Encontrar las fisuras de un sistema es una habilidad útil, sobre todo cuando el sistema es corrupto, funge de omnipotente y desecha al individuo, como en una selección natural agresiva y desalmada. La ley de la selva y el lejano oeste, en pleno siglo XXI cuando dormimos arropados por constituciones y declaraciones de derechos humanos para ángeles y querubines.
Los millones de microinversionistas jóvenes que se organizaron a través de la plataforma masiva Reddit, para hackear, con una movida inesperada de organización, los cimientos de la manipulación del mercado accionario que vienen realizando, sin control, los grandes capitales de Wall Street, demostraron que es posible ganarle a los grandes y manipuladores poderes. Dos hechos son destacables; el conocimiento del sistema, la juventud y la capacidad de convocatoria y organización que parece el fundamento mismo de las redes, su impronta generacional.
En Colombia durante las elecciones pasadas a la presidencia se presentaron hechos similares: las llamadas bodegas de Petro, que no eran más que la unión de millones de personas a través de las redes sociales, sin ninguna clase de estructuras administrativas, y en un voluntariado claro e impetuoso, inundaban internet con la publicidad, con los mensajes, con los memes y con los trinos que hacían voltear las tendencias y la generación de opinión, luchando contra los miles de millones de pesos invertidos por políticos permeados por el narcotráfico y la corrupción. No fue suficiente, según los eventos superficiales, fue avasallador en lo profundo de aquella Colombia vieja, miedosa, aferrada a sus maltratadores, engañada, amilanada, humillada. Pueden sacar sus discursos de los tiempos de Vietnam y hablar de comunismo y otros espantajos apocalípticos, pero la verdad es que ya no es el mismo país.
Hay que hackear la democracia, la plutocracia en el caso de Colombia, la organización de los jóvenes debe ser igual de masiva, el aporte de cada uno no puede ser solo en redes sociales y en salir a las plazas a gritar; esto también se gana con fondos, hay que donar, buscar donantes (por lo general los buenos políticos no tienen grandes recursos económicos, normalmente el que invierte mucho es porque lo va a recuperar de alguna forma) convertir a cada persona en un líder, porque van a hacer falta todos aquellos que nos han matado y por los que hay que luchar para que su muerte no sea en vano, hay que vigilar las mesas de votación, ofrecernos como testigos electorales. Hacer activismo desde redes es cómodo y efectivo, pero no es suficiente. Todos los dineros de la corrupción, de los grupos económicos y del narcotráfico, los van a enfilar a la próxima contienda electoral, el país está hambriento y se vende fácil, si Aida Merlano dice que se compraron votos hasta en 200.000 pesos; ahora con la desfavorabilidad que maneja el establecimiento, van a pagar votos a montos elevados, no les duele, es dinero nuestro o proveniente del negocio de las drogas y lo que se juegan es mucho, seguir exprimiendo al ciudadano para acumular riqueza y se juegan su libertad, porque en un país medianamente sano, todos deberían estar pagando sus crímenes en la más triste de las prisiones.
Elegir un congreso y un presidente que nos saque de este atolladero de babas que lleva siglos, hacer historia, preservar la vida, la buena vejez y que el país sea para todos, es posible, hay que creerlo, aunque nademos dentro de ese diluvio desesperanzador que son las noticias diarias.
