Hablando de candidaturas, escribo mi opinión
Opinión

Hablando de candidaturas, escribo mi opinión

No hay proceso ambiental, cultural, de derechos humanos, deportivo, barrial, indígena o de vivienda en el que no se le reconozca su febril actividad

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octubre 18, 2023
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Siento la compulsión a escribir sobre Jaison, un hombre que parece extraído de un cuento. Un personaje que sabe brillar en cualquier campo en que se mueva, dueño, además, de un pasado de fantasía. Ha vivido cuatro décadas y media, que, medidas por su intensidad, sumarían muchas más. Y empiezo por confesarlo, para despejar cualquier idea de que intento manipular, es mi candidato al Concejo de Bogotá en la lista del Pacto Histórico.

No voy a ponderar aquí una inclinación política propia. Más bien lo contrario, es su historia la que me mueve a votar por él, y claro, también a pedir a otros que lo hagan. Tengo mis ideas, que no son un secreto, pero no suelo inmiscuir mis escritos en proselitismos personales. Si lo hago esta vez, es solo por una especie de deber moral. Hay cosas que no se pueden callar, que se necesita compartir, y esta es una de ellas.

Estando en la zona de despeje del Caguán, en los tiempos del fallido proceso de paz, Iván Ríos, entonces cabeza de la Comisión Temática auxiliar de la Mesa de Diálogos, me presentó a un muchacho delgado de ojos muy vivaces, dueño de una habilidad prodigiosa para escribir historias y poemas. Cuando leí sus textos quedé fascinado, eran formidables. Lo curioso era que los sometía a mi juicio, cuando quizás era yo quien debía pedirle la aprobación de los míos.

Lo vi un par de veces, haciendo parte de la guardia del Mono. Y alguna vez oí que se hallaba en el Frente Antonio Nariño, en el Sumapaz. Después supe que estaba preso, alguien lo traicionó y entregó a las autoridades en Bogotá. Nuevamente lo vi pasados catorce años, cuando la Décima Conferencia de FARC, que, convocada para decidir la aprobación del Acuerdo, incluyó delegados de las cárceles del país. Lucía más maduro y grueso, pero igual modesto y sonriente.

Para entonces había escrito varios libros, de los que había publicado cinco. Entregaba subrepticiamente los textos de cuentos y poemas a su madre, y ella se encargaba de todo en adelante. Conseguir el editor, el impresor e incluso distribuirlo. Jaison había fundado en conjunto con la gobernación de Boyacá y la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, la institución educativa Juan XXIII y acompañado la graduación de cinco promociones de internos.

Eso mientras dirigía huelgas de sus compañeros por mejores condiciones de vida. Para castigarlo por ello lo mudaban de prisión, Picota, Cómbita, La Tramacúa, entre otras. No obstante, estudiaba, con una aplicación envidiable. Cuando lo capturaron cursaba filosofía en la Universidad Nacional, así que en prisión decidió inscribirse en la UNAD, hasta conseguir su título en esa materia. Además, se matriculó la licenciatura en Etnoeducación, en la que asimismo obtuvo su grado.

Feliz al enseñar, suma 19 años en la tarea de educar. Obtenida su libertad, se dedicó a trabajar por el mismo beneficio para los firmantes que seguían presos, tras lo cual pasó a dirigir el ETCR de La Fila, en Icononzo, Tolima, en donde, por su trabajo en el partido político que nació del Acuerdo de Paz, muy pronto fue reconocido como líder y elegido a esa dirección departamental. Su amplia mentalidad y su convicción por la paz y las comunidades hizo que lo llamaran de Bogotá.


Aquí se sumó al equipo del representante a la cámara Carlos Carreño, apoyando actividades sociales y políticas en la llamada luna sur y el borde occidental de la capital


Aquí se sumó al equipo del representante a la cámara Carlos Carreño, apoyando actividades sociales y políticas en la llamada luna sur y el borde occidental de la capital, que cubre las localidades de San Cristóbal, Usme, Ciudad Bolívar, Bosa, Engativá y Suba. No hay proceso ambiental, cultural, de derechos humanos, deportivo, barrial, indígena o de vivienda en el que no se le reconozca su febril actividad. También por rescatar a las JAC de la politiquería tradicional.

Con otros de sus compañeros de causa, se ocupa, al lado de los habitantes de los barrios marginales, en las tareas por elevar sus condiciones de vida. También las de las comunidades indígenas asentadas en la capital, algunas desplazadas por la violencia en los territorios, y otras, primitivas habitantes de la sabana, hacinadas en pequeños resguardos. Igual agita y se suma a la lucha por la existencia de las plazas públicas de mercado y los mercados campesinos y populares.

A veces se le ve asistir a diversos actos llevando en brazos a su pequeña hija de cuatro años, una niña de precoz inteligencia, que recientemente le preguntó a su padre, en una reunión de líderes del Pacto Histórico, por qué si luchaban por la igualdad, solo veía escasas mujeres presentes. Sorprendido, Jaison, le dio la razón y le agregó que sí, por eso luchaban, pronto habría mucho más que dos mujeres. A lo que la niña respondió, tres, porque yo también soy mujer.

Un candidato para respaldar. No lo olviden, Jaison Murillo, puesto 10 al Concejo por el Pacto Histórico.

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