El 2 de febrero de 1922 un necesitado y acosado por las deudas James Joyce recibió de manos de la editora norteamericana Silvia Beach el primer manuscrito de la que era, hasta entonces, la más ambiciosa de sus novelas, Ulises. La narrativa clásica saltaba en mil pedazos, ya no importaba lo que se contaba sino cómo se contaba. Sus ochocientas páginas cubrían un día en la vida de Leopoldo Bloom, publicista y dublinés como los riñones que comía con fruición.
Como sucede con las grandes obras de la literatura en este país, muchos hablan de Ulises, pocos lo han leído. El gran maestro de esta religión en la que se transforma la pasión por el libro de Joyce está el escritor Joe Broderick quien se sabe de memoria y en inglés grandes pedazos de la novela, incluso fueron célebres las reuniones que hacía con amigos para leer fragmentos de una obra por momentos difícil, erudita, obscena pero siempre fascinante.
Tuvimos oportunidad de hablar con Broderick y nos dio estas claves para adentrarnos en ese continente que es Ulises.