La computación en la nube o cloud computing es una de esas cosas que la gente aprende a usar sin darse cuenta en qué consiste, cómo se llama o qué hay detrás. Hoy todos accedemos a través de un dispositivo móvil o un computador al correo personal, Twitter, Facebook, Wikipedia o a internet en general, pero nadie se detiene a pensar en donde están llegando físicamente los correos, donde están almacenados los archivos o vídeos que ven o quién guarda su información. Nos acostumbramos a creer que están ubicados en algún sitio, sobre el que no tenemos que saber dónde queda, ni cuánto consume, puesto que alguien se encarga de mantenerlos allí. A ese sitio ahora se conoce como “computación la nube”.
La tecnología de computación en la nube es una tendencia desde hace más de diez años. Su principal ventaja es que los usuarios no tienen que gestionar sus recursos de infraestructura, computadores, redes, sistemas operativos, bases de datos, aplicaciones y todos los componentes tecnológicos que requieren de varios técnicos para que operen adecuadamente.
Google es una de las empresas que ofrece estos servicios. La hace a través de Google Drive y de Google Cloud. El primero tiene un límite que permite su uso gratuito hasta 15 GB. El segundo ofrece servicios empresariales especializados a empresas que manejan gran cantidad de datos. De hecho, el crecimiento de Google Cloud en 2016 fue de un 22% respecto al año anterior. En los últimos tres meses de ese año generó ganancias de 26.000 millones de dólares. Por su parte, permitir el uso gratuito de Google Drive brinda información valiosa al gigante web sobre sus usuarios.
Es tal la fuerza de esta tendencia en los últimos años que compañías como Amazon, Facebook, Microsoft, IBM, o locales, han hecho grandes inversiones en infraestructura tecnológica para ellas mismas y para ofrecer el servicio. Cobran a los usuarios como se cobra un servicio público de luz o agua. Cualquier persona puede acceder a esto. Lo puede hacer contratando a una de estas empresas y el pago varía de acuerdo a las condiciones específicas de su necesidad.
Además de las personas, que en muchos casos acceden gratis a los recursos, a cambio de publicidad o información de hábitos, las empresas medianas y pequeñas son las que más se ven beneficiadas con el servicio en la nube, pues no requieren destinar grandes inversiones de capital en infraestructura que se vuelve obsoleta rápidamente.
Este modelo permite flexibilidad, facilita crecer o reducir de acuerdo a estacionalidades del negocio, acceder a nueva tecnología sin costos enormes, hace que la innovación sea más rápida pues no está atada a una infraestructura específica. Permite en general que las empresas se concentren en su negocio y la tecnología de computación deje de ser un dolor de cabeza y pase a ser un servicio más.
Ventajas de la computación en la nube
Rápida: Para servicios de software, base de datos y aplicativos más complejos, la computación en la nube permite saltarse la fase de adquisición y el consiguiente gasto. Por eso es perfecta para las nuevas, pequeñas y medianas empresas.
Actual: Las actualizaciones constantes software, que agregan nuevas funcionalidades, quedan disponibles de forma transparente y oportuna para el usuario.
Elástica: Adaptable rápidamente a negocios en crecimiento o de picos estacionales, ya que el sistema en nube está diseñado para hacer frente a fuertes aumentos en la carga de trabajo. Esto incrementa la agilidad de respuesta, disminuye los riesgos y los costos operacionales porque solo escala aquel componente que debe crecer y se paga solo lo que se usa.
Móvil: El sistema en la nube está diseñado para ser utilizado a distancia, así que el personal de la empresa tendrá acceso a la mayoría de los sistemas en cualquier lugar donde se encuentre y a cualquier hora.
Mínima inversión: El proveedor ofrece servicios a varias empresas, las cuales se benefician de compartir una infraestructura compleja y pagan solamente por lo que realmente utilizan.
