La acción de Conconcreto, una de las constructoras de Hidroituango, ha caído un 21 % en lo que va corrido del año y será muy determinantes los informes técnicos sobre las responsabilidades en la megaobra.
La calificación de EPM fue degradada el 24 de mayo por la calificadora de riesgo Moody´s de Baa2 a Baa3 con un creditwatch negativo, que significa que ha ocurrido una desviación sobre la tendencia esperada y la calificación puede bajar o mantenerse. Una semana más tarde, Fitch Ratings (otra calificadora de riesgo) bajó la calificación de BBB + a BBB, ambas con perspeciva negativa.
Los dos bonos que posee EPM en el mercado internacional han descendido, uno en dólares con vencimiento en julio de 2019 por USD 500 millones, y un bono global con vencimiento en 2021 por $1,2 billones. Fitch decidió mantener su recomendación de “infraponderar” ambos bonos.
Para reducir el impacto, poder pagar las deudas y tratar de mantener su calificación de riesgo, la Junta de EPM aprobó la venta de activos hasta US$1.040 millones (no se detallaron los tiempos), cifra que equivale a algo más de la tercera parte de la inversión proyectada en Hidroituango, que es cerca de 11,5 billones de pesos, de los cuales el 60 % se financiaba a través de la banca. A diciembre de 2017 las inversiones en filiales y subsidiarias ascendía a 9,3 billones de pesos.
EPM anunció reducciones de Capex (Capital Expenditure) de US$600 millones en los próximos dos-tres años, que corresponde al gasto que la empresa tenía proyectado realizar en bienes de equipo.
En el Consorcio CCC Ituango responsable de la obra, en el que participan la firma brasileña Camargo Correa (55 %), Conconcreto (35) y Coninsa Ramón H. (10 %), pero tanto Camargo Correa como Coninsa Ramon H, son empresas de sociedades anónimas con capital privado, y por lo tanto no existen datos sobre los efectos que la situación presenta sobre sus finanzas y calificación crediticia.