En Boyacá parece que se gobierna a través de las redes sociales, aunque paradójicamente la mayor parte de la población sea rural y no tenga acceso a este tipo de tecnologías. Vemos cada día cómo quieren ‘embobar’ a la gente con estas imágenes que si usted las observa desprevenidamente y no pasea la realidad del departamento, cree que las cosas van bien y mejorando, pero en la realidad esa no es la sensación que se vive.
Y, ¿qué es lo que percibe la gente del común? Que esto no avanzó, que fueron muchas las expectativas que dejó una campaña ambiciosa en todo sentido y que nunca pasó de ser publicidad con mensajes bonitos.
Pero además, muchas personas sienten que esto nunca dejó de tener el ambiente de campaña y que los odios y los sectores se han aferrado a sus ideas y nunca se pudo empalmar el tema de Gobernación, en la cual los nuevos dueños de casa debían aceptar que con la diferencia se podía seguir construyendo y que se entiende que cuando se gana se quiere ayudar a quienes fueron parte de ese triunfo, pero ¿por qué perseguir o acorralar a quienes no gustan de sus ideas?, ¿en qué momento esto se convirtió en una inquisición cristiana?
¿En qué momento hablando de religión nuestras tradiciones cambiaron?, ¿en qué momento hasta el protocolo se rompió por odios y pasiones de todo tipo?
Y es que eso tenemos ahora un departamento dividido, lleno de odios y pasiones, cada uno caminando por su lado. Es un gobierno departamental cerrado a todas las posibilidades de colaboración de cualquiera que no sea su amigo o esté en sus afectos. Nos queda un departamento sin crecimiento, sin gestión, sin desarrollo y con unos niveles de pobreza cada vez más altos.
