Hasta aquí llegué... Gracias Selección Colombia

Hasta aquí llegué... Gracias Selección Colombia

"Ni el VAR me hará desistir de mi decisión de ya no seguir un Mundial lleno de tanta mermelada arbitraria"

Por: CAMILO ANDRES ALDAS BERNAL
julio 04, 2018
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Hasta aquí llegué... Gracias Selección Colombia
Foto: Twitter @FCFSeleccionCol

En el 2014, luego de que la selección Colombia volvía (y con todos los fierros) a un Mundial luego de 16 años, las expectativas estaban muy altas por la potencia de equipo que en esa época teníamos.

Disfruté y sentí alegría por esos tres partidos que se jugaron en el grupo, y luego ni qué decir de cuando James realizó severo golazo ante Uruguay, y ese final del partido en donde históricamente se había hecho algo que nunca en la historia del fútbol colombiano había ocurrido.

Sin embargo, llegó el momento de enfrentarse a la selección que estaba predeterminada a ser la campeona por el hecho de tener tantas copas y además ser la sede de este mundial. Brasil iba con las garras afiladas a no dejarse ganar por una selección que exponencialmente iba creciendo con cada partido que se le presentaba, así que todo estaba dicho (o por lo menos eso yo pensaba): que gane la mejor.

No obstante, en el transcurso del partido todo se iba opacando para la selección Colombia, ya no eran dos equipos disputando un partido en cuartos de final, sino era un circo en donde el árbitro se hacía cargo de las jugadas, tanto a favor de Brasil como en contra de Colombia. La injusticia la observaban más de 40 millones de personas.

Mi sentido crítico comenzó a trabajar y concluía: “Es Brasil, y aunque no está jugando bien, es la que deben colocar como campeona del mundo. Aquí no hay jogo bonito, ni dos equipos jugando un partido, hay además de eso, una mano oscura que hará que Brasil gane sea como sea”.

Y así fue, Colombia ante tanta injusticia por el arbitraje comenzó a bajar sus ánimos. Ese 100% con el que entraron a la cancha comenzó a disminuir, cosa que psicológicamente es normal en los seres humanos, más con tanta injusticia. Aun así le metieron toda, así los nervios ya estaban dando su consecuencia en la mayoría jugadores colombianos.

Finalizó el partido y Colombia lloró, sentía impotencia a lo que veía y hasta la rabia nos invadió. El árbitro hizo todo lo posible para desestabilizar psicológicamente a la selección y lo logró. El objetivo era que Brasil pasara a semifinales para continuar su camino hacia la Copa del Mundo que estaba lista para ser recibida por el anfitrión.

En ese momento, en medio de la tristeza y la rabia, me puse a analizar (y mucha gente lo hizo, las redes sociales se encargaron de difundirlas): “la mano negra existe en un certamen como este, se había visto muchas veces en la historia de los mundiales, pero no esperaba a que Colombia fuera una de las víctimas de una Federación Internacional de Fraude Asociado”.

Con ese pensamiento, luego del partido, lo más lógico eran dos opciones: dejar de ver este certamen y ser indiferente a lo relacionado con el fútbol, o la otra, ser consciente de lo que estaba pasando y ver un partido de fútbol como ver una lucha en la WWE. Decidí lo primero. No pensaba en seguir alcahueteando un Mundial con mano negra por debajo de la mesa para favorecer a algunos equipos.

Sin embargo, llegó aquel partido inolvidable entre Brasil y Alemania. Era mi última esperanza de que esta mano negra en los mundiales no fuera tan obvia, y sí, Alemania hizo volver nuevamente la esperanza a las personas que pensábamos que el Mundial era un total fraude. Un 7 – 1 que quedó en la historia hizo devolver mi esperanza a seguir viendo los mundiales.

Ya en la final, esperaba que Alemania ganara la copa, porque si Brasil no fue el campeón por lo menos un equipo latinoamericano lo sería. Ahí estaba Argentina, con su juego aburrido pero efectivo. No obstante, Alemania puso la cereza sobre el pastel ganando este Mundial y así nuevamente despertando mi interés por este evento deportivo en su totalidad.

Las eliminatorias las viví con toda la emoción como buen colombiano, sobre todo ese partido final ante Perú, en el cual se decidió hacer un acuerdo para que Perú pudiera ir a repechaje y Colombia clasificar directamente.

Para tener un poquito más de fe, comenzó en la era de los mundiales una nueva tecnología al servicio de la justicia: el VAR. Con más confianza los partidos serían degustados.

Llegó el momento de decidir con qué otros equipos íbamos a disputar en grupos, ustedes ya conocen la historia.

El partido en octavos, ante Inglaterra, era uno de esos en donde se podía marcar un antes y después en la historia de estos dos equipos. Nunca le hemos ganado a Inglaterra y si acaso, habíamos empatado. Partidos inolvidables como el gol de Andrés Escobar o el escorpión de Higuita en Wembley eran momentos icónicos en donde se sacaba lo mejor de Colombia, sin ganarle a este equipo.

Comenzó el partido de octavos, 3 de julio a la 1:00 de la tarde, y gradualmente comenzó a verse la balanza inclinarse a favor de Inglaterra, no por su buen juego, sino porque había un doceavo integrante de esta selección vestido de negro y de nacionalidad norteamericana.

Nuevamente, el recuerdo ante Brasil hace cuatro años volvió a mi memoria, recordando que el árbitro de ese partido era un español, que anularon un gol de Mario Alberto Yepes, que las faltas se las pitaban a Colombia con amarillas incluidas sin ser justamente válidas, que Brasil recibía uno que otro pitazo que no repercutía en el juego y hacía que esta balanza inclinada no fuera tan obvia… todo eso llegó, tal vez, no solo a mi mente, sino a la de muchos que observamos este partido.

Ahora era hora de encontrar la razón por la cual nos querían robar el encuentro. En el 2014 era porque jugamos con el anfitrión. No sé por qué en el 2018 nos querían hacer el daño.

Finalmente, quiero dar mi conclusión: ni el VAR me hará desistir de mi decisión de ya no seguir un Mundial lleno de tanta mermelada arbitraria. Hicieron todo lo posible en salvar en algunos penales inexistentes y fueras de lugar en la fase de grupos, pero ni así. Esto para mí ya tiene su fin, y hasta pensarán que son palabras de ofendido y sin embargo, luego de 22 horas de haberlo pensado, ya no quiero saber más de fútbol ni mundiales. Tuvimos jugadores muy buenos que fueron estafados no solo una, sino más de dos veces. Cabe recordar que en el Mundial de Estados Unidos 94 tuvimos grandes guerreros que no tuvieron la cabeza de pensar bien las cosas y se dejaron engañar por el conformismo y el exceso de confianza. Grave error.

Así que a los mundiales de fútbol gracias por todo o gracias por nada. Personalmente mis liberaciones las hago por medio de escritos como este y al mismo tiempo, dando a conocer, que le daré más importancia a lo que crece en mi jardín, a lo que pueda ocurrir en eliminatorias y mundiales futuros. Ya dejé de ver el fútbol profesional colombiano por esta misma razón, ahora la alcahuetería del fraude deportivo internaciona no lo voy a apoyar.

 

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