Paul Schrader, el prestigioso guionista de Taxi Driver y director de American Gigoló sorprendió al mundo del cine al elegir a James Deen, el actor porno del momento, para que protagonizara junto a la díscola Lindsay Lohan, The Canyons, su última película. Las razones que dio el escritor de Toro salvaje para escoger a Deen fue, entre otras cosas, la mirada angelical que tiene este extraño semental. “Si uno se fija podría creer que James es un tipo común y corriente, de esos muchachos que fueron compañeros de uno en la universidad”. Su aspecto no revela ningún tipo de perversidad, no tiene tatuajes ni músculos prominentes, rasgos típicos dentro de los actores que participan en esta industria, pero su difícil ternura en las escenas más calientes lo han convertido en la estrella porno preferida de las mujeres en el mundo.
The Canyons ha generado un rechazo unánime por parte de la crítica pero esto no ha sido óbice para que David Lynch haya pensado en él para que participe en su próximo proyecto cinematográfico. Ya hay rumores de que Deen, a partir del 2014, dejará la industria del primerísimo primer plano para hacer películas convencionales. Su caso está lejos de ser único, vale la pena recordar que estrellas consagradas como Cameron Diaz, Jackie Chan y Stallone hicieron al menos una de porno antes de forjar sus brillantes carreras.
El de James Deen entrando al mainstream no es un caso aislado. El porno, hay que decirlo, está siendo aceptado cada vez más y gracias a Internet ha dejado de ser un fenómeno aislado, típico de freaks escondidos en la oscuridad de un teatro de mala muerte, para ser parte de nuestra cotidianidad. Hasta el presidente Obama reconoció que veía porno al seguir en Twitter a seis de las starlets más importantes del momento, entre ellas a la exótica Asa Akira quien se caracteriza por la rudeza y violencia con la que le gusta ser sometida. Eso sí no hay ninguna negra entre las seis divas escogidas por Barack. Cuentan que en la intimidad Michelle ha empezado a llevar una peluca rubia.
En la pasada feria del libro de Guadalajara, el lanzamiento de la novela La sociedad Juliette escrita por la exactriz porno Sasha Grey, acaparó el interés de la prensa que se había asentado allí dizque a entrevistar a Vargas Llosa y terminó fue aclamando a la protagonista de la saga Anal Cavity. Al parecer el libro de la starlet es de esos que se leen con una sola mano por el erotismo descarnado que destilan sus páginas. Sasha Grey comentó que trabaja ya en un segundo libro con la misma protagonista y que posiblemente habrá un tercero. De pronto hasta le haga competencia a eso de las sombras de Gray. Igual no se necesita demasiado talento para hacerlo.
En el pasado otras estrellas porno han tenido participación no solo como escritores o actores sino como políticos. Recuerden a Ilona Staller, la popular Cicciolina quien fuera elegida por más de 20.000 votos como parlamentaria en 1987, cargo que ostentó hasta 1992, lo que no le impediría grabar en ese lapso de tiempo más de quince películas triple X. Ha intentado ofrecer sus artes amatorias para contribuir a la paz mundial como cuando le propuso a Sadam Husein, en 1990, una semana entera de placer con tal de que el tirano ordenara retirar sus tropas de Kuwait. Cuentan en Bagdad que Sadam, gran admirador de la actriz húngara, se lo pensó un rato pero al final eligió seguir retando a Estados Unidos porque la guerra, qué duda cabe, produce más adrenalina que el sexo.
Nosotros lo más parecido a una estrella porno que hemos tenido es a Faustino Asprilla, quien desde que esa tarde infausta en el amistoso contra Chile en 1993, quedaran expuestos sus inocultables atributos se transformó inmediatamente en nuestro Nacho Vidal. Su tórrido romance con Petra Schanbach alimentó todavía más la imagen de semental que tenía el Tino. Hace poco el sueño de muchas colombianas estuvo a punto de hacerse realidad cuando una productora caleña le ofreció 20 millones de pesos para salir en una película porno. Lamentablemente Fausto rechazó la propuesta.
El porno ahora está más vivo que nunca y ni siquiera el presidente de Los Estados Unidos puede escapar a sus encantos. Ya no hay quien diga que su consumo extremo puede causar aneurismas o volverlo a uno violador; a lo sumo, lo único que puede causar es hastío pero en dosis responsables puede salvar hasta el más frío de los matrimonios. Habría que preguntarle a Michelle Obama qué tan terapéutico puede ser.