“El fin de la educación no es hacer al hombre rudo, por el desdén o el acomodo imposible al país en que ha de vivir, sino prepararlo para vivir bueno y útil en él” — José Martí.
Nadie puede ignorar que el desarrollo de una sociedad democrática está íntimamente ligado a la formación axiológica de los actores que la constituyen. Dicha formación comienza en casa pero se fortalece y se arraiga en la escuela. Por tal razón, la escuela siempre ha desempeñado ese papel, pero al parecer en estos tiempos modernos y si se quiere posmodernos ha ido opacándose por una multiplicidad de factores sociales, culturales, artísticos, entre otros, que afectan directamente la calidad de vida y el progreso humanístico.
La crisis de los valores que vemos en la actualidad debe ser el mayor problema y tema de debate en las escuelas. Reflexionar sobre el comportamiento humano en esta época convulsionada por todo tipo de problemas sociales podría resultar la justificación para una reforma educativa en aras a ponerle acento al desarrollo cívico del ser. Además, sirve para darle importancia al aprendizaje basado en competencias.
Julián de Zubiría Samper en su libro ¿Cómo diseñar un currículo por competencias? define tres puntos vitales: saber, saber hacer, y ser y convivir. Aunque surge una gran problemática con esta postura, la cual radica en que las escuelas ponen mayor énfasis en el saber y abandonan la parte del ser y convivir fuertemente necesitada en la sociedad. No es fácil educar en valores, formar personas, desarrollar la competencia del ser o convivir porque para este fin se requiere valor para educar, compromiso pedagógico y sobre todo educar con el ejemplo.
En las instituciones educativas hay una problemática que afecta la formación axiológica de los estudiantes, la cual es la poca importancia y poca seriedad con la que se está desarrollando la asignatura de ética y valores. En la mayoría de los casos la asignatura la desarrolla el director de grado vista como electiva o materia de “relleno”. Aun cuando la ley general de la educación (Ley 115 de 1994) en su artículo 23 sobre las áreas obligatorias y fundamentales dicta que las áreas deben comprender el 80% del plan de estudio. Dentro de estas áreas está en el punto 4. La educación ética y en valores humanos.
Esta razón está afectando directamente a la sociedad, no en vano, encontramos grandes médicos, excelentes abogados, famosos ingenieros pero con una educación humana débil, con pocos valores como la honestidad, el respeto, la solidaridad, el perdón y el amor. “Hay muchas lumbreras pero pocos seres humanos”.