En Colombia, existe una dolorosa realidad que no podemos ignorar: la desigualdad que enfrentan los niños indígenas. Mientras celebramos los recientes rescates de niños indígenas en la selva, no podemos permitir que se olvide la tragedia que se vive en La Guajira. Allí, cientos de niños sufren de desnutrición crónica y severa, en una región que, paradójicamente, es una de las que más aporta a las arcas nacionales en términos de regalías e impuestos. En este artículo, alzamos nuestra voz para exigir al presidente de la República, Gustavo Petro, que actúe de manera contundente y ponga fin a esta injusticia.
El reciente rescate de los cuatro niños indígenas en la selva del Yarí nos dejó una chispa de esperanza en medio de la oscuridad. Admiramos el tesón y la valentía de los rescatistas que caminaron miles de kilómetros, sin perder la esperanza, para encontrar a estos menores. Sin embargo, no podemos permitir que este logro nos haga olvidar la grave situación que enfrentan los niños indígenas en otras partes del país.
En La Guajira, la desnutrición y la sed se han convertido en compañeros ineludibles para cientos de niños indígenas wayu. Estas son las mismas tierras que generan importantes ingresos para el país a través de sus regalías e impuestos. ¿Cómo es posible que, en medio de esta riqueza, los niños estén muriendo de hambre y sed? Los datos son escalofriantes: en 2022, se diagnosticaron 426 casos de desnutrición crónica en la primera infancia; para el mismo período de este año, las cifras han aumentado a 495 casos. Esta es una crisis humanitaria que clama por justicia y acción inmediata.
Hoy, levantamos nuestras voces con indignación y exigimos al presidente de la República, Gustavo Petro, que ponga fin a esta tragedia. No es suficiente que La Guajira sea una fuente de ingresos para el país; se necesita una retribución adecuada para garantizar la vida y el bienestar de los niños indígenas. Es inaceptable que mientras celebramos rescates en la selva, los niños indígenas en La Guajira sigan muriendo de hambre y sed.
La riqueza del subsuelo de La Guajira debe traducirse en inversión social real y efectiva. Exigimos que se destinen los recursos necesarios para proporcionar alimentos, agua potable y atención médica a los niños indígenas. No podemos permitir que la desigualdad y la negligencia persistan en esta región que tanto aporta a la nación.
La desigualdad que enfrentan los niños indígenas en Colombia no puede ser ignorada ni tolerada. Mientras celebramos los rescates heroicos en la selva, debemos recordar la tragedia que se vive en La Guajira. Exigimos al presidente Gustavo Petro que tome medidas inmediatas y contundentes para salvar a los niños indígenas de la desnutrición y la sed. La Guajira necesita una retribución justa y una inversión real en su desarrollo humano. No podemos permitir que esta injusticia perdure. Es hora de actuar y garantizar un futuro digno para todos los niños indígenas de Colombia.