Grandes ganadores electorales: maquinarias y fraude

Grandes ganadores electorales: maquinarias y fraude

Denuncias que se dan a conocer hablan de miles de mesas de votación en las que no se registraron votos a favor del Pacto Histórico, Fuerza Ciudadana y otros

Por: Lilia Solano
marzo 16, 2022
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Grandes ganadores electorales: maquinarias y fraude
Ilustración: Matador

Suani Lefevre Bessudo, el nieto del conocido industrial Jean-Claude Bessudo, presidente de Aviatur, describió la manera en la que, como jurado de una de las mesas de votación, impidió que los votantes ejercieran libremente su derecho al voto durante la jornada electoral para el Congreso y las consultas presidenciales el pasado 13 de marzo. Hasta el momento, la confesión de Bessudo permanece impune. Ni las autoridades ni la Registraduría se han expresado al respecto.

Lo de Bessudo es tan solo uno de un número creciente de botones de muestra. Su desparpajo refuerza las sospechas que genera la Registraduría, el hecho de que la Registraduría Nacional del Estado Civil genere altas dosis de desconfianza en su calidad de autoridad rectora de la participación ciudadana en las jornadas electorales. A las dudas que dejó a su paso tras las elecciones anteriores, en el año 2018, que dieron como triunfador a Iván Duque Márquez, se suman sus ya manifiestas posturas de dudosa ortografía. Las investigaciones sacan a la luz problemas de calibre que van desde organizaciones que trafican con cédulas, pasando por falencias de alta sofisticación tecnológica, registro fraudulento de votos en las urnas, que es de lo que se ufanan en las redes sociales quienes los cometieron, hasta llegar a la sombra que ha rodeado al registrador en jefe, Alexander Vega. Su talante polémico quedó resumido en una frase suya que ya es moneda corriente en el país: “El que no sienta garantías, o crea que le van a hacer fraude, no debería presentarse.”

El 13 de marzo se eligió un nuevo Congreso en el marco de un desprestigio ya innegable del paradigma autoritario dentro del cual se mantiene confinado al país en lo que va corrido del siglo. Aún es materia de denuncias que haya sido precisamente el más reciente gobierno de la égida autoritaria uribista el que se haya encargado de sumir al país en un abismo. Al consabido robo de recursos, con una política gubernamental decididamente ecocida, se suma la corrupción a dimensiones inconcebibles, la decisión franca y abierta de este gobierno de destruir los procesos de paz y las matanzas de líderes sociales en casi todos los ámbitos de participación ciudadana, a lo que se suma el desplazamiento forzado de comunidades enteras en regiones como el Catatumbo, Chocó y Cauca, por mencionar tan solo unas pocas.

El deterioro de la credibilidad del régimen fue resistido y cuestionado durante las diversas jornadas de movilización ciudadana en el paro nacional que mantuvo al país en vilo a en 2020. Todavía en 2021 se sentían los tremores de ese estallido social que puso en el centro de la agenda a los jóvenes, las mujeres y los indígenas como voceros de la profunda crisis que vive el país.

En ese contexto, las falencias de la Registraduría Nacional no podían ser vistas más que como palos en la rueda del ejercicio democrático. Y, en efecto, todo parece indicar que los peores temores de fraude se han hecho realidad. Las denuncias que ahora se dan a conocer hablan de miles de mesas de votación en las que no se registraron votos a favor del Pacto Histórico, Fuerza Ciudadana y otros movimientos de oposición al establecimiento, y yo misma como candidata he recibido reporte de las mesas en la que la ciudadanía votó, pero no aparecen los votos que depositaron. Esa modalidad de fraude arranca desde el mismo diseño de las planillas que entregó la Registraduría.

De una parte, el fraude cometido por la Registraduría es una evidencia más de que el andamiaje antidemocrático, expresado en el paradigma de Álvaro Uribe Vélez llegó a su final. En efecto, el 13 de marzo marca un hito en la historia electoral en Colombia. Por ejemplo, es la primera vez que una coalición de fuerzas de oposición obtiene el primer lugar en el conteo total de votos. Si bien no se puede hablar de que se haya dado un triunfo, sí es de resaltar que la composición de fuerzas nivela un poco el terreno de juego en favor de los movimientos y partidos progresistas. Además, nuevas figuras sociales que jugaron papeles importantes en toda la dinámica de resistencia en los últimos años estaban en la contienda electoral para poder ejercer su influencia desde el Congreso.

Además del fraude, el otro gran triunfador de esta jornada electoral son las maquinarias tradicionales instaladas en el Partido de la U, Partido Conservador, Cambio Radical, Partido Liberal y Centro Democrático, y pareciera que las fuerzas políticas en esta contienda electoral saben que solo con maquinaria y corrupción se ganan las elecciones.

Detrás de todo el escenario de fraude lo que puede haber es el temor, cada vez más inocultable, del régimen uribista de ver su castillo caer a tierra. Para evitarlo, la Registraduría Nacional del Estado Civil parece haber llegado el extremo de quitarse la máscara. Comete el fraude sin mayores rubores.

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