Estamos a muy poco de la primera de las elecciones de 2018 y el ámbito social y político de la nación no cambia. En estos meses hemos sido testigos de la constante pelea por las vallas, pancartas, agencias de publicidad, cuñas y redes sociales. El reflejo de lo que pasa no es muy alentador.
Finalizando este último periodo, se ha visto cómo muchos senadores y representantes a la Cámara, después de haber tenido un mal manejo, están llegando a hacer lo que sea para no perder su curul y alcanzar un alto número de votantes.
Sin embargo, en esta pelea no solo podemos hablar de los antiguos, sino también de los nuevos, o de esos nuevos partidos, porque ellos en medio de la situación han entrado en este juego sucio de conseguir esa curul en el “sea como sea”, y donde los principios que muchos promulgan, en especial el de acabar con la corrupción, se ha quedado solo en un verso político y una promesa más al viento, como comúnmente pasa en la política colombiana.
Y es por eso que aunque no son todos, al ver que es una mayoría entra de nuevo esa preocupación y mi pregunta es: ¿hasta cuándo Colombia?
No podemos decir que los únicos responsables son los políticos y candidatos. Pues la situación también depende de la decisión de cada uno de los colombianos que puede votar en estas elecciones.
Todas esas protestas, paros, inconformidades y deseos de cambio tienen que ser una realidad; pero al caminar de las calles y al escuchar a la gente se ve que esto no va a cambiar, lo que genera tristeza y preocupación, ya que sino cambia ahora que hay una juventud y una ciudadanía indignada, cuándo va a cambiar.
Pareciera que nunca, porque la gente va a votar por el candidato del líder comunal que le regaló un juguete para su hijo de navidad, aquel que le organizó la fiesta en el barrio del feliz año, el que le hizo la cancha de fútbol, le regaló un dulce o le prometió el cielo; y si nos queremos ir al día de las elecciones el que le hace el desayuno con tamal y chocolate ese día, o el almuerzo , el refrigerio y el peor de todos los canceres que hay que es el billete de 50 mil pesos o 50 dólares porque no sabemos si ese día van a salir las caletas a la luz después de un proceso de paz que en la implementación ha tenido muchas fallas.
Es por eso que le escribo a cada ciudadano colombiano que prometió su voto por cualquier razón, sin conocer los verdaderos fines y los objetivos finales de cada representante o líder que lo único que quiere es poder a costa del pueblo. Les pido que voten por sus ideas, por sus sueños, por su salud, por la educación suya y de las futuras generaciones, por su economía, su trabajo y lo mas importante su familia y su descendencia; ni nosotros ni nuestros hijos aguantamos un Saludcoop más, una reforma tributaria con impuestos en contra de los pobres para recaudar más dinero que se gasta en corrupción, ni un plebiscito olvidado y ni un proceso de paz con muchos indultos y poca justicia y verdad.
Tenemos la oportunidad de cambiar este 11 de marzo. Así que en que el momento que elija e ingrese su voto a la urna, espero que haya tomado la mejor elección y que no lea las noticias el 12 de marzo y se dé cuenta que nada cambio y que usted hizo parte de eso. Porque en este país los paros y manifestaciones solo sirven para llenar calles, pues los políticos no escuchan al pueblo, a menos que de que estén en campaña.
Colombianos votemos con coherencia y claridad, por el que los va a representar y no por el que nos vaya a quitar nuestros derechos. Llegó el momento de cambiar y levantar nuestra nación.
Dios bendiga a Colombia.