El pasado 26 de octubre, antes de que se viera la luz del sol en el firmamento, en plena temporada de “feria” de Cali (por la COP16), más de 500 familias (aproximadamente 1.200 personas), víctimas del desplazamiento forzado dejado por la guerra, un sistema económico neoliberal con sus megaproyectos e intereses mezquinos que empobrecen a muchos en beneficio de pocos, víctimas también de desastres naturales y hasta de una pandemia, y, claro está, por la re-victimización generada por los desalojos masivos llevados a cabo por el Distrito de Cali, y que se han juntado en torno de la MINGA SOCIAL, POPULAR Y COMUNITARIA DE CALI, adelantaron el desalambre y ocupación pacífica, con miras de recuperación para vivienda digna, del predio conocido como La Betunia, en el corregimiento de Golondrinas, predio ocioso que tiene bajo su callado dominio y administración la Sociedad de Activos Especiales (SAE), al parecer, de manera compartida con otros particulares.
Como ha sido su impronta, la MINGA CALI se movilizaba nuevamente y de manera masiva (ya lo había hecho en la vía Panamericana, con la ocupación de la ART, y en un Refugio Humanitario) no solamente con el objetivo de obtener tierras y territorio para mitigar la grave situación que viven las comunidades que la conforman, que claman por tierra para ser habitada dignamente, sino para protestar legítimamente por la ausencia real de soluciones por parte de unos gobiernos que, a pesar de haberlos logrado sentar en mesas interinstitucionales que comprenden al nivel nacional y el local, solo se han limitado, en el mejor de los casos, el nacional, a crear expectativas de tierra que no se materializan en su entrega, y en el peor, en lo local, a decir que no hay tierra para soluciones de vivienda, a pesar de estar en la capital ejidal de Suramérica y tener arrendados predios del Estado para el nefasto cultivo de la caña de azúcar, algo nada raro si sabemos de qué sector proviene realmente el Alcalde ALEJANDRO EDER.
Ante la acción adelantada por la MINGA CALI, el señor LUIS ALFONSO MEJÍA MOTATO, director regional de la SAE, con asiento privilegiado en la mesa interinstitucional por el aporte que desde su oficina podría hacer para superar la crisis de vivienda que vive la ciudad (con la destinación apropiada de los bienes incautados al narcotráfico en la región), contraviniendo orientaciones públicamente conocidas del Gobierno Nacional, presentó Querella ante el Corregidor de Golondrinas y, en consecuencia, dispuso la intervención de la UNDEMO (antes ESMAD), para el desalojo forzado y violento de las comunidades presentes en el predio, entre los que se contaban bebés, niños y niñas, personas de la tercera edad, mujeres en embarazo y hasta personas en condición de discapacidad, negándose con ello a realizar un dialogo directo con las comunidades, es decir, con la MINGA CALI.
En medio del correspondiente operativo, la Policía, no obstante el obligado desistimiento que se lograra de la querella (lo cual se guardó en silencio el corregidor), a la par con el desalojo, procedió con el PERFILAMIENTO de las personas más visibles de la movilización, aunque se teme que ello se ha venido haciendo desde mucho tiempo atrás, en tanto que, como es bien sabido, la acción policiva va coordinada con funcionarios de la Secretaria de Seguridad y Justicia del Distrito, “comandada” por el señor JAIRO GARCÍA, funcionario cuestionado como participe en las negociaciones que llevaron a la compra del software espía PEGASUS, el cual habría sido usado desde las manifestaciones de 2019, y más abiertamente en las 2021 (no en vano tanto “falso positivo judicial).
Es claro que en la mencionada Secretaría se ha dado asiento a personas cuestionadas por sus posturas de extrema derecha, afines al paramilitarismo urbano y al seguimiento ilegal de líderes sociales.
La MINGA CALI, con su capacidad de convocatoria y movilización, el día lunes 28 haría presencia en “La carpa la 50”, en el evento de entrega de tierras por parte de la SAE al Distrito de Cali, en inmediaciones del popular sector de Siloé, y lograría hacerse oír en tarima, después de haber sido abordados sus voceros por SIMÓN GÓMEZ, asesor de la SAE nacional, quien se comprometería a generar dentro de los días siguientes un espacio de dialogo con funcionarios del Gobierno Nacional, para revisar y buscar soluciones a las exigencias de la MINGA CALI.
Ante la promesa incumplida, otra vez la MINGA CALI se movilizaría el 31 de octubre, con cierres momentáneos de la reconocida Calle 5ª, y posteriormente con el desplazamiento hacía la Zona Verde de la COP16, en el Boulevard del Río, donde exhibieron sus pasacalles y pancartas, alzaron su voz en contra de los incumplimientos y la falta de voluntad de los gobiernos para buscar solución a la grave crisis humanitaria planteada con el tema de la vivienda, y fueron igualmente vehementes en su respaldo con el pueblo Palestino, en contra del genocidio perpetrado por el sionista gobierno de Israel, dejando claro que les identifica la lucha por la tierra y el territorio en donde vivir dignamente.
Es clara la importante obligación que recae en el Estado de garantizar una vida digna a sus habitantes y en consecuencia, de garantizar la integralidad de los derechos humanos que le son inherentes, y entre ellos, de manera prioritaria, el del acceso a una vivienda digna, ligada a una tierra, un territorio y un ambiente sano, y ello, prioritariamente, para aquellas comunidades que viven en condiciones de marginalidad y mayor vulnerabilidad, en tal sentido, ha llegado la hora de que el Presidente GUSTAVO PETRO abra los ojos y afine oídos ante las exigencias y lo que representa esta gran movilización que se llama la MINGA CALI, y en consecuencia tome medidas para que se honren los compromisos, se avance en soluciones reales, no en el papel sino en la ejecución, antes de que termine su mandato.
La MINGA CALI ha mostrado su capacidad de convocatoria en distintos momentos y espacios, se ha dicho aliada del gobierno PETRO, y debería ser escuchada y atendida directamente por el mandatario, más si, como dice el “compañero-presidente”, se quiere profundizar la democracia, y por lo tanto abrir espacios reales de participación a las comunidades ciertamente organizadas, que tienen propuestas serias que aportar al cambio, y que tienen en su haber a una nutrida población, de esa que históricamente ha sido ninguneada e invisibilizada, aún por propios sectores que se dicen de izquierda o progresista, y que, contrario a la MINGA CALI, carecen de pueblo que movilizar.