Con un sinsabor particular, el 11 de abril de 2019 los colombianos recibimos la noticia sobre la declaratoria de nulidad de la elección del senador Antanas Mockus por parte de la Sección Quinta del Consejo de Estado, quien en sus últimos días como padre de la patria se había esmerado por unir lazos de fraternidad entre los juicios disímiles presentes en el epicentro de la democracia.
El profe Mockus, para muchos, representó en el 2010 la posibilidad de cambio a través de la ola verde, motivados en su forma particular de hacer política y sobretodo en la esperanza que traía consigo un gobierno alternativo. Sin embargo, esa expectativa fue perdiendo luz poco a poco con la coalición armada en ese entonces por el presidente electo Juan Manuel Santos, quien aseguró su elección gracias a la popularidad deprecada por el establecimiento reaccionario que representaba la política de seguridad democrática originada en el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez.
Pasado el episodio electoral de ese entonces, el profe Mockus se vio en una actitud conciliadora propia de su lema "la vida es sagrada", aceptando su derrota y teniendo la gallardía de aceptar que su contendor había sido elegido para representar a los colombianos en el solio patriótico.
Luego de ese debate y teniendo una posición temporal distanciada de la política, se pudo apreciar que apareció nuevamente en la arena pública, pero esta vez, en lo que parecería una quimera, apoyando a su contendor Juan Manuel Santos, en una misión y empresa anhelada desde el inicio de la vida republicana, es decir, un proceso de paz que garantizara un escenario de tranquilidad y consolidación de una nueva ciudadanía. Llevándolo a ejecutar a través de Corpovisionarios planes encaminados a cumplir con su leyenda "la vida es sagrada"
Gracias a sus planes, proyectos y visiones, el profe Mockus adquirió un statu quo, muy envidiable para cualquier político, en donde goza de una credibilidad incomparable. Para la muestra están los más 500 mil votos obtenidos en la elección del 2018 al Senado. No obstante, para el prócer alternativo este episodio significaría el inicio del fin de su vida política para este período, puesto que gracias a la celebración de convenios con entidades públicas hoy se ve en la obligación de abandonar el Congreso de la República, toda vez que incurrió en una inhabilidad contenida en el numeral 3 del artículo 179 de la Constitución Política y reforzada por el numeral 5 del artículo 275 del CPACA (Ley 1437 de 2011).
Tal vez las directivas del partido verde en un afán de superar el umbral y entrar en el juego de la cifra repartidora vieron en el candidato una jugada estratégica para alcanzar representación en el senado. Tal vez el profe Mockus actuó con inocencia o tal vez afanado por estar en la arena política confió en que sus adversarios no se darían cuenta del pequeño detalle inhabilitante. Sin embargo, no es menos cierto que como se mencionó en el inicio este célebre político alternativo fue candidato a la Presidencia de la República, por lo que se esperaría que tuviera un conocimiento amplio de la normatividad patria, por ende resulta poco creíble que alguien con talla de estadista omitiera algo tan elemental.
Lo que acontece hoy invita a reflexionar si realmente valió la pena el sacrificio que implicó una campaña para el profe —atendiendo su estado actual de salud— con el propósito de beneficiar solamente al partido verde.
Indudablemente la inhabilidad que estableció la Sección Quinta del Consejo de Estado, a través del expediente 11001-03-28-000-2018-00080-00 (acumulado) C.P. Alberto Yepes Barreiro, estuvo fundada en la legalidad, toda vez que el senador al momento de la elección se desempeñaba como representante legal de Corpovisionarios y a través de una estrategia delegataría intentó desligarse de una situación adversa para su futuro político. No obstante, el profe no contó que la figura jurídica utilizada no lo blindaría de posibles demandas y constituiría un arma de doble filo que hoy lo tiene fuera del congreso.
Finalmente, se hace necesario mencionar que el profe Mockus seguirá siendo un foco de inspiración para los millennials que aprendieron a amar la política gracias a sus formas particulares e innovadoras de llegar a los corazones de los electores. Le damos gracias por darnos la posibilidad de soñar y tratar de cumplir nuestros sueños.