Ya en Frankfurt, a donde Rebecca Sprößer llegó deportada por el gobierno de Iván Duque por su participación en el estallido social del 2021 en Cali, la alemana volvió a empacar maletas. Había sido una activista reconocida que siempre dio la cara acompañando a los jóvenes de la Primera Línea en las barricadas en los barrios de Cali quien denunció amenazas contra su vida después de haber visto caer a su novio Johan Sebastián Bonilla, a quien conoció bailando. Había llegado unos meses antes a Cali, atraída, como muchos jóvenes europeos, por la salsa, un ritmo que estaba empeñada en aprender para regresar a enseñarlo. Pero la vida le dio un vuelco inesperado.
Puerto Resistencia fue uno de los primeros lugares en los que Rebecca se puso por primera vez una capucha y se declaró Primera Línea. En sus redes sociales empezaron a pulular fotos de ella con sus nuevos compañeros acompañadas de mensajes de orgullo por considerarse a sí misma en resistencia como cualquier caleño concentrado en los 26 "puntos de resistencia" que se conformaron espontáneamente en la ciudad. Diariamente se la veía comiendo en las ollas comunitarias, tomándose fotos en las barricadas, siempre buscando relacionarse con los jóvenes que por semanas se enfrentaron casi que diariamente con el ESMAD. Aunque no hablaba mucho, el atractivo exótico de ser alemana y estar convencida de la causa del Paro Nacional en Colombia, le aseguró un lugar privilegiado entre integrantes de las primeras líneas, de quienes se ganó su afecto y su confianza.
Conoció entonces a Johan Bonilla con quien compartió la pasión que se vivía en las calles: misteriosamente trece balas lo mataron. Las denuncias de Rebecca Sprößer, quien se volvió un personaje en las redes la volvieron incómoda. No tenía lugar en Colombia en un momento en el que el gobierno Duque perseguía todo aquello que oliera a estallido social, una protesta que le tumbó a su admirado ministro de Hacienda Carrasquilla y lo enterró políticamente a él y a su partido el Centro Democrático. El trago amargo lo pasaban con acciones de autoridad como la expulsión de la alemana.
Vetada para regresar a Colombia el viaje que estaba lista a emprender era con destino México. La cita era con alguien del que mucho había oído hablar, pero no conocía. Se trataba del entonces senador del Pacto Histórico Gustavo Bolívar, quien se había comprometido a fondo con los jóvenes de la protesta social en todo el país y había asumido su lucha casi que como propia. No faltaron sus arengas por las actuaciones violentas contra el Esmad y de la fuerza pública al mando del General Zapateiro, el comandante de las Fuerzas Militares en el gobierno Duque, enfrentamientos que dejaron al menos 24 muertos y 800 heridos.
Se comprometió incluso a recoger fondos para financiar implementos de defensa –gafas, escudos y cascos- de los manifestantes de la llamada Primera Libra, para apoyar la defensa jurídica de los detenidos en las cárceles e incluso de las cirugías para intentar salvarlos de las heridas, muchas oculares por los ataques con las balas de goma del Esmad. Bolívar fue quizás el senador más visible en la protesta social, que después canalizaría con éxito su movimiento político, la Colombia Humana, que terminó junto con los demás grupos que conformaron el Pacto Histórico, llevando a Gustavo Petro a la Presidencia.
Bolívar desde la oposición además de hacerse ori, dimensionó el sentido que esos convulsionados meses tendrían para el futuro político de la izquierda en Colombia. Hizo su apuesta. Tenía a la alemana rebelde en la mira y la Identificó. Muy posiblemente desde entonces vio en ella a un personaje de película. Nunca la perdió de vista.
El 8 de noviembre del 2021 el entonces senador publicó una foto con Rebecca Sprößer en un parque de México. La publicación causó tremendo revuelo ya que esto sonaba a claro apoyo de un congresista a una extranjera que había sido deportada del país bajo sospecha de terrorismo.
Desde entonces construyeron un lazo de amistad y un vínculo con claros propósitos políticos. Este sería el primero de muchos encuentros en el extranjero, incluido otro en Miami, donde el ex senador tiene casa y realizaba encuentros alrededor de la popular Margarita Rosa de Francisco, una entusiasta activista del Petrismo que, aunque terminó decepcionada fue muy activa en la campaña presidencial. Cada paso de Rebecca quedaba registrado en sus redes.
Bolívar utilizó para su poder de senador mediático para presionar gobierno Duque para que la oficina de migración cambiara la decisión; el esfuerzo resultó inútil, pero vino entonces el triunfo del Pacto Histórico. Desde campaña Petro se comprometió a la liberación de los jóvenes de la Primera Línea detenidos en distintas partes de Colombia, una promesa con la que Bolívar, entonces su senador más cercano, se empeñó igual que la alemana desde su cuenta de twitter, a través de la cual siempre estuvo en contacto con Colombia. . .
Con la llegada de Petro al Palacio de Nariño la suerte de Rebecca Sprößer cambió radicalmente. No habían pasado 100 días cuando la autoridad presidencial había resonado en Migración Colombia y la prohibición fue levantada. El anuncio lo hizo nuevamente en sus redes sociales en las que divulgó imágenes suyas de nuevo en Cali donde celebró con bombos y platillos el segundo aniversario del estallido social en Puerto Resistencia el 1 de mayo.
El pasado 31 de diciembre Bolívar sorprendió con su renuncia al congreso con la frustración de no haber sido ni el vocero ni el jefe de bancada del Pacto Histórico ni presidente del Congreso, rol que creyó merecerse y que terminó en cabeza de Roy Barreras, un advenedizo para los fieles seguidores de Petro. Uno de los argumentos que dio fue su regreso a la escritura de libros y de guiones para rearmar un patrimonio que le sirviera de soporte para financiar una posible aspiración a la alcaldía de Bogotá.
El proyecto político que los une sigue su marcha. El foco ahora es la liberación de los jóvenes judicializados por las protestas violentas en el estallido social, un propósito que para lograrlo buscarán escenarios internacionales, pero en el que están trabajando día a día. A comienzos de mayo realizaron un primer recorrido por ocho cárceles desperdigadas en distintas ciudades de Colombia donde se encuentran al menos 300 muchachos detenidos.
En los próximos días publico protocolos para hacer llegar ayudas a l@s jóvenes, presos políticos del estallido social, necesitan ropa, zapatos y artículos de aseo. Gestionamos con los directores el ingreso de Psicólogos y psiquiatras. pic.twitter.com/XUH67p12dz
— Gustavo Bolívar (@GustavoBolivar) May 13, 2023
El libro y la serie que fue contratada por el Canal RCN pero que aspira a escalar a Amazon Prime, ya tiene nombre: Amor en primera línea y la protagonista es como era de esperarse Rebecca Sprößer, una mujer que lo sedujo como personaje documental y de ficción desde que la vio en las redes sociales y luego conoció personalmente en México. Una lucha en las barricadas atravesada por el amor de un joven que termina asesinado, no podía ser mejor alimento para un ficcionador como Gustavo Bolívar.
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