Hoy 16 de septiembre se cumplen 60 años de la firma del acuerdo de paz con las guerrillas liberales, a la cabeza de su jefe, Guadalupe Salcedo Unda.
Un relato de su vida y muerte.
Le garantizamos la vida. ¡Atención, atención... Guadalupe Salcedo! Usted está completamente cercado por las fuerzas del orden. Le damos cinco minutos para que salga con las manos en alto. Guadalupe Salcedo, le garantizamos la vida si sale con las manos en alto. Le garantizamos la vida. Guadalupe Salcedo, le quedan tres minutos. Repito: le quedan tres minutos.Silencio total. Aparece Guadalupe Salcedo con el rostro enmascarado en blanco y con las manos en alto. Se dirige lentamente al centro del escenario. Se detiene. Se escucha un tiroteo cerrado. Cae Guadalupe Salcedo.
La escena ha sido vista por decenas de miles de espectadores y pertenece a la obra de creación colectiva Guadalupe, años sin cuenta, del Teatro La Candelaria. Estrenada en 1974, completó 1500 representaciones y aun hoy, varios grupos la presentan todavía. Pronto cumplirá 40 años de estar en escena.
Guadalupe Salcedo Unda, un joven campesino de los Llanos Orientales, hijo de un ganadero venezolano y una indígena de la región, se levantó en armas contra la situación de oprobio que se vivía por los años cincuenta en Colombia.
Acababa de ser asesinado Jorge Eliécer Gaitán y con el crimen se desató una ofensiva contra los liberales, especialmente en el campo, que los obligó a defenderse formando las guerrillas liberales que alcanzaron enorme influencia en los Llanos.
Con apenas 25 años, Guadalupe Salcedo en 1949 se convirtió en el Capitán, -como lo llamaban- de miles de llaneros que exigían el fin de la violencia en sus tierras. Salcedo dirigió varias operaciones militares de gran alcance como la toma de Orucué, Casanare, en 1952.
Con el llamado “golpe de opinión” del general Gustavo Rojas Pinilla en junio de 1953, que derrocara el régimen conservador de Laureano Gómez, se abrieron las puertas de un acuerdo de paz con las guerrillas liberales de los Llanos. El partido liberal y el sector conservador de Ospina Pérez, respaldaron el cuartelazo de Rojas.
El 22 de julio del mismo año, las guerrillas liberales pusieron fin a sus operaciones militares dejando atrás sus dos grandes Leyes que habían promulgado en una zona que ya se mantenía como liberada: adelantar actividades de planificación de la producción en las zonas donde actuaban los frentes guerrilleros y la constitución de un Estado independiente de facto en el Llano.
El 13 de junio de 1954, el mismo día que se inaugura la señal de televisión, Rojas declara la amnistía para todos los delitos políticos cometidos antes del 1 de enero de 1954. Miles de guerrilleros liberales entregan sus fusiles tras la firma del acuerdo de paz.
Guadalupe Salcedo, sin ver cumplidas las ofertas de paz y desarrollo para la región y sus gentes, se refugia en su finca Guariamena, en Orocué. Atrás quedaba su heroico cuatrenio de resistencia.
Tres años más tarde y 26 días después de caída la dictadura del general Rojas, el 6 de junio de 1957 era asesinado en Bogotá el Capitán llanero. Se encontraba reunido con unos amigos en una cantina ubicada en el sector industrial de la capital y en ese momento fueron rodeados por agentes de la policía en desarrollo de un operativo. Con él murió también otro ex combatiente de los Llanos, José Bruno Aldana. Fueron acribillados una vez salieron con las manos en alto.
El 9 de junio tuvo lugar el sepelio a la una y media de la tarde, tras una misa en la iglesia de Santa Ana, en Teusaquillo. La marcha de más de 5000 personas, desfiló hasta el Cementerio Central clamando justicia batiendo pañuelos blancos. Aun es la hora que no sabe nada de los autores intelectuales del crimen de este legendario Capitán que tuvo bajo su mando a más de 5000 guerrilleros y un día de 1953, con 29 años, firmó la paz.
Como reza el corrido final de la obra ya clásica del teatro colombiano, Con respeto y con su venia/les pedimos su permiso/y aunque dejen esta sala/mediten bien lo que han visto/. Esta historia que contamos/los invita para que piensen/que los tiempos del pasado/ se parecen al presente.