Si Winston Churchill ganó en 1953, el Premio Nobel de Literatura por sus discursos y artículos (´y por su brillante oratoria,en defensa de los valores humanos'. no por obra específica), Garzón merecería algo similar, por su enorme gracia y humor reflexivo de gran profundidad que desnudó la verdad de un país y destapó descarnadamente a la clase política. Por su defensa de los derechos sociales, se convirtió en verdadero transformador de sociedades y en una especie de conciencia del país.
Nada que envidiar a otros literatos divertidos como el autor de El principito Antoine Saint-Exupéry. Su obra cumbre es una fantasía literaria que muestra aquel niño que abandonó su minúsculo planeta en el que deshollinaba volcanes y cuidaba de su rosa y que se encontró en el desierto del Sahara con un misterioso aviador que había caído del cielo. El cautivador hechizo de su leyenda pervive e inunda todo lo que rodea al universo del autor de una diminuta joya de la literatura universal. Quizá porque "sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos", como le decía el zorro al principito.
Jaime Garzón, con éxito pudo interpretar a la gente y hacer conexiones con tanta facilidad como Sain-Exupéry lo hizo con los niños. Para entenderlo mejor, repasemos algunas frases de El Principito traducidas en su propio estilo (Garzonesco):
Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del humor.
Amar no es mirarse el uno al otro; es reír juntos en la misma dirección.
Al primer amor se le quiere seriamente, a los otros ya se les quiere con confianza.
El mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre sabio que hace sonreír.
Sólo se ve bien con el corazón; lo esencial es invisible a los políticos.
El humor es lo único que crece cuando se reparte. Y contagia de risa.
Uno es para siempre responsable de lo que domestica. Pero más aun es el propio responsable de dejarse domesticar por los politiqueros de turno.
Solo se conocen bien las cosas que divierten y hacen reír.
Es tan misterioso el país de lágrimas y escasez de risa, de falta de humor.
Lo feo de la política es que por cualquier lado hay un hueco de corrupción.
El dinero no da la felicidad, pero el humor da una sensación tan parecida que nos aleja de infortunios y tristezas.
Todas las personas mayores fueron al principio niños, solo que perdieron las ganas de reír con locura y mofarse de si mismos.
Duermo para olvidar que soy un bufón en esta comedia de sociedad.
El fracaso fortifica a los fuertes. El humor hace felices a los débiles.
Haz de tu vida una comedia y de tu comedia un sueño, y de tu sueño una realidad. Solo así sonreirás.
Ser irreverente de nacimiento es una enfermedad incurable que puede llevar a la muerte.
Bonus: 'Hay que rodear al Presidente... para que no se escape'. (Proceso 8.000).
Jaime Garzón se ha inmortalizado. Como Antoine de Saint-Exupéry para muchos niños, la mayoría de colombianos no hemos aceptado su desaparición, creemos que aun anda por allí como Heriberto de la Calle sin caja de dientes y con caja de embolar, haciendo de las suyas. Pero especialmente como una piedra en el zapato de tantos políticos y poderosos. Los mismos que estarán hoy muy cómodos con su ausencia