Hay un dicho que dice "la diplomacia es el arte de ganar tiempo" y al parecer eso lo han aprendido muy bien los diplomáticos colombianos, pero para aplicarlo con sus connacionales varados en el extranjero. Quiero comentar aquí el caso específico de colombianos en Cuba, quienes llegaron a la isla a realizar estudios y al culminarlos solicitaron vuelo humanitario ante el consulado siguiendo todos los trámites, pero hasta el momento no han encontrado más que dilaciones y agradables condolencias por la situación... ninguna solución real, pues el consulado de Colombia en ese país espera que el consulado de Cuba en Colombia logre un vuelo para repatriar cubanos, que en su retorno pueda llevarse a quienes están en La Habana.
Hasta el momento cinco han sido los intentos que han generado expectativa y angustia, el primero fue el 10 de julio, después el 20 del mismo mes, luego el 3 y 8 de agosto, y finalmente el 14 de agosto. Estos tres últimos a cargo de una empresa, de cuya gestión si se habla mal puede tomarse como un elogio. Sin embargo, el que colmó la paciencia e hizo visible la idea de que la diplomacia es ganar tiempo sin hacerlo evidente fue el quinto intento, porque ante las notas de queja enviadas por correo, las llamadas insistentes y las visitas a la embajada que anunciaban la denuncia pública, junto con las tutelas por llegar, el consulado emitió un comunicado el 10 de agosto, donde informa que se gestiona un vuelo humanitario para el 14, sin que en dicho comunicado se diga que es exclusivo para recoger a los colombianos, pero con mensajes extraoficiales; en reuniones y llamadas que daban la idea de ser así.
La sorpresa es que el día 12 se anuncia por correo que ese vuelo se cancela porque el gobierno de Cuba ha emitido un comunicado donde anuncia que no permite el ingreso de personas que tengan como destino su país, eso para evitar rebrotes de la enfermedad. Sin embargo, en ninguna parte del comunicado se dice que no permitirá la realización de vuelos humanitarios para la salida de extranjeros de la isla, lo cual corroboró Migración Cuba, dando a conocer que salieron sudafricanos, ecuatorianos y mexicanos, gracias a la gestión de sus respectivos consulados. Ante lo cual surge la pregunta: ¿no había dicho el cónsul colombiano que ese vuelo era chárter, es decir, que no llevaba a nadie a Cuba, porque era exclusivo para los colombianos?, ¿dónde están las gestiones consulares de Colombia?, ¿por qué les miente a sus connacionales y no les dice que no hay interés alguno en tramitar un vuelo directo, que al fin y al cabo pagarán los pasajeros y no el gobierno colombiano?
Todo esto no sería más que una anécdota si las acciones de esos funcionarios e instituciones no afectaran a la gente que se supone deben atender, pues por su poca seriedad y falta de empeño en hacer posible los vuelos las preocupaciones de quienes esperan regresar a su país van desde el dinero que se gasta a diario hasta las posibilidades de pérdida de trabajo en Colombia, porque por más comprensiva que sea una empresa, no deja de ser empresa. Afortunadamente, quienes aún esperan han contado con la generosa solidaridad del pueblo cubano.
Así es la realidad de la diplomacia o, mejor, de los diplomáticos a quienes acuden los colombianos en el extranjero, quizás no todos sean así, pero casos como estos llevan a pensar que su propósito es ganar tiempo "haciendo como que se hace", mientras los que requieren de la ayuda y la atención deben esperar.
Nota final. El día 26 de agosto, el consulado informó que antes de finalizar el mes se realizará el tan anhelado vuelo. Sin embargo, la credibilidad de la institución representante de Colombia en la isla es muy baja y solo hay fe en que los jueces obliguen a cumplir la palabra y restituyan el derecho a quienes hasta ahora les ha sido negado.
