En una inquietante espera de año y medio se convirtió la sanción de la ley que declara patrimonio cultural de la nación a Orocué, en su condición de cuna de la obra literaria La Vorágine, en donde incluso se generó el temor de que a la hora de la verdad no se diera, con el agravante de que nadie sabía a ciencia cierta el porqué de este “infortunio”, lo que de ningún modo se puede calificar como negligencia del gobierno nacional, sino a un sinnúmero de escenarios y problemas que debe enfrentar a diario, incluida la conocida y devastadora pandemia.
Ese escenario se genera cuando en abril del año pasado una sentencia de la Corte Constitucional le pide al presidente Iván Duque sancionar la ley —una vez el Congreso rechazó unas objeciones de Santos a la iniciativa—, a lo que a lo largo de este tiempo no se conoció ningún pronunciamiento del Ejecutivo, por lo que nos llevó a la idea con el periodista Juan Grimaldos —uno de los gestores de la iniciativa— de elaborar una carta para reiterarle esa solicitud de sanción al presidente, que posteriormente fue estudiada y reestructurada por los equipos jurídicos de los congresistas Amanda González, Jairo Cristancho y José Vicente Carreño, quienes suscribieron la misiva escrita y adelantaron una permanente gestión. Además, para tal fin Cristancho reiteró esa solicitud personalmente a Duque en la inauguración del nuevo Puente El Charte.
En paralelo, el conocido y estimado periodista Papaupa de Orocué me propuso que adelantáramos desde la Casa Amézquita de este municipio —en donde José Eustasio Rivera vivió y escribió parte de La Vorágine— una conferencia virtual —que fue acogida de inmediato por el Alcalde Monchy Moreno— para motivar a que los sectores sociales de Casanare y Orocué se unieran a esta solicitud a Duque, en donde participaron el representante Jairo Cristancho, la dirigente gremial Martha Aldana, Carmen Julia Mejía —nieta de quienes recibieron a Rivera en Orocué— la periodista Maria Dolores Castro y el Camarógrafo Rafael Ballesteros, y que dio para que el gobernador Salomón Sanabria, el alcalde Monchy Moreno, el Concejo Municipal y otros sectores pidieran en misivas escritas la mencionada sanción al gobierno nacional.
Una previa y cuidadosa revisión de la Oficina Jurídica de la Presidencia fue la antesala para que finalmente el presidente Duque sancionara el pasado miércoles la ley 2059 de 2020 haciendo realidad el sueño de los orocueceños de convertir a su municipio en patrimonio cultural, convirtiéndolo en una de las poblaciones míticas de la literatura hispanoamericana y el resto del mundo, como ha sido Macondo en Cien años soledad de Gabriel García Márquez y Comala en Pedro Páramo de Juan Rulfo.
Algunos ciudadanos me preguntan si efectivamente esta ley de honores le sirve a Orocué, a lo que les respondo que la misma se convierte en un instrumento de gestión para generar el desarrollo cultural, social, turístico y económico del municipio y el Departamento, en donde el gobernador, el alcalde, las diferentes organizaciones sociales —incluida mi admirada Alianza La Vorágine— deben trabajar conjuntamente a nivel nacional e internacional, incluso en la consecución de recursos a partir de los enunciados presupuestales que les entrega la ley para diversos proyectos, como es la consolidación de la Ruta Turística La Vorágine, en donde el turista pueda recorrer los lugares y escenarios que se basó Rivera para escribir la primera parte de La Vorágine, en un proyecto similar a la Ruta Turística de Don Quijote de España.
Ahora vemos los antecedentes y componentes de esta ley:
La formulación del proyecto
A mediados de la década pasada, un grupo de intelectuales, historiadores y periodistas, denominado “Alianza La Vorágine”, encabezado por el investigador Juan Grimaldos, Ángel Cruz (historiador de Orocué), Luis Bastidas y Elocadio Ortega (miembros de la Academia de Historia de Casanare), y el exdiputado Hernando Otálora, concertaron con el entonces representante a la Cámara Jorge Camilo Abril Tarache un proyecto de ley en donde la nación declaraba patrimonio histórico y cultural al municipio de Orocué (Casanare), en su condición de cuna del la obra literaria La Vorágine de José Eustasio Rivera, a lo que se me dio la confianza de estructurar y redactar esta ley de honores, en mi condición de asesor legislativo de Abril Tarache.
El trámite en el Congreso
El proyecto de ley se aprobó sin mayores contratiempos en Cámara y Senado, pero fue objetado y devuelto al Congreso de la República por el presidente Juan Manuel Santos, al considerar que la iniciativa fue tramitada por la Comisión Cuarta y no la Segunda, que está encargada de las leyes de honores, mientras que aquella se encarga de temas estrictamente tributarios, presupuestales y económicos.
