En el ya hostil mundo que son la redes sociales se le agrega ahora un nuevo factor de discordia e indignación. El éxodo masivo de venezolanos a Colombia. Hoy no vengo con la intensión de que todos aceptemos esa idea idílica de "somos hermanos y debemos amarnos", más bien llego con una intensión de refrescar la memoria para que ahí cada quién decida lo que piensa.
Durante finales de los 90 y principios del 2000 Colombia vivió uno de los picos más altos de violencia con motivo del conflicto armado. Masacres, atentados, desplazamientos y combates eran el pan del día a día para millones de Colombia. En ese pandemonio que se convirtió Colombia durante estos años (agudizado por un discurso belicista y securitario) millones de colombianos tuvieron que coger lo poco o nada que la guerra les había dejado e irse. Muchos a países vecinos como Ecuador o Venezuela.
Fue tal la crisis humanitaria que los pronunciamientos no se hicieron esperar, muchos países (en especial los vecinos) le reclamaban a Colombia respuestas serias y contundentes para tratar de controlar dicha crisis que ya iba (y sigue) afectando las economías y sociedades de los países vecinos.
Para no ir tan lejos. En los países ya mencionados se repetían las mismas escenas que veíamos y aún vemos en las calles de Bogotá. Esos cuadros de familias enteras en la calle con carteles que explicaban su origen y el motivo por el que estaban ahí, el desplazamiento puro y duro.
Ahora, aunque esta situación en nuestro país no se ha acabado parecemos olvidarnos de que por años fuimos nosotros, los colombianos, quienes expulsamos a nuestros compatriotas en busca de seguridad y un mejor futuro en otros países. Sin embargo, ahora con un tufo de autoridad moral reclamamos por la llegada de venezolanos que emprenden un éxodo que millones de colombianos han hecho por la violencia en nuestro país.