Entre los años 80 y 90 la olla más grande de Bogotá fue el Cartucho, que terminó siendo desmantelado por orden del entonces alcalde Enrique Peñalosa a finales de los años 90. Allí se levantó el Parque Tercer Milenio.
Los casi 10 mil habitantes del Cartucho cruzaron la avenida Caracas y se sentaron en el Bronx, detrás del viejo batallón de reclutamiento, donde se montó el mayor punto de venta y compra de drogas del país, que quedaba a solo dos cuadras del comando de policía más importante de la capital colombiana. Allí estuvieron hasta que de nuevo Enrique Peñalosa, en 2.016, en su segunda alcaldía intervino en lugar y los habitantes de calle cogieron sus cobijas y tuvieron que salir de allí.
Tras el operativo, y sin un punto fijo para comprar sus drogas, los habitantes de calle emigraron hacia varios lugares de Bogotá. A donde más se vio la llegada de esta población vulnerable fueron las localidades Candelaria, Mártires, y especialmente a los barrios Santa Fe y San Bernardo, Cerca a la calle Sexta con carrera Décima, donde muchos de ellos se establecieron, porque muchas de las casas de allí eran expendio de drogas, hasta que Peñalosa también dejó firmada la intervención de este barrio que ya está en ruinas y donde van a levantar una ciudadela de viviendas.
Unos tres mil habitantes de calle aceptó la ayuda social que les ofreció el equipo de 'Los Ángeles Azules', de la alcaldía de la Secretaría de Integración Social. Los otros siete mil empezaron a emigrar a lugares abandonados y a llenar parque de diferentes barrios, principalmente del sur de Bogotá, donde es más fácil acceder a las drogas, muchos de ellos terminaron ocupando otras ollas conocidas como cinco huecos, en el Centro, y María paz en la localidad de Kennedy, cerca Corabastos; en el barrio San Cristóbal, Diana Turbay, así como en las proximidades de Paloquemao.
Así es la cárcel para niños y niñas que está escondida en pleno centro de Bogotá