El director de orquesta y uno de los baluartes de la Revolución Bolivariana escribió esta editorial en el New York Times, en donde le pide a Nicolás Maduro suspender la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. La orquesta Simón Bolívar que él dirige canceló los tres concierto que tenía en Colombia a finales de julio.
Esta es la editorial:
Son días cruciales para el presente y futuro de Venezuela. Mi país vive momentos oscuros y complicados, recorriendo un peligroso camino que nos lleva inevitablemente a la ruptura de nuestras más profundas tradiciones republicanas.
Nos encontramos en una bifurcación de tal importancia que todos los ciudadanos tenemos el deber de hacer aquello que esté a nuestro alcance para superar la situación actual. Al igual que muchos otros venezolanos, me siento en la obligación personal de ayudar en la más importante tarea del presente: defender los valores democráticos fundamentales, evitando así que la sangre de nuestros compatriotas continúe siendo derramada.
Como director de orquesta, he aprendido que nuestra sociedad, al igual que una orquesta sinfónica, está formada por un gran número de personas, todas ellas diferentes, singulares e irreductibles; todas ellas con sus propias ideas, convicciones y visiones del mundo. Esta maravillosa diversidad conlleva a que en la política, al igual que en la música, no existan las verdades absolutas y que para prosperar como sociedades –al igual que para alcanzar la excelencia musical– debamos crear un marco de referencia común en el que todas las individualidades se sientan incluidas más allá de sus diferencias. Un marco de referencia que contribuya a evitar el ruido y la cacofonía del desencuentro, permitiendo afinar un acuerdo que, desde la pluralidad y las divergencias, logre alcanzar una armonía política y social.
Los venezolanos aún no nos hemos podido manifestar públicamente a través de una consulta popular previa y vinculante
Desde esta fe inquebrantable en el respeto a la diversidad humana, siento la necesidad y la obligación como ciudadano venezolano de manifestarme en contra de las elecciones para conformar una Asamblea Nacional Constituyente en los términos en que fueron convocadas por el Gobierno de Venezuela para el próximo 30 de julio.
La forma en que las autoridades de mi país han llevado adelante esta medida no hace más que avivar el conflicto nacional antes que solucionarlo. Nuestro marco constitucional vigente no ha sido respetado. A pesar de los eventos del pasado domingo, en los que millones de mis compatriotas –en Venezuela y en el exterior– expresaron su rechazo a los planes gubernamentales, los venezolanos aún no nos hemos podido manifestar públicamente a través de una consulta popular previa y vinculante. La voluntad del pueblo debe poder expresarse libremente por medio de los canales institucionales establecidos en nuestra constitución nacional.
Pido encarecidamente al Gobierno venezolano que suspenda la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente; pido encarecidamente a todos los líderes políticos sin excepción que cumplan con su responsabilidad como representantes del pueblo venezolano y se encarguen de crear las condiciones necesarias para lograr un nuevo marco de convivencia. Nuestro país necesita urgentemente sentar las bases de un orden democrático que garantice la paz social, la seguridad, el bienestar y el futuro próspero de nuestros niños, niñas y jóvenes.
Pido encarecidamente al Gobierno venezolano que suspenda la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente
No puede haber dos constituciones, ni dos procesos electorales, ni dos Asambleas. Venezuela es una sola nación, un solo país en el que cabemos todos y en donde todas las sensibilidades han de participar y expresarse libremente, sin temor a la represalia, la violencia, la inseguridad en las calles y la represión. Buscar la victoria a través de la fuerza y la imposición de las ideas propias es y será siempre una derrota colectiva para Venezuela. La única victoria posible y legítima debe darse a través de las urnas, el diálogo constructivo, la negociación y el más absoluto respeto a las leyes que nos gobiernan.
Pienso en todas las víctimas mortales de estos meses con gran angustia y dolor; no pueden imaginarse lo que me duele mi país. Pero también pienso en algunos de los eventos recientes de mi país como momentos de gran esperanza, como primeros pasos y oportunidades reales de cambio que se abren para Venezuela.
Los venezolanos necesitamos de estos momentos de esperanza para poder recuperar al fin la armonía que tanto anhelamos. Porque tener la voluntad de encontrar soluciones significa generar esperanza, significa creer en un proyecto colectivo, plural e integrador de país, significa creer en un futuro mejor para nuestros hijos. Tener voluntad de encontrar soluciones significa, en última instancia, creer en una Venezuela democrática, pacífica y alineada en la búsqueda de mejores condiciones de vida para todos y todas.
Yo creo en esa Venezuela.