Desde las pasadas elecciones quedó claro cómo es la fiesta de la política en Colombia.
Jamás se supo ni se sabrá con cuántos millones de millones la firma de moda Odebrecht ensució las campañas de Zuluaga y Santos y solo a cuenta gotas cayeron en las garras (?) de la justicia (?) un poco de delincuentes menores.
Y llevamos ocho años con escándalo tras escándalo de trillones de millones de pesos que desaparecen como si estuvieran en las manos del mago y donde la misma Secretaría Privada de Presidencia resulta siendo la directamente involucrada y las garras de la justicia no pasan de ser unas inocentes patitas de conejo.
Las garras de la justicia
no pasan de ser unas inocentes patitas de conejo.
Y ahora nos enteramos (solo nos enteramos del titular, los detalles quedan en casa) que con los dineros que mandan de Noruega, Suecia o Suiza para la tal paz se siguen untando tajadas de pan con mermeladas de todos los sabores y solo me resta afirmar con este corto y triste artículo que jamás de los jamases el país sale adelante con la galopante corrupción que nos corroe y más triste se pone la cosa cuando se oyen a los candidatos presidenciales hablar de todo como eruditos especialistas dejando siempre en segundo lugar (lógico) el cáncer que desangra a Colombia y que se llama corrupción.
Y hablando de…
Y hablando de temas candentes, a la vez que asesinan a líderes sociales todos los días de todas las semanas, aparecen ahora las amenazas contra un dibujante, sarcástico como deben ser los dibujantes y todo ello me recuerda el caso del semanario Charlie Hebdo y los ataques mortales de los extremistas musulmanes y la respuesta que dio el mundo occidental: Je suis Charlie, que solo quiere decir estoy con la libertad de expresión.
Y por ello Je suis Matador
