Omar Pinto Guerra, un generoso amigo de Facebook, se pregunta, quizá con justa razón, como lo hacen muchas personas en Córdoba: ¿cuáles son las obras que ha hecho o gestionado el senador Gustavo Petro para este departamento para tenerlo como el salvador?
Trataré de responderle con algunas precisiones.
1. Gustavo Petro no es salvador. No es mesías, es un ser humano como cualquiera de nosotros. Son sus detractores, ni siquiera ideológicos, quienes, cargados de prejuicios intelectuales, lo quieren mostrar irónicamente como "salvador", solo para desprestigiarlo, como si el desprestigio, al igual que un balazo en la cabeza, fueran el único argumento y procedimiento válido para confrontar ideas.
2. Los grandes imperios de la humanidad son los que mayores y monumentales obras han realizado, incluso, han hecho avanzar la economía y la ciencia, pero en beneficio propio. Y, aunque parezca una paradoja, son los que mayores desgracias le han causado a la humanidad. Todas las culturas humanas son en gran parte la herencia de imperios y civilizaciones imperiales en gran parte perversas y brutales.
3. Colombia y Córdoba parecen replicar esas prácticas inhumanas en las que las obras tienen mayor valor que nosotros los humanos. Aquí en Córdoba, por solo citarle un ejemplo, la clase política ha hecho obras, pero, demostrado está, que es quizá la más corrupta del país. Los ejemplos abundan y son de conocimiento público.
4. A un senador, sea o no Gustavo Petro, no se le mide solamente por obras. Si a eso vamos la historia proporciona muchas evidencias que han tenido las obras para las dictaduras y los imperios de cualquier ideología. Los senadores romanos aprobaban la construcción de coliseos en los que mataban cristianos. Fueron los esclavos los que en Egipto construyeron murallas, represas y canales agradeciéndole y elevando a sus faraones a la categoría de dioses. Esto por no hablar de las obras urbanas, culturales y de ingeniería que construyeron los ingleses en la India y los alemanes en Europa, con Hitler a la cabeza. En épocas mucho más recientes, países gobernados por dictaduras comunistas como China y Corea del Norte, han demostrado capacidad para ejecutar e imponer monumentales obras civiles, sin que por eso dejen de ser dictaduras.
5. Me temo que, en Córdoba, muchas personas piensan lo mismo, es decir, que las obras son el instrumento de medición de un senador o de un gobernante elegido popularmente. Pero aquí, en este departamento, hay un ingrediente adicionalmente perverso y es que un amplio sector de la sociedad vive conforme el concepto de que ahora algunos políticos, gobernantes y alcaldes “roban, pero hacen”.
Todavía hay quienes siguen pensando como en la época de los muchos imperios que ha tenido la humanidad y que corresponden a las épocas más aciagas del esclavismo y el feudalismo. Y es de esa época, señor Omar Pinto Berrocal, de la cual precisamente Gustavo Petro quiere sacar al país, con el apoyo, incluso, de personas económicamente influyentes, que aspiran a qué este país llegué a un verdadero capitalismo. Más civilizado y humano. Y ojalá no fuera solo Petro sino muchos otros sectores.
A usted, señor Omar, lo invito a que siga pensando diferente, pero saliéndose del concepto, evidentemente feudal, de que los mejores senadores son los que hacen grandes obras.
