanes y, como diría el dicho popular: “mejorar la raza”. Fue por eso que, aunque nacido en los suelos de la arenosa, sus apellidos y su apariencia eran de un europeo, así como la forma en la que fue criado por Ernesto Antonio y Anneliese Ángela, sus padres, quienes desde muy pequeño le inculcaron la disciplina de sus ancestros, sin olvidar también el folclor de esta tierra caribeña.
Su primer acercamiento al tiro, el deporte que lo bañaría de gloria años después, lo tuvo precisamente con su papá, quien había practicado la disciplina durante toda su vida. En su casa, en un gigantesco patio donde se cultivaba mango y níspero, el señor Ernesto no solo disfrutaba de su hobby, sino que también le enseñó a todos sus hijos, Hanspeter, Helmut, Horst y Helga, la técnica del tiro, apuntando a los tallos de los árboles con rifles de aire y mostrándoles que ese deporte se podía ver como un verdadero estilo de vida.
Con 10 años, Helmut participó en su primer campeonato en un polígono de la Policía Nacional; y allí, compitiendo contra jóvenes que, no solo eran mayores, sino más experimentados, tuvo que sufrir la amargura del último lugar; pero también entendió que para lograr algo en el tiro, tenía que dar todo de sí para mejorar en su fortaleza, no solo física, sino mental. Fue entonces cuando en el Colegio Biffi, donde hizo su primaria y secundaria, exploró, con permiso de su papá, deportes como el tenis de mesa y la natación, disciplinas que lo ayudaron a trabajar en su precisión y también en su fuerza.
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El primer colombiano en ganar una medalla olímpica
Después de haber continuado con las prácticas de tiro en el patio de su casa y también en algunos polígonos de Barranquilla, y de haber participado en otros campeonatos, teniendo mejores resultados, en 1972, con 23 años, Helmut Bellingrodt logró la clasificación a sus primeros Juegos Olímpicos. El barranquillero, quien se había especializado en la modalidad de “Tiro al jabalí”, en la cual se disparaba a una distancia de 50 metros a un blanco móvil en forma de jabalí, arribó a las justas con muchas expectativas; pero desconocido por los expertos en el mundo del tiro. Aun así, en los tres días de competencia sorprendió con sus marcas y, finalmente, logró una hazaña nunca antes alcanzada por un cafetero.
Con su último disparo, en el polígono de Múnich se escuchó al mismísimo Édgar Perea gritar a todo pulmón “¡Viva Colombia, tenemos medalla!” y, en ese momento, el tirador, que no se había concentrado en los marcadores, se dio cuenta que se había convertido en el primer colombiano en ganar una medalla olímpica. Fue la presea plateada la que se colgó, después de haber obtenido 565 puntos sobre 600, solo por debajo de soviético Yakov Zhelezniak. Con ese resultado, la bandera tricolor ondeó por primera vez en un podio olímpico desde su debut en los Juegos Olímpicos de 1932, hecho que rompió los anales de la historia deportiva del país.
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El campeonato mundial y la otra medalla olímpica
Tras lograr la hazaña, Helmut Bellingrodt decidió alejarse por un momento del tiro, terminando sus estudios de arquitectura en la Universidad Autónoma del Caribe y trabajando después para la Superintendencia Bancaria de Bogotá. Aun así, fue tal el talento que demostró en su deporte, que hasta la Federación Alemana de Tiro quiso ficharlo para que compitiera por el país europeo; pero según sus palabras “nunca se me había pasado por la cabeza disparar por otro país que no fuera Colombia”. Así fue como llegó el Campeonato Mundial de Tiro en Suiza en 1974 y, ya reconocido en el mundo de la puntería, logró ser campeón mundial por encima de la gran potencia soviética.
Pero las hazañas de Helmut no finalizaron ahí, y 10 años después de conquistar el mundial, volvió a ponerse la camiseta amarilla, azul y roja para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1984. Y allí, como si haber sido el primer colombiano en ganar una medalla olímpica hubiese sido poco, volvió a ponerse una presea en el pecho, siendo el único deportista del país en lograr dos medallas en dos ediciones distintas. Ese fue el retiro del veterano tirador, quien después de eso se dedicó a promover la práctica del tiro en Colombia, obteniendo algunos cargos dirigenciales en la Federación Colombiana de Tiro Deportivo y en el Comité Olímpico Colombiano.
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