La sociedad del conocimiento ha derivado en múltiples productos de mercado durante las últimas décadas: pregrados, especializaciones, maestrías y doctorados, entre otros, pero también varias formas de cursarlos que van desde la presencialidad hasta modalidades virtuales o semipresenciales. Es así como durante los últimos años ha habido una desbandada de colombianos haciendo doctorados en el exterior, uno de los destinos favoritos ha sido Chile, no solo por la oferta sino porque entre la comunidad académica el “modelo chileno” goza de buen prestigio, y es que así parece indicarlo los buenos resultados en pruebas internacionales como las de Pisa, o porque al decir de muchos que han ido a estudiar a universidad chilenas, la calidad académica de sus maestros no se pone entre dicho, sobre todo porque muchos de ellos han podido formarse en universidades europeas de prestigio, o incluso, son de otras nacionalidades. Lo cierto es que en la actualidad, Colciencias no tiene ningún convenido con universidades chilenas para cursar doctorados. Los convenios al año 2017 estaban distribuidos así: “Estados Unidos 29%, Reino Unido 17%, España 15%, Canadá 6%, Francia, Alemania y Brasil cada uno con un 5%, Países Bajos 4%, Australia 3% y México 1%.”
Entonces, ¿qué llevó a que muchos colombianos viajaran Chile para hacer sus doctorados? La respuesta parece ser de tipo económico, y es que muchos no quieren endeudarse con préstamos como los de Colfuturo o el Icetex y prefieren hacerlo a título personal. Así que, muchos colombianos habrían invertido un promedio de 12.000 dólares por sus programas de doctorado o maestría en universidades chilenas que los ha dejado sin posibilidad de terminar sus estudios. En algunos casos, a pesar de haber terminado sus seminarios y de tener lista su tesis. Y qué pasó, que a la fecha son tres las Universidades cerradas por el Ministerio de Educación Chileno, Mineduc: La Universidad del Mar (2015), La Universidad de Artes y Ciencias Sociales, ARCIS (2018) y la Universidad Iberoamericana (2018). No es que estas universidades hayan sido cerradas intempestivamente, todo lo contrario, han pasado por procesos de penuria económica que las ha llevado a la quiebra por razones diferentes; luego, el Mineduc ha nombrado administradores de cierre y liquidadores; y, finalmente, le han dado sepultura a estos proyectos educativos. Claro, en su defensa, Mineduc dice que responderá por los estudiantes reubicándolos a través de convenios con otros planteles como la Universidad Católica del Maule, pero no dice que no responderá ni por la totalidad de los estudiantes de sus pregrados, y menos, por los estudiantes de posgrado (maestrías y doctorados), entre ellos más de 100 colombianos que creyeron en las bondades de la educación chilena, y que no tienen ningún convenio internacional que los respalde.
Un comunicado emitido por los estudiantes de base y la Federarcis:
“Se nos ha presentado el borrador del Convenio de colaboración académica-administrativa entre Arcis, UCM (Universidad Católica del Maule) y Ministerio de educación para garantizar la continuidad de estudios de los estudiantes de Arcis, tanto este documento como el mismo convenio, que contra nuestra voluntad se está gestando desde el Ministerio con complicidad del Administrador de Cierre, sepulturero de nuestra Universidad, representan una solución insuficiente y mediocre, pues no considera a estudiantes egresados en proceso de titulación (mayoría del estudiantado de pregrado) así como a los estudiantes de postgrado. Serían más de 1000 estudiantes sin solución” (29 de junio de 2018).
En este mimo comunicado, los estudiantes y Federarcis expresan su preocupación ante la forma “ilegítima” con la que el Mineduc pretendería negociar y legitimar los convenios con una estudiante autoproclamada “representante de los estudiantes” Sandra Beltrani, pero que en la realidad solo respaldan unos 40 estudiantes frente a más de 1000 que expresan su inconformidad y argumentos diferentes, y más de 400 estudiantes de posgrado que en meses anteriores optaron por terminar sus estudios con sus maestros de la casa ARCIS, pero que hoy nadie quiere suscribir en ningún convenio, a los que no se les asigna recurso para terminar sus estudios ni presentar sus exámenes de suficiencia o sus tesis doctorales. Esto dijeron los estudiantes:
“En conjunto con lo anterior hacemos un llamado al CONFECH a que de una vez por todas tomen posición con respecto a este conflicto, que es un ataque ideológico hacia las demandas históricas del movimiento estudiantil, confiamos en que las nuevas direcciones sabrán tomar la decisión correcta con respecto al convenio con la UCM como a la insistente presencia de la exvocera Sandra Beltrami en las mesas de negociación con la Divesup; así mismo y con mayor fuerza hacemos un llamado a toda la comunidad a manifestarse en pro de la dignidad en el cierre de Arcis, a exestudiantes, académicos y aquellos que estamos siendo afectados con este convenio, los más de 1000 estudiantes sin solución”.
Así las cosas, de no concretarse una negociación que permita terminar a estudiantes de base y posgrados sus estudios bajo los criterios de la casa de estudios ARCIS, para no más de 400 estudiantes latinoamericanos, entre ellos unos 100 colombianos se habría cumplido el adagio tristemente célebre del “paquete chileno” es decir, un “engaño”, y es muy lamentable que el cierre de estas casas de estudio termine por lesionar el buen nombre de la educación en Chile y la buena honra de su gobierno para proteger a los estudiantes que confiaron en sus procesos de Acreditación y vigilancia como Estado garante de derechos y de una educación de alta calidad.
