Soy una televidente poco juiciosa para ver y seguir series o telenovelas, sin embargo, no puedo negar el éxito que tuvo la producción El Bronx del Canal Caracol basada en hechos de la vida real sobre ese peligroso y macabro lugar del centro de la ciudad de Bogotá hoy ya desaparecido. Yo también le seguí la pista a la serie (a ratos).
Hoy quiero hablar acerca del final, ya criticado por muchos televidentes: que le faltó emoción, que no mostró escenas claves de los reencuentros, que no tuvo impacto y demás. Sí, estoy de acuerdo, sin embargo, yo quiero hablar de otro aspecto.
Sé que esta producción tuvo personajes ficticios, historias paralelas que tal vez nunca sucedieron, al fin y al cabo, es una novela construida gracias a la investigación y creatividad de los guionistas y otros profesionales. Admiro a Gustavo Bolívar porque ha hecho trabajos interesantes como escritor, creador y sobre todo por su generosidad y labor en el Congreso.
Pero la verdad me siento decepcionada, precisamente, porque esperaba un final distinto, como escritora fantasma, y televidente, sé que lo que las personas quieren ver es un final feliz, sea cual sea la historia. Y esperaba que, precisamente, en manos de Gustavo Bolívar se diera un giro, algo que no fuera lo mismo de siempre, un final feliz sí, pero diferente.
Que los protagonistas de la historia, Juliana y Andrés por fin pudieran estar juntos y demostrarse su amor me parece perfecto, después de tanta lucha y sufrimiento, era lo que merecían, pero sinceramente esos finales de “se casaron, tuvieron hijos y fueron felices por siempre” están mandados a recoger.
Juliana, una adolescente de 17 años, termina en el Bronx porque fue engañada. Era ingenua y tenía una rebeldía propia de su edad, se involucró con un extraño por redes sociales, envió fotos sugestivas y cayó en la trampa. A eso súmele la falta de prevención o comunicación con los padres y porque todos cometemos errores… es entendible.
Durante un año vive una horrible pesadilla, es secuestrada, violada, torturada y casi puesta a trabajar en un burdel del Bronx (o alcanzo a trabajar no sé). Luego, conoce a Andrés, el hijo de una prostituta y que toda la vida ha vivido en ese lugar, y él desde el primer momento trata de ayudarla a salir de ese infierno. Se enamoran, ¡obviamente! El muchacho es inteligente, noble, astuto, buen hijo, habla con palabras bonitas, es cantante y ¡simpatiquísimo!
Pero siendo realistas, ¿qué futuro le espera a esta pareja de jóvenes sin ninguna educación, ni dinero, ni posición social, ni contactos profesionales, ni nada? Ambos son de familias humildes pero honradas, con principios y valores, ¡Eso si! ¿Pero eso es suficiente para traer a un hijo al mundo? ¿No hubiera sido mejor que se reencontraran al final y que Juliana se ganara una beca para la universidad o al menos hubiera hecho un cursito de inglés? ¿Qué tal si Andrés aunque es un buen cantante empírico hubiera tomado unas clases de dicción, gestión empresarial o mejor hubiera sacado su primer disco oficial y tuviera algo de ahorros?, ¿o al menos que se hubiera ido a Cartagena o a Melgar para relajarse un rato con la familia?
Creo que ya es hora de acabar con esas ideas retrógradas que, aunque suenen muy románticas y de cuentos de hadas, no funcionan. Lo que hacen es crear en el imaginario colectivo del público la idea de que “todo niño trae el pan bajo el brazo”, “ser padres es lo mejor que le puede pasar a uno como ser humano”, “es una bendición”. ¡Mentiras! ¿Por qué no usaron preservativos cuando consumaron su amor? ¿No sabían que las enfermedades venéreas existen? ¿Juliana no fue violada en los primeros capítulos por Chico, el muchacho que la engañó? ¿Se hicieron los exámenes de sangre respectivos?
Dos muchachos enamorados y con sus hormonas en pleno apogeo, por más amor que se profesen, eso no funciona como anticonceptivo. Y si no hubieran podido salir del Bronx nunca, ¿iban a repetir la misma historia de Andrés? ¿Traer un niño a vivir en un ambiente de violencia y caos como el visto en la historia, sin oportunidades de ningún tipo?
El papel de los medios de comunicación y de programas como este es muy importante, reitero: Sé que es una historia de ficción basada en hechos reales y que debe ser vista en compañía de adultos, pero estoy segura de que muchas señoritas de 17-18-19 años vieron esta serie y también que muchas no recibieron el mensaje adecuado.
La vida real no es así de simple, encontrar al amor de tu vida a los 18 años es una utopía, o, siendo más positivos ¡Es posible! Pero antes de quedar embarazada sin terminar el bachillerato, hay muchas cosas por vivir, ¡sola o acompañada!: estudiar una carrera, viajar, conseguir un trabajo o tener su propia empresa, comprarse una casa, irse de voluntaria a rescatar elefantes a la India, conocer más personas, llevar a los papás a otro país o lo que sea. Cosas que, siendo realistas, se dificultan al tener un hijo a tan temprana edad y máxime cuando se es pobre.
¿De verdad creen que el papá de Juliana quedó muy contento al ver a su hija adolescente quedar embarazada después de que sufrió tanto para rescatarla? Así el muchacho haya demostrado tener buenas intenciones… Lo dudo mucho.
