Luego de haber visitado Guatapé en el año 2013 soñaba con volver a ese lugar encantador. Quería, por ejemplo, pasar mi luna de miel no precisamente en el hotel en el que en ese entonces me hospedaba, sino en otro que quedaba en frente, donde se observaba claramente mayor confortabilidad. Para que se hagan una idea, en una de las habitaciones había un jacuzzi en el que solo daban inmensas ganas de lanzarse, mientras se veía el mejor de los panoramas.
No obstante lo anterior y a pesar de que dicho hotel era mejor que en el que me alojé, quería volver así fuera como mochilera, con maleta y carpa a la espalda y así poder quedarme en cualquier parte, siempre y cuando pudiera ver esos hermosos paisajes: casas que parecen de mentiras como las que se compran para adornar la propia, una de las represas más lindas que he visto y todo lo demás que rodea ese maravilloso lugar.
Pasaron cuatro años y el mes pasado volví a ese esplendoroso municipio ubicado en Antioquia, no precisamente a pasar mi luna de miel, o sí, pero sin casarme. Al llegar lo primero que hice fue subir de nuevo al peñón de Guatapé, una piedra con 659 escalones, los cuales ya están contados, ustedes no tienen que hacerlo. A una altura de 200 metros pude divisar las tan seductoras colinas, montañas y casas, y estar un poco más cerca del cielo.
Por otra parte, se conoce que la actividad económica principal de Guatapé es el turismo, se encuentra hospedaje a buenos precios: con un promedio desde $15.000, compartiendo habitación con otras personas, con camas independientes y sus respectivas cortinas. También se encuentran habitaciones en hoteles más cómodos y con todos los juguetes que pueden costar hasta $300.000. Lo anterior, dependiendo de la época y los días en que se vayan a hospedar. El clima de Guatapé está en un promedio de 18°, “ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre". Para mi concepto, un clima acorde.
Adicional a lo anterior, Guatapé es el escondite perfecto para los que quieran perderse, ¡pero no como lo hicieron las adolescentes Laura Sofía González y Laura Valeria Melo y el pasado fin de semana Peñalosa! Más bien, perderse un poco del estrés de la ciudad y poder así liberarse un tanto y, si es el caso y como dicen los terapeutas, “poder reencontrarse”. Si de verdad quiere ser feliz unos días, este lugar servirá como calmante, relajante y antidepresivo; efectivo y sin contraindicaciones, más que para la persona que quiera subir a la piedra y de pronto sufra de vértigo y por lo mismo no pueda hacerlo.
Por todo lo anterior, Guatapé es completo y hermoso, pero uno de los mejores atractivos que tiene, como lo he recalcado, es esa estupenda piedra. Ya quisiera uno tener una “piedrita” de esas, donde cobran por subir $18.000, pero la empresa que se queda con todo ese dinero es Inversiones Villegas Hincapié y Otros S.A.S., no el municipio.
Por último, es difícil conseguir el dato exacto de la cantidad de personas que vistan Guatapé y los que suben a la piedra, pues por ser una empresa privada la dueña de esta “piedrita” consideraría entonces que nunca lo van a revelar. Sin embargo, según el artículo de El Tiempo del 25 de junio de 2018 titulado Hundimiento de ‘El Almirante’ no ahogó el turismo en Guatapé, se menciona que la Secretaría de Turismo Municipal afirmó que el promedio de visitas diarias entre semana a Guatapé y sin contar los fines de semana y festivos es de 1.000 personas.
Quien visita el municipio pasa por la piedra lógicamente, sin contar los locales que se encuentran en el lugar, los cuales deben tener arrendados y de igual forma deben generar ingresos. A los que les gusta la matemática, la estadística o la economía hagan cuentas, y a los que no, también ¡¡hagan cuentas!!
