A pesar de los llamados a la descarbonización hechos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, la verdad es que en los últimos años se han hecho inmensos descubrimientos petroleros. Esta es una de las razones por las cuales, en medio de tensiones geopolíticas, el precio internacional se mantiene estable y el consumo creció en 5% durante 2022, superando su tendencia histórica de crecimiento de 1,3% anual entre 2010 y 2019. Los medios especializados estiman que en 2024 la demanda aumentará en aproximadamente dos millones de barriles diarios.
La Agencia Internacional de Energía, AEI, pronostica que en esta década la producción de petróleo seguirá aumentando y que en 2028 llegará a 5,8 millones de barriles diarios.
Los recientes hallazgos en Guyana permiten prever que en 2028 este país llegará a producir 1,2 millones de barriles diarios. Brasil llegó en 2022 a 2,2 millones de barriles diarios. En su plan estratégico 2023-2027 Petrobras prevé invertir US $ 78.000 millones, de los cuales el 83% se dedicarán a la exploración y la explotación. Argentina llegó a producir más de 700.000 barriles diarios en 2022 y tiende a aumentar con la extracción por medio del fracking. Venezuela está empeñada en multiplicar su producción.
El Reino Unido aprobó recientemente licencias para la explotación de petróleo y gas en el mar del Norte. La compañía estatal de los Emiratos Árabes Unidos, ADNOC, tiene planes de inversión que llegarían a 138.000 millones de euros en los próximos cinco años, con el objetivo de extraer en el 2027 hasta cinco millones de barriles de petróleo al día.
Con datos de 1.600 compañías petrolíferas, se estima que el 96% de ellas siguen adelante con planes de exploración y prospección en los que se han invertido uno 154.000 millones de euros desde el 2021.
En 2023 el gobierno de Estados Unidos aprobó nuevas explotaciones en el Norte de Alaska. Hubo descubrimiento de megayacimientos en el sur de África. Y China descubrió en sus aguas territoriales un yacimiento con reservas de más de 102 millones de toneladas de crudo.
Las millonarias inversiones que se están haciendo en todo el mundo tienen perspectivas de retorno en el mediano y largo plazo. Los inversores no las harían si el mercado petrolero se estuviera marchitando o si la humanidad estuviera abandonando el consumo de esta materia prima.
Si Colombia deja de producir petróleo, alguien lo hará para satisfacer esa demanda. Y si el país no produce el petróleo que consume, tendrá que importarlo
La producción de petróleo crece y se expande porque hay una demanda tambien creciente. Ante esa situación en el mercado internacional, si Colombia deja de producir petróleo, alguien lo hará para satisfacer esa demanda. Y si el país no produce el petróleo que consume, tendrá que importarlo.
La insistencia del presidente Petro en no promover la exploración y explotación de petróleo puede privar a la nación de una fuente indispensable de ingresos, abandonar la meta de lograr una soberanía energética, la cual todos los países persiguen, y limitar las posibilidades de una reindustrialización.
Contrariando la afirmación de que el petróleo es la muerte, el recurso ha sido fundamental en el desarrollo de la civilización y la industria modernas. Sin él no habría ni siquiera el amoniaco que se usa para producir nitrógeno, base de los fertilizantes. Los lubricantes son usados en todas las ramas industriales y los plásticos forman parte esencial de todos los productos de uso cotidiano. El petróleo se utiliza incluso para elaborar productos farmacéuticos, cosméticos y detergentes.
Es muy probable que en algún momento todos esos usos puedan ser sustituidos por otros materiales, pero es un proceso aún en ciernes y que demanda una mayor investigación y desarrollos tecnológicos muy costosos.
La satanización del petróleo ya ha comenzado a producir efectos negativos. Una prueba de ello es la crisis en Ecopetrol.
Según el balance de 2023, en Ecopetrol han caído las ganancias: pasaron de $60,09 billones en 2022 a. $41,64 billones en 2019 con una disminución de $19,0 billones. La utilidad bruta de la empresa se desplomó de $70,01 billones en 2022 a $ 54,9 billones en 2023. Las utilidades por acción también disminuyeron drásticamente en el mismo año, de $812,15 a $423,6.
Las utilidades por exploración y producción cayeron de $44,13 billones a $29,57 billones y las reservas, de 1515 millones de barriles en 2022 a 1471 millones en 2023.
Hay factores internacionales y coyunturales que explican parcialmente estos resultados, pero un comportamiento negativo en casi todos los indicadores en momento en que el mundo las empresas petroleras arrojan grandes ganancias y en que el 82 % de la energía mundial proviene de los combustibles fósiles, indica que no es un buen momento para abandonar esta fuente de ingresos.