Las mesas directivas de Cámara y Senado designan una subcomisión para elaborar un informe a las objeciones presidenciales, compuesta entre otros por Jorge Camilo Abril, Fabio Amín y Pedrito Pereira, quienes me delegaron la responsabilidad de estructurar y redactar el documento, lo que se convirtió en una experiencia absolutamente fascinante, un quehacer científico de hipótesis y experimentación, porque sin duda las objeciones cuestionaban con suficiencia legislativa dos aspectos fundamentales del proyecto, por lo que me aventuré a plantear una defensa que, lo confieso, no estaba del todo convencido, pero que no me quedaba otro camino que sustentarla y convencer a la subcomisión y a las plenarias de Cámara y Senado, que aprobaron el informe y rechazaron la objeciones del presidente Santos.
La Sentencia de la Corte Constitucional
La iniciativa legislativa pasó entonces a la Corte Constitucional, que en la Sentencia C-162-19 respaldó de manera contundente la posición del Congreso (que a mucho honor era la misma que estructuré y redacté en el informe a las objeciones presidenciales, y que la subcomisión de senadores y representantes no dudaron en firmar); y desde abril del año pasado pidió la correspondiente sanción de la mencionada ley por parte del presidente Duque, lo que nos tiene con mucha incertidumbre y expectativa a los casanareños, revisando a diario la página web de la Presidencia de la República, con la ansiedad y la esperanza de que al fin aparezca la mencionada Ley de Orocué.
La objeción presidencial consistía en que el proyecto fue tramitado por las comisiones cuartas y no por las segundas, porque éstas tenían a su cargo las leyes de honores, mientras aquellas se encargaban de los asuntos económicos, a lo que el Congreso argumentó que el proyecto incluía un artículo de gasto social, lo que hacía totalmente viable tramitarlo por la Cuarta, a lo que la Corte Constitucional le dio la razón asegurando que el “contenido normativo acusado se compone de distintas materias que conjugan la exaltación del municipio de Orocué (Casanare), propio de la ley de honores, con otras temáticas de tipo presupuestal, financiero y de consecución, administración y ejecución de recursos, por lo cual se trata de un proyecto multitemático”.
Y concluye con una idea que definitivamente sienta jurisprudencia frente a la facultad que tiene cada una de las siete comisiones constitucionales permanentes del Congreso, para iniciar la discusión de cualquier proyecto de ley, cuando uno o varios de sus artículos incluya un tema atinente a su competencia: “...este tribunal concluyó que en el presente caso era razonable que el proyecto de ley fuera repartido a las Comisiones Cuartas de Senado y Cámara, en atención a su carácter multitemático y habida cuenta que parte de su articulado tiene una conexidad con los objetivos propuestos en el Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018”.
Obras en Orocué
Finalmente, la Sentencia de la Corte Constitucional respalda la exposición de motivos del proyecto de ley, en el sentido de que el Congreso puede autorizar al gobierno nacional, dentro los límites y alcances del marco fiscal de mediano plazo, la destinación de las partidas presupuestales necesarias para la realización de obras que exalten esa condición de “patrimonio”, lo que se convierte en un instrumento de gestión para que éstas se puedan incluir en el Plan Nacional de Desarrollo y el Presupuesto General de la Nación ..
Es así como esta iniciativa autoriza al gobierno nacional la inversión en obras de utilidad pública e interés social tan importantes como la restauración y adecuación de la Casa Amézquita, para convertirla en Casa Museo Cuna de La Vorágine y Centro de Memoria Histórica; construcción de la Biblioteca Municipal José Eustasio Rivera, con una subdirección especializada en la obra literaria La Vorágine; construcción de la Escuela de formación de escritores José Eustasio Rivera”, con énfasis en los escenarios, circunstancias y personajes de la cultura y el folklore llanero; y construcción del sendero y parque lineal histórico La Vorágine, que incluye las cápsulas virtuales para proyección de la obra en 3D.
Coletilla. Es así como propongo públicamente un acuerdo departamental —con organismos gubernamentales y no gubernamentales— para discutir y concertar en mesas de trabajo un plan de trabajo para desarrollar a nivel nacional e internacional el articulado de esta ley, incluida la gestión para que dentro de la próxima discusión del presupuesto bienal de regalías 2021-2022, se incluyan una partidas para las obras que realzan este patrimonio de Orocué.
El primer paso va a ser el próximo lanzamiento de esta ley en Orocué, como lo he venido hablando largo y tendido con el alcalde Monchy Moreno.