Este 16 de octubre el Primer Ministro iraquí Haider al-Abadi anunció oficialmente el inicio de la operación que intenta recuperar Mosul, segunda ciudad de Irak y piedra angular del proyecto del Califato de Abu Bakr Al-Baghdadi. La batalla por Mosul seria hasta ahora la operación militar más ambiciosa y difícil en la campaña que ha emprendido el Gobierno de Irak (ayudado por los EEUU y otros actores) por recuperar los territorios controlados por el Estado Islámico.
Hay varios actores que participan de la operación. En primer lugar se encuentran las Fuerzas de Seguridad de Irak: que son la suma del Ejército, la policía y las Fuerzas Especiales (llamadas, Servicio Contra-Terrorista). Estarían también los kurdos, que han sido una ficha clave en la lucha en contra del Estado Islámico, y por ende los Peshmerga, que son el ejército kurdo en Irak. Asimismo se encuentran milicias de tribus suníes, que se han opuesto tajantemente al ascenso del Estado Islámico en Irak, y las milicias chiíes, que han sido otro actor efectivo para erradicar la influencia del Daesh (nombre en árabe del Estado Islámico) en Irak.
De igual forma, hay otros actores que influencian el conflicto, ya sea por la participación en proxy o por su ayuda constante en busca de intereses propios. Así, por ejemplo, los Estados Unidos, y la coalición que lidera, brindan a la operación un cubrimiento aéreo y logístico en el terreno.
Un actor regional como Turquía participa liderando un grupo de suníes que el mismo Ankara entrenó, y que en conjunto con un número de tropas de su propio ejército, se dispondrá a defender sus intereses nacionales en Irak, como el de no permitirle a los kurdos abrirse paso al territorio de Nínive, provincia que ha estado en disputa entre el gobierno central de Bagdad y la Autoridad de la Región Autónoma Kurda. Erdogan dijo: “estaremos en la operación y estaremos en la mesa”.
La estrategia que utilizarán será la siguiente: las Fuerzas de Seguridad de Irak se encargará de subir desde el sur de la ciudad (iniciando por la base aérea de Qayyarah) y el noroccidente (desde la represa de Mosul). Los kurdos tienen en sus manos el noroeste. Mientras que las milicias suníes y chiíes engrosarán cada parte a conveniencia.
Los Estados Unidos cubren los cielos y se encargan de los bombardeos. Una vez dentro de Mosul, serán las Fuerzas Especiales las que llevarán la batuta de la operación. Finalmente, se dejará un corredor en el occidente en el escenario que los militantes del Estado Islámico decidan dar retirada a Siria.
En cuanto a la duración que puede tener la batalla aún no existe un consenso entre los actores que participan de la operación. Por el momento, el Primer Ministro Al-Abadi se limitó a decir que se tendrá el control de la ciudad para finales de este año. La duración depende, también, de la resistencia que Daesh ponga a la operación. Durante los más de dos años que ha controlado Mosul, el Estado Islámico ha fortificado la defensa de la ciudad ante cualquier intento de ataque: se ha hecho con el control del armamento que solía ser del ejército iraquí (que es tecnología de punta de procedencia americana); ha construido muros de concreto y túneles; y ha plantado minas y otro tipo de trampas en el suelo.
Por otra parte, se teme por las repercusiones que pueda tener la operación militar, principalmente el destino de los civiles, incluso cuando el gobierno iraquí advirtió de la operación a través de panfletos que fueron arrojados desde el cielo. Al día de hoy viven 1.5 millones de personas en Mosul, y se espera que de estas por lo menos un millón se conviertan en desplazados (que se sumarían a los ya 3 millones que ha producido el conflicto). La ONU ha llamado a esta predicción como la “crisis humanitaria más grande y compleja del mundo”.
El Estado Islámico ha estado perdiendo terreno desde el inicio de la coalición internacional, la intervención de Rusia y Turquía, y el fortalecimiento de los kurdos. El 17 de octubre, a la par que se anunciaba el lanzamiento de la operación para recuperar Mosul, los rebeldes al régimen de Al-Assad, en Siria, apoyados por Turquía, tomaron el control de la ciudad de Dabiq, en el noroccidente del país. La toma de Dabiq se suma a otras pérdidas territoriales del Daesh. En Irak, por ejemplo, en los últimos dos años han sido desmembrados de Ramadi, Tikrit y Faluya.
Se contempla más de un escenario para Mosul tras la operación: el primero es la eliminación completa de Daesh en la ciudad; la segunda es la retirada por el corredor que se le dejará al oeste; la tercera es la rendición y la entrega de Mosul; y la más peligrosa es la de morir matando. De igual forma, el impacto de la operación no se quedará al interior de la ciudad, pero trascenderá a otras ciudades iraquíes, las cuales tradicionalmente se han mostrado frágiles a los ataques provenientes del Estado Islámico, como las bombas suicidas en Bagdad. Asimismo, puede que se sienta el revanchismo del Daesh en otros países de la región y del mundo. Los lobos solitarios o las células durmientes han mostrado ser uno de los recursos con los que el Estado Islámico ha propagado su terror satisfactoriamente. Amanecerá y veremos.
Mauricio Alejandro Rios-Molina
Analista del Medio Oriente, Internacionalista