En artículo anterior me referí a los políticos que viene como devotos de la Virgen de los Remedios, pero lo que buscan es votos. Hoy con profundo pesar me toca exponer que somos nosotros los culpables de que esto siga ocurriendo. Al observar algunos comandos políticos y algunos vehículos que transitan por las calles y vías encontramos que guajiros y no guajiros residenciados en la Guajira tienen estampados los afiches de candidatos al Congreso que no son oriundos de la Guajira. No aprendemos, ni queremos aprender. A la Guajira hay que darle un cambio extremo. Debemos hacer frente común los profesionales, los gremios, la sociedad civil, los campesinos, los indígenas, los afrodescendientes, la gente de los barrios, los que piensan diferente y tienen amplia visión, los jóvenes, los ediles del departamento, los que tienen la pasión de servir y los que quieren a la Guajira. Debemos despertar de este letargo y la falta de pertenencia que está acabando con nuestro departamento.
Este 2 de febrero allí estarán los que vienen a buscar votos y que cada cuatro años aparecen para dar cátedra con propuestas engañosas de lo que harán al llegar al Congreso, aunque de estos ya nos ocupamos en artículo anterior y respetuosamente solicitamos votar por un candidato guajiro. Cosa igual harán los candidatos a la presidencia, aunque también nos preguntamos qué pronunciamiento a favor de la Guajira hicieron los candidatos Vargas Lleras, Duque, De la Calle, Ordóñez, Fajardo, Petro, Marta Lucia Ramírez o Pinzón en la problemática del departamento en esos últimos acontecimientos? Ninguno. Entonces la idea es votar, pero votar por el que mejor nos represente. Es difícil, pero hay que hacerlo.
Se ha culpado hasta la saciedad al Gobierno nacional de lo que le pasa a la Guajira, pero los principales culpables somos nosotros mismos, que no hemos sido capaces de saber elegir y solo nos ocupamos de nuestras particularidades, de nuestras angustias y de nuestras soluciones personales. Comencemos a reflexionar seriamente sobre el destino del departamento de la Guajira y busquemos la forma de elegir a candidatos que tengan la mentalidad de servir a la comunidad, que no hipotequen su llegada a los cargos. Si el funcionario es honrado el pueblo también lo será y pagará con gusto los impuestos, pues sabrá que estos serán bien invertidos.
Somos los guajiros los que debemos enfrentar la realidad que hemos heredado, somos quienes tenemos la obligación de recomponerla. Es el momento de autoanalizarse porque estamos llegando al final de un ciclo donde entendemos que habitamos un departamento sin norte, donde no se tiene el sentido de pertenencia y donde el crecimiento continuo es imposible. Vivimos un momento peculiar en la historia de la Guajira, en el cual no está asociado a un buen gobierno. Sin embargo, esa correlación entre gobierno y bienestar del pueblo no es relevante en el departamento, por eso no es suficiente sino se resuelven problemas como el nepotismo, la corrupción o el clientelismo.
Albert Einstein decía “Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”. Pues bien, llevamos más de dos décadas eligiendo a la misma clase política que encontró en las arcas del departamento su mejor opción de retribución económica, es decir, llevamos más de veinte años haciendo lo mismo y por eso ha sido imposible lograr resultados diferentes.
Eugen Berthold Friedrich Brecht, dramaturgo y poeta alemán, influyente del siglo XX, creador del teatro épico o dialéctico, dijo que: “El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla y no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de las judías, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas”. En este escenario, al político todo le resulta fácil, puesto que es el centro de atracción y no encuentra reparos de fondo respecto a su función pública. No hay cuestionamientos imposibles de responder. Aquí la respuesta ante los interrogantes siempre será el resultado de la mala gestión de los otros políticos, nunca la suya propia.
Bajo esa premisa todo está hecho en términos electorales, bastará solo mover unos cuantos pesitos y sus fanáticos responderán en las urnas. Mientras no superemos eso, no habrá esperanza de cambio. Y esto es precisamente lo que los políticos quieren, que no haya cambio, prefieren seguir aumentando las brechas de la desigualdad. Ese es el escenario en el cual nos encontramos a las puertas de un nuevo debate electoral y gran parte de la sociedad guajira desinformada y desinteresada por lo público, es casi seguro que nuevamente repliquemos lo que por años hemos venido haciendo, eligiendo a los mismos con las mismas. Este es nuestro panorama hoy. Sugerimos reflexionar y que hagamos de este caos, una oportunidad para construir juntos un proyecto de departamento, desde la grandeza de su gente, y desde la riqueza de nuestra diversidad, para poder ser protagonista de la transformación social de la Guajira.
