El problema es casi generalizado en nuestra subdesarrollada América Latina. En unos países más que en otros, el problema del crecimiento demográfico desmedido y la consecuente sobrepoblación sigue expandiendo las manchas urbanas y la frontera agrícola en detrimento del medio ambiente, llámense bosques, montañas, ríos, lagos, mares y muchas de las especies animales y vegetales que los habitan, que además estamos sobreexplotando.
Pese a ello, a los gobiernos de turno en los diferentes países de la región les cuesta mucho trabajo impulsar políticas demográficas efectivas que pongan freno a este tipo de problemas. Es como si en un exceso de pudor, temieran hablar abiertamente del tema.
Un gobernante serio debería dirigirse a los habitantes de su respectivo país en una alocución nacional, en radio, televisión y canales digitales, para decirles con franqueza: “Señoras y señores, ya somos muchos en este planeta. Necesitamos el compromiso de todos para que la población no siga creciendo desmesuradamente. ¿Por qué no pensar en tener a lo mucho dos hijos, que es la llamada tasa de reemplazo? Así que señor, sea responsable y precavido y no se venga dentro de su señora. Y señora, no deje que su señor se venga dentro sin método anticonceptivo. Planifiquen bien. Entre menos hijos tengan, mejor educación, salud, alimentación y vestido podrán darles. De qué sirve tener muchos hijos, si los van a tener desatendidos o en la miseria”. Al pan, pan, y al vino, vino.
Esta franqueza haría sonrojar a muchos, pero también la agradecerían. Y no faltarían algunos defensores de las libertades individuales que pondrían el grito en el cielo y saldrían a alegar que todo núcleo familiar es libre de elegir el número de hijos que quiera. Pero por este resquemor de las autoridades es que estamos como estamos: con una sobrepoblación mundial que cada vez presiona más los recursos que la Tierra puede proveernos para nuestro adecuado sustento como humanidad.
Así que señores gobernantes, ya déjense de tapujos e hipocresías en materia demográfica y diríjanse clara, franca y directamente a la ciudadanía para que entre todos tengamos países ambientalmente más sostenibles, y por tanto un mejor planeta. Ya somos demasiados.