Luego de ver la trascendencia del paro nacional, queda en evidencia que los talleres Construyendo País no han sido tan fructíferos como de seguro esperaría el gobierno, muestra de ello es el 70% de desaprobación de los colombianos y la masiva asistencia de personas a las marchas en diferentes ciudades del territorio nacional.
Todo esta situación, a raíz de los desaciertos monumentales del presidente Duque, que terminaron despertando el inconformismo social, que condujo a este paro.
Esto tiene que llevarnos a todos a una reflexión más allá de estar a favor o en contra de las marchas.
Al presidente Iván Duque Márquez por estos días no le va muy bien, ni siquiera con su gabinete e incluso con su partido político (Centro Democrático), lo que me permite inferir la falta de sintonía que tiene el mandatario, hasta el punto que quienes lo rodean no se sienten representados por él, esta es la vil muestra de lo que ocurre con el resto de la población a nivel nacional, pues no se ven ideas claras que permitan atender las distintas demandas de la población colombiana por lo menos en los temas más álgidos.
Es así, como tampoco ha tenido tacto para llevar una mesa de diálogo seria y respetuosa con el comité de paro, todo esto por estar empeñado en que Petro y el Foro de Sao Paulo son quienes incentivan las manifestaciones. Tanta es su insistencia que en distintas oportunidades ha señalado a los mencionados como incendiarios y patrocinadores de los desmanes o vandalismo ocurridos en algunas ciudades de Colombia.
Pero Duque en una serie de errores y rodeado de malos consejeros llegó al punto de citar a los alcaldes salientes y electos para hablar del paro antes de sentarse con los líderes, quienes no sienten que estén siendo atendidos como debiera ser.
Sumado a esto, ya empieza a sentirse las repercusiones de las protestas en los bolsillos de los colombianos y en la economía en general, pues no se puede negar que han sido unos días muy intermitentes en relación a la dinámica comercial.
Por ejemplo, uno de los gremios más afectados sin duda es el hotelero y todo aquello que se relaciona con el turismo. Desde las ciudades principales hasta los municipios, como Puerto Colombia, Atlántico, han sentido los coletazos de las distintas manifestaciones.
Precisamente la semana pasada cuando nos encontrábamos en medio de un debate radial en el informativo Central de Noticias de la emisora Puerto Estéreo, la panelista Nena Botero manifestaba su descontento respecto a las repercusiones económicas en el país y la región, “ya es hora de cesar las marchas porque quienes no estamos de acuerdo con el paro, pero que lo respetamos nos deja como resultado unos bajones importantes y más cuando se trata de estos días en los que el gremio hotelero hace su agosto”, subrayó Botero.
De mi parte, le indiqué que estos alzamientos sociales deben molestarle al resto de la sociedad con el fin de llamar la atención, hasta alcanzar a despertar una solidaridad con los que apoyamos y participamos en esta lucha, porque de alguna u otra manera también marchamos por ellos y por eso continuaremos hasta que el Ejecutivo proponga ideas concretas que nos lleven a una salida que atienda las peticiones del pueblo y no las de un grupo económico en particular.
El punto aquí, es que hay una nueva realidad a la que los gobiernos del mundo y en este caso el nuestro, deben buscar la forma de hacerle una mejor lectura a la ciudadanía para trabajar por nuevas reformas al sistema económico, educativo, pensional, laboral entre otros.
Seguiremos de pie, de manera incesante porque es nuestro deber, trabajar por un mejor país. Mi llamado es a no claudicar y seguir expresándonos de manera pacífica contra unas normas retardatarias que no atienden las necesidades de un pueblo en declive social y económico.