Como bogotano que soy, hijo de padres campesinos que llegaron a esta ciudad después del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, y que en su pueblo natal había sufrido su propio 9 de abril, tengo que agradecer a la artista bumanguesa Beatriz González el haber recuperado legalmente para nuestra ciudad los columbarios del Cementerio Central, con su obra Auras Anónimas, con la que honra a las miles de víctimas del 9 de abril de 1948 en Bogotá y a las innúmeras que dejó el conflicto armado colombiano.
Ella solita recuperó el lugar de las negociantes manos del alcalde Enrique Peñalosa, que prácticamente ya lo tenía vendido a sus amigazos para dizque construir un parque a los habitantes de la deprimida localidad de Santa Fe (ay, tan considerado el burgomaestre, dirán algunos, aunque para otros esta administración felizmente está terminando). Ella solita lo despidió con broche de oro.
"Cada muerto que pasó por acá tiene su aura y por eso decidí que el nombre de mi trabajo sería Auras Anónimas", dijo la artista en una entrevista que concedió a la revista de Uniandes. "Este es un sitio muy entrañable para el duelo y por eso lo elegí", agregó.
Ella intervino 9.856 lápidas que no tenían nombre en los columbarios. "Las escenas que usé son de soldados o campesinos cargando cadáveres y estoy segura de que esta obra no tiene vencimiento porque tiene una utilidad de memoria. Quiero cautivar las auras de los miles de muertos que pueden estar flotando acá y ofrecer un espacio para que los que quieran puedan hacer su duelo", precisó.
Para hacer Auras Anónimas, Beatriz González partió de varias imágenes que habían hecho ilustradores o reporteros gráficos que durante los siglos XVII, XVIII y XIX habían pintado o fotografiado las escenas de enterramiento de los bogotanos, después de alguna epidemia de gripa o de alguna masacre en nuestras repetidas y nefastas guerras civiles.
Cuenta que la idea de la obra se le ocurrió una noche (debió ser en 2005) cuando estaba recorriendo los columbarios del Cementerio Central, de los cuales ya habían sido retirados los restos humanos de las víctimas anónimas del 9 de abril de 1948 y de otras víctimas bogotanas.
En el documental que anexo, realizado por nosotros en el programa Hagamos Memoria y publicado en Canal Capital en 2015, recorremos los lugares de memoria de Bogotá y entre los minutos 37:30 y 46:05 nos detenemos en el Parque Renacimiento, que fue construido durante la primera administración de Enrique Peñalosa, precisamente sobre la fosa común de los asesinados en el Bogotazo, irrespetando ese lugar de memoria de los bogotanos.
Como nos lo recuerda en el documental el exdirector del Centro Distrital de Memoria, Camilo González Posso, tuvo que llegar la administración de Lucho Garzón para que allí se pusiera una placa que recuerda a los colombianos que, bajo el cemento que les arrojó Peñalosa, está la fosa común con más de tres mil restos de cuerpos humanos de las víctimas nueveabrileñas.
Como lo señala la antropóloga Karen Quintero, también entrevistada por nosotros, fue el fotógrafo Sady González (juro que no fue nada planeado que casi todos los protagonistas de esta columna se apelliden González) quien hizo las fotos de los muertos del 9 de abril, cuando sus cuerpos estaban tirados en el piso de los columbarios para que fueran reconocidos por sus deudos.
Así que no fue una victoria pequeña la de la artista Beatriz González ante el engreído y vulgar alcalde Peñalosa. Recuperó no solo para los bogotanos sino para los colombianos que hemos perdido seres queridos durante el conflicto armado un lugar que solo debe ser para la memoria y para el duelo. Y lo recuperó para siempre, pues a partir de la decisión del Consejo de Patrimonio nunca más ningún alcalde podrá tomar decisiones sobre este lugar, distintas a las del duelo y la memoria, salvo para preservarlo y embellecerlo.
Beatriz González abrió el camino y superó el bache, recogió el hilo de la historia y lo tejió con el de la memoria de un país. Lo que sigue, en una tarea que debe integrar al Ministerio de Cultura con las universidades que se dedican al estudio de la memoria histórica y con el CNMH, es iniciar un gran trabajo de identificación de los ADN de las víctimas nueveabrileñas, hoy bajo toneladas de cemento con que las cubrió Peñalosa, y emprender el único propósito loable, el cual es rendirles el verdadero homenaje que les debe la ciudad desde que fueron abatidas en los hechos del Bogotazo. Mientras esto ocurre, gratitud completa con la artista bumanguesa. El documental que hicimos puede verlo acá: