El gobierno de un país que conspira contra su paz interior y tampoco vota contra la corrupción configura un fenómeno extraño, como si se estuviera haciendo oposición desde sí mismo. Cómo califica desde el punto de vista de la cooperación internacional y de la inversión extranjera institucional. No es posible descartar las consecuencias.
Cualquier comunidad internacional pública o privada deberá preguntarse si sus fondos servirán para seguir matando gente, mucha de la cual acaba de firmar un acuerdo de paz y si además los fondos de cooperación internacional enviados irán a parar a manos de los consentidos corruptos.
El asunto es más crítico, al fraccionarse los partidos por una confabulación de gobierno hegemónico de partido, entonces todos esos fondos irían a ser manejados monopólicamente por un partido que, dominando el Congreso desde su presidencia, no está de acuerdo con que, siquiera, se congelen los sueldos de sus congresistas, a pesar que esa propuesta está recogiendo pálidamente la expresión de más de once millones de votos recogidos en las urnas.
Esta pregunta hace pensar que ese país podría estar en un lío de padre y señor mío para ser comprendido internacionalmente como una país digno, sin importar los malabares lingüísticos que nieguen la existencia de mermelada, o melcocha, tal como antes se pretendió negar la existencia de conflicto, que más que demostrado quedó cuando finalizó un acuerdo de paz, conocido hasta la exasperación y apoyado largamente por esa misma comunidad internacional a la que se acudirá en solicitud de ayuda. ¿Cooperación internacional antipaz? ¿Inversión extranjera institucional pro-corrupción pasando a través de un gobierno hegemónico de partido?
¿Qué clase de vergüenza pública internacional maneja el gobierno de ese país que envía a un representante a la OEA cuando está demostrado que su anterior cargo lo asumió violando la ley?
Pero hay más: mientras en el resto del mundo dos alcaldes, el de Nueva York y Londres, se unen para hacer parte de un movimiento de desinversión institucional contra fondos que promueven la explotación de energías fósiles que coadyuvan al cambio climático, en aquel país desventurado pareciera dársele micrófono y favorecerse proyectos antiecológicos de obtención a través del fracking, a pesar de la reacción adversa manifestada por muchas de sus comunidades a través de consultas populares legales.
“Según Grantham, en el corto plazo, la desinversión por sí sola no tendrá un gran impacto en la líneas de fondo de las compañías de combustibles fósiles; el petróleo y el gas están tan profundamente integrados con otros sectores —naves, aviones, acero, cemento, petroquímicos— que su declive probablemente será lento e irregular. Sin embargo, a medida que los impactos del clima empeoran, y el movimiento de desinversión continúa ganando fuerza, los inversionistas tendrán la responsabilidad fiduciaria de abordar los riesgos climáticos”.
¿Se pretenderá favorecer la inversión privada nacional o extranjera en proyectos asaz antiecológicos pro-explotación de combustibles fósiles?
Este asunto de la desinversión debería mirarse con mayor responsabilidad, será que habrá inversión de cooperación internacional y de extranjera, o más bien habrá desinversión habida cuenta de manifestarse incomprensible el destino de un país así.
Será que los ciudadanos de aquellos países que pudieran apoyar la cooperación internacional estarían de acuerdo con sus gobiernos para financiar a otro que no cree en su paz interior, siendo que más bien la torpedea. Estarán de acuerdo esos ciudadanos con apoyar que se invierta en el gobierno de un país que no abomina ni siquiera desde la presidencia de su senado de la corrupción institucional, siendo que ya están hartos de sufrir la propia.
Lo cierto es que antes no había forma de articular ningún movimiento que detuviera todas las atrocidades que se ven venir sobre un país así, pero ahora las redes sociales pueden transmitir la sangre de la indignación internacional. Hoy cualquiera que tenga un mail o haga parte de una red social puede tomar la iniciativa.
En las condiciones de existencia de una ley nacional de la oposición algunas rutas podrían agregársele para que aquellas redes internacionales tuvieran un amplio eco propio.
Cualquiera que tenga conocimiento de que exista un país así bien pudiera dejar de ponerle nombre y es respetable que así proceda aunque solo sea para no soportar la vergüenza de tener que vivir en él.
Notas. Se refiere a “(…) Jeremy Grantham, cofundador de la multimillonaria firma de administración de activos Grantham, Mayo, van Otterloo & Company (abreviada, tal vez desafortunadamente, como OGM)”. Lo de la desinversión es una de las formas que está tomando la defensa de los Acuerdos de París. Podría asumirse como la avanzada de una burguesía revolucionaria en contra de otra reaccionaria que se ancla en la defensa dañina e insostenible de los combustibles fósiles. Citas tomadas de The New Yorker: The Divestment Movement to Combat Climate Change Is All Grown Up, firmado por Carolyn Kormann.