¿Cuál es el futuro para esta joven pareja y ahora nueva familia? En el mejor de los casos Andrés encontró un productor y grabó un disco, comenzó a irle muy bien en su carrera, y, como es tan guapo, le llueven las chicas y como él solo ha estado enamorado de Juliana, y es un hombre joven, sin experiencia en las mieles del amor… tal vez cayó en las redes de alguna de ellas, y como parece que no sabe acerca de los preservativos… Ya saben, historias de infidelidad y tal vez hijos indeseados. Mientras que Juliana tuvo que quedarse en casa y hacerse cargo del embarazo, su mamá y papá la tuvieron que cuidar y, como no estudió ni un secretariado bilingüe computarizado, depende económicamente de Andrés. Con el pasar de los días, se va a sentir frustrada por no aprovechar su juventud y aprovechar al menos su belleza, ya vimos que de inteligente no tenía mucho.
En otra situación, Andrés tuvo su cuarto de hora de fama, pero como el medio de la música es tan competido, y él no cuenta con dinero para pagar la famosa “Payola” (Pagar para que la música de un artista suene) las emisoras dejaron de pararle bolas, no encontró un productor y le tocó ponerse a dar clases de guitarra y canto, porque las deudas apremian y tener un bebé son gastos de pañales, leche, teteros, médico y demás.
Tuvieron que irse todos a vivir a la misma pensión, los papás de Andrés (Patricia y Lorenzo) los papás de Juliana (Rubiela y Carlos) la mujer del papá de Juliana (Estrella) (Que también está embarazada y sin trabajo ni ahorros). El Papá de Juliana también sin empleo porque era conductor y como se fue a rescatar a su hija, duró un año sin nada en la hoja de vida, y ahora, con la crisis del país, ha pasado un montón de hojas de vida y ¡Nada!
Los papás de Andrés también en crisis, la mamá “Patricia” que trabajó como prostituta toda la vida consiguió un trabajo en la fundación, pero todos sabemos que aunque esto es algo muy noble ¡No se gana dinero! De pronto un poco más del mínimo. Y el esposo, Lorenzo el papá, es músico de conservatorio, pero ya está muy viejito, y con ese pasado lleno de drogas y sin ninguna experiencia laboral, tampoco lo contratan en ningún lado, por ahí lo vi la otra vez en la séptima, tocando su instrumento y recogiendo algunas monedas en su sombrero.
Y a todas estas: ¿con que plata pagan la EPS de Juliana? ¿Se afiliaron todos al Sisben? ¿Cómo pagan el arriendo? O si se van todos a la casa de los papás de Juliana ¿No creen que eso ya es mucha gente y los conflictos familiares deben ser complicados?
No es que quiera ser pesimista, sé que los colombianos somos muy “berracos” y “echados pa' lante” Tal vez la mamá de Juliana puso un puesto de empanadas, (Aunque de pronto le pusieron una multa de $800.000 por vender en el espacio público) el papá consiguió trabajo en “Rappi” (Sin prestaciones legales, gana por pedido entregado) y Andrés se puso a trabajar juicioso (En algún Call Center, la voz le sirvió para algo, porque en la música muy difícil). Pero por favor… ¿No era mucho mejor si Juliana no quedaba embarazada, se ponía a estudiar y trabajar como las personas que quieren hacer algo con su vida y darle un mejor futuro a sus papás y en el futuro a su hijo (Si hubieran decidido tener uno y que no fuera una “sorpresa”) Por ahí a los 26 o 30 años, cuando ya tuvieran una madurez mental, física y económica para asumir ese reto. Y cuando ya tuvieran bastantes semanas cotizadas en el EPS o mejor aún con medicina prepagada?
Escribo este artículo de opinión solo a manera de reflexión, la verdad no conozco la historia a fondo y de hecho me perdí el último mes porque me fui de viaje. Solo le pido a los escritores y guionistas que asuman nuevos retos, pienso que esta fue una historia muy bien contada, pero con un final predecible y nada creativo, soso. Admiro a Gustavo Bolívar, y porque sé que en su discurso político habla de cambiar muchas cosas de la sociedad, creo que en sus creaciones literarias puede dar buenos ejemplos, y hacer que las realidades de muchas personas sean distintas.
¡Ya no más historias de familias pobres y mujeres quedando embarazadas a temprana edad y todos felices por la nueva vida! Sería buena una historia en la que no se repiten los mismos patrones, ¿qué tal una mujer que nunca se casó, era estéril o lesbiana pero alcanzó la fama y la estabilidad económica y adoptó unos niños desnutridos de la Guajira y fue muy feliz? ¿Por qué no contar historias en las cuales las mujeres se pueden desarrollar en otros ámbitos y no solo alcanzar su apogeo con la maternidad? Nunca supe cuál era el sueño de Juliana, tal vez quería ser médica, abogada, trabajar por los derechos humanos, ser modelo o bailarina de videos de reguetón, No sé… ¿Fue mamá a los 18 años y se quedó ahí? Sinceramente espero que le haya cambiado su vida para bien.
¡Seamos sensatos, señores! No digo pesimistas, pero si abramos los ojos y veamos que hay cosas más allá. Historias de ficción sí, pero abriendo los ojos a la realidad. Muchas gracias.