A solo siete horas de Bogotá hay un lugar que bien podría parecer Marte. Las texturas rojizas de los paisajes del Desierto de la Tatacoa se han viralizado gracias a Instagram y cada vez son más los colombianos que quieren comprobar por sí mismos lo espectacular que puede ser una noche bajo un cielo estrellado en este exótico lugar del país. A decir verdad, la pereza es la única razón por la que alguien que vive en Bogotá no lo conoce. No es por plata, ni por tiempo porque se hace en un fin de semana.
Llegar a la Tatacoa es tan fácil como dirigirse un viernes por la noche a la Terminal Salitre de Bogotá y coger un bus hasta Neiva. Cuando yo lo hice (octubre de 2019) el tiquete costaba $40.000 por trayecto. Después de pasar la noche entera durmiendo en el bus, a las 6 en punto se llega a la terminal de Neiva. En ese mismo lugar se coge transporte hasta Villavieja. Tiene un costo de $8.000 por trayecto y llega hasta el desierto. Dependiendo el alojamiento elegido, la camioneta podría dejarlo en la entrada del mismo. En mi caso fue la Casa de Campo Los Cactus, en donde por $74.000 pesos encontré habitación para dos personas por noche. A decir verdad, El Desierto de la Tatacoa es pequeño y con un día y medio es suficiente para ver lo imprescindible. Una persona que se va el viernes por la noche puede iniciar el regreso el domingo a medio día para dormir en la capital y amanecer lunes -como si nada- listo para trabajar o estudiar.
Las caminatas por el desierto deben hacerse o muy temprano por la mañana, antes de 10 am, o después de 4 de la tarde. Al mediodía el calor y el sol hacen que sea imposible disfrutar del paisaje. En ese momento solo provoca bañarse en alguna piscina o leer un libro acostado en una hamaca. Por las noches el sitio es ideal para mirar constelaciones en el cielo dada la poca contaminación lumínica que tiene. Si no le toca un cielo nublado es ideal ir al observatorio para disfrutar de una charla sobre astronomía y observar planetas por medio de sus potentes telescopios. No es una exageración decir que en el desierto las estrellas brillan más.
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Por experiencia propia pienso que antes de viajar por el mundo es importante hacerlo por nuestro propio país. Es vergonzoso estar en el extranjero y encontrarse cualquier cantidad de europeos que conocen Colombia mejor que uno mismo. En efecto, viajando por el mundo comprobé que nuestro país es un destino bastante popular entre jóvenes mochileros que buscan destinos exóticos. En más de una ocasión me pasó que en países como India o Sri Lanka coincidí con viajeros que, sin siquiera hablar español, me contaban de sitios en mi propio país que ni yo conocía. El Desierto de la Tatacoa, a tan solo siete horas de Bogotá, es uno de ellos.