Después de escuchar distintos planteamientos de los opositores del Dr. Santos, al ofrecerse como opción de presidente 2014 – 2018, se han barajó una serie de argumentos que dan miedo y asustan a la democracia participativa del país. Dos o tres conciben seguir el proceso en la Habana mientras que a otro, desde ahora, nos hace percibir el oxido de metras y fusiles en las montañas y campos de la región. Si quien está contra el proceso de paz, beneficio para el pueblo entra a manejar al país en cuerpo ajeno, la hecatombe de seguir el conflicto será mayor y por años más.
El solo escuchar al candidato por “Uribe centro democrático” Oscar Iván Zuluaga en púlpito albacea directo de Uribe, se encoje el alma de miles de campesinos y campesinas así como de los niños, al exponer que desarmará los diálogos que existen en la Isla para obtener una paz a sangre y fuego, porque la paz según Zuluaga se obtiene acribillando a los subversivos en las trochas, a la vez que critica los diálogos promovidos por el presidente Santos. Y los residentes, ¡Qué! ¡Dónde quedan!
Bien para unos y descabellado para otros las negociaciones con las FARC, que sin lugar a dudas, será un logro al desarme de al menos uno de los actores desestabilizadores del país con la negociación. Los detractores de Santos, entre ellos Uribe, les conviene el demencial armamentismo que se está volatilizando en la región, donde cada país está adquiriendo grandes volúmenes de misiles, drones, helicópteros, naves artilladas etc, beneficiando a las fábricas de armamento de origen privado que absorben parte importante de los presupuestos públicos. Es decir, el contribuyente una vez más es el principal financista de los señores de la guerra. Y lo social, ¡Dónde y con qué dinero se reconstruye!
Volviendo al discurso Uribista de la guerra, el candidato “Uribe centro democrático” Zuluaga y los demás oponentes al gobierno Santos, algunos del sector empresarial y ciertos demagogos, no estiman dentro de sus argucias suicidas, el daño que le hacen a los que sienten verdaderamente el rigor de los enfrentamientos, entre ellos la mujer y niños que sucumben ante las presiones y violencia de grupos en contienda.
El hecho fácil y contundente es hacer la guerra y quemar el presupuesto público, al adquirir armas sofisticadas para enfrentar un grupo paralelo militar que conoce el oficio y el territorio, a la vez que tienen estrategias y acción conjunta en las regiones, con la fuerza pública. Los fundamentalistas enemigos de la dejación armada de las FARC, quieren a sangre y fuego depredar una organización guerrillera incendiando el campo, sin detenerse a discernir que la causa de las disputas entre Estado y fuerzas al margen de la ley, son consecuencia directa del abandono y falta de presencia de la administración, lo que ha generado desplazamiento forzado, violación a los derechos fundamentales a la propiedad y a las personas, desapariciones, violencia sexual contra la mujer y miles de niños huérfanos debido a la guerra civil al interior del país.
El irrefrenable deseo de venganza de quienes manejan los hilos del poder y del negocio de las armas, no los deja pensar con claridad, las consecuencias inmediatas para el pueblo a sabiendas que, la fuerte inclinación de la gente que sufre los embates bélicos en veredas y municipios, estén aplaudiendo el modelo transitorio de acuerdos en la Habana, promovido por el presidente Santos para el futuro del país, en beneficio de los pobladores rurales. Los citadinos, al no sentir el acoso de las fuerzas oscuras no reparan en el bienestar de quienes sufren el calvario de la desprotección, del poder central. .
El embate de la guerra hace que se creen ONGs, organizaciones de mujeres en las regiones que han nacido producto de las devastadoras contiendas. Estas estructuras se dan a la tarea de enfrentar las balas, al entrar a encuestar, hacer reuniones y asambleas, encabezar solicitudes ante el gobierno y dirimir sucesos. Líderes estructuradas y luchadoras por la causa, quienes fortalecen las comunidades con servicio y diligencia en bien de sus congéneres, víctimas del conflicto.
Señores del “Uribe Centro Democrático” como su nombre lo indica, considero que deben tomar las armas de la escritura, la voz y cerebro para enfocar los actos en bien del pueblo colombiano, no para seguir el continuismo de ocho años de depredación de la raza colombiana. Que dejaron entre otros pervertidos casos, desolación y humillación de la mujer campesina, más enfermedades producto de violaciones, tortura, despojos a causa del enfrentamiento entre los distintos sectores de la guerra, muchas de ésas, ordenado por altos mandos. Donde la mujer y la población infantil se toma como trofeo, haciéndose calamitosa y preocupante la sensibilidad regional campesina que en la actualidad se presenta. Nada más, por el abuzo cotidiano tanto de frentes clandestino como de la fuerza pública, sin que el eje principal del Estado encuentre soluciones, más bien profundiza el conflicto al no hacer presencia soberana en la zona. Las violaciones a los derechos fundamentales de todo individuo para el Estado son solo cifras pero no entra a dirimir el problema.
No se acerca el Estado a consolidar redes de salud, educación, inversión ni mucho menos adecuación de tierras, para que la mujer campesina azotada por la guerra, se sienta dueña y pueda ejercer el derecho fundamental a la libertad. En lugar de que éllas entren a incrementar los sectores marginales de las distintas ciudades y municipios del país, donde la agresión se manifiesta y la opresión de las fuerzas del país no es nada benevolente.
Tal es el olvido Estatal hacia la mujer campesina, que afrontan las inequidades y adversidades que conlleva las hostilidades, organizándose en asociaciones y mujeres comunitarias, para pelear por los derechos de sus homogéneas, sin esperar nada del gobierno, solamente la paz.
Algunos compatriotas con una incoherencia pasmosa, están motivados por seguir la guerra mientras que más del 80% aboga por que se ponga fin a esta ofensiva de más de cinco décadas, ¿Estarán dispuestos en las urnas el 25 de mayo a elegir promesas que todos sabemos que no se cumplirán, pero con respecto a lo que hace referencia a la paz negociada y desestimada por algunos sectores que prefieren continuar, estaríamos dispuestos a seguir el único camino correcto hasta ahora propuesto por el actual mandatario?
Porque si no es así, apaguemos el fuego y vámonos. Es mejor continuar con alguien controversial que conoce los detalles aunque no se comulgue con sus actos, para que después no entremos a rechinar dientes o lapidarnos, de lo que hubiese podido ser.