Golpe de Estado, unidad popular, y frente amplio por la democracia

Golpe de Estado, unidad popular, y frente amplio por la democracia

Con un Partido-Movimiento organizado a nivel nacional, regional y local, los trabajadores podrán asumir su protagonismo como agentes de los cambios

Por: Tiberio Gutiérrez Echeverri
octubre 17, 2024
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Golpe de Estado, unidad popular, y frente amplio por la democracia

Con motivo de la apertura de investigaciones por parte del CNE sobre los topes de financiación de la campaña electoral del Presidente Petro, se ha desatado todo un debate sobre el Golpe de Estado que amerita algunas consideraciones sobre la unidad de la izquierda y la implementación de un Frente Amplio para poder enfrentar con éxito los propósitos de la derecha, a la vez que determinar las características del momento político y presentar las posibles tendencias de desarrollo tanto del movimiento de la izquierda democrática como de la derecha golpista hacia las elecciones de 2026.

Lo primero a destacar en la polémica del día es que este asunto de la competencia del CNE y del fuero presidencial, es ante todo y por encima de todo una jugada política de la oposición, que sabedora de esta situación ha escogido los espacios legales para tratar por todos los medios, inclusive con la anuencia de la sala civil del Consejo de Estado y con el visto bueno de la Corte Constitucional darle competencia al ente administrativo para que investigue al Presidente.

No es solamente el problema que se está ventilando en la opinión pública  en éste momento sino también la actitud que se ha venido presentando  por parte de los organismos de control, por las cortes, por los gremios empresariales y por los medios de comunicación, que todos a una como en “Fuente Ovejuna”, la han cargado desde el mismo día de la posesión presidencial, no contra el Presidente Petro propiamente dicho, sino contra el programa de gobierno que consulta un nuevo modelo de desarrollo a favor de las mayorías nacionales.

Este es el verdadero fondo de las corrientes que agitan la lucha de clases entre la derecha y la izquierda en la coyuntura política del momento, asumiendo la forma de una derecha vergonzante que acude en su desespero a todas las formas de lucha para salvaguardar sus privilegios de clase, en forma tal que, en su exasperación desmedida, han venido por lana y van a salir trasquilados, porque cometieron el error garrafal de darle espacio al Presidente Petro, al Pacto Histórico y a los sectores democráticos para crecerse en el horizonte político hacia las elecciones de 2026.

El otro aspecto que no podemos perder de vista es que la actual confrontación entre los sectores de la oligarquía dominante y el gobierno popular del Presidente Petro, no cae del cielo por obra y gracia del espíritu santo, sino que es la expresión más acabada y violenta de la bicentenaria lucha popular por la segunda y verdadera independencia nacional, que ha tenido su máxima expresión en el Estallido Social de 2021 y en la llegada de la izquierda por primera vez a la presidencia de la Republica en el 2022.

No es pues un hecho aislado en la cadena de las luchas populares del pueblo colombiano, de los trabajadores, campesinos, estudiantes, indígenas, afrodescendienes, intelectuales y trabajadores del arte y la cultura que han empezado a despertar de su sueño de explotación, miseria y exclusión.

Frente a esta confrontación de clases que se va a agudizar y a profundizar, al movimiento popular y democrático le toca mirar de frente al enemigo principal, el imperialismo norteamericano y su neoliberalismo salvaje y terrorista, mirar de frente y comprender como está la correlación de fuerzas a nivel nacional e internacional y a la vez entender cuáles son nuestros reales compañeros de viaje, es decir, cuales son las alianzas que necesitamos en esta nueva etapa del movimiento popular en la vida nacional.

En este sentido es muy importante señalar las nuevas condiciones de la manifestación de masas, como fueron la Asamblea Nacional de la Colombia Humana, la Asamblea Nacional Popular por las reformas, la paz y la unidad, en Bogotá, los días 14 y 15 de septiembre, con la asistencia de más de siete mil personas, y la presencia del Presidente de la República.

Pero sobre todo valorar en su justa medida el significado político de la movilización nacional del 19 de septiembre por la Reforma Pensional, la paz, y contra el golpe de estado; el cambio en la correlación de fuerzas a favor del movimiento democrático y popular, el nuevo estado de ánimo de los trabajadores, campesinos, indígenas, estudiantes, que desfilaron defendiendo al gobierno y las reformas; estas nuevas manifestaciones de la conciencia política democrática y popular están diciendo que hay una inclinación real de pueblo a favor del gobierno popular, a pesar de las encuestas y de la propaganda en contra del Gobierno por parte de los medios de comunicación.

Para cerrar  el 2024 tenemos el VIII Congreso Nacional de la Unión Patriótica, el 7, 8, y 9 de noviembre en Bogotá, con la consigna “Por la senda del cambio y la unidad”,  donde se evaluará al Gobierno Nacional y se hará énfasis en la creación de una fuerza política nacional unitaria  para superar la crisis nacional, mantener el Gobierno, profundizar las reformas e impedir el regreso de las fuerzas de la reacción.

Es en este momento que estamos viviendo, cuando la contradicción fundamental que mueve los desarrollos políticos está en la lucha entre las corrientes democráticas y los sectores de la derecha y de la ultraderecha fascista, no solo a nivel mundial sino también en el plano  nacional; es en esta coyuntura cuando la unidad de la izquierda y los sectores progresistas se hace más necesaria, fundamental  y decisiva que nunca, para poder tener el instrumento político a través del cual el sujeto político y social de los trabajadores asuman su protagonismo de masas como en efecto lo estamos presenciando con las últimas manifestaciones a favor de los cambios.

Por eso la construcción del Partido-Movimiento Unitario Pacto Histórico, de los trabajadores y capas medias de la ciudad y del campo, partiendo de las regiones y localidades, será la llave maestra para abrirle la puerta a las reformas, la paz y la unidad.

En la medida en que se desarrolle este proyecto político de masas en las regiones, en esa misma proporción se irá consolidando el Frente Amplio, o Frente Unido Democrático, alrededor  de los problemas de las comunidades en los entes municipales y departamentales, trascendiendo los eventos electorales y combinando las luchas parlamentarias con la movilización de masas, organizando y educando en torno al programa de la revolución democrática.

No somos los oráculos de Delfos ni los profetas del futuro, pero de lo que sí estamos convencidos es que con un Partido-Movimiento organizado a nivel nacional, regional y local, los trabajadores podrán asumir su protagonismo como agentes de los cambios democráticos.

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