A pesar de lo delirante que puede parecer la pregunta, estamos en Colombia donde la realidad maravillosa supera cualquier alcance de la imaginación.
No podemos olvidar la historia de sangre de la clase dominante en este país desde la conquista española y sobre todo la más reciente a partir de la independencia nacional, pasando por la contemporánea del Siglo XX y lo que va corrido del Siglo XXI. De modo que es mejor curarse en salud para que al movimiento popular no lo cojan con los pantalones abajo.
No es ninguna novedad decir que la nueva táctica del Imperialismo ya no es tumbar los gobiernos progresistas a través de golpes militares sangrientos, como lo fueron los efectuados por las dictaduras militares fascistas en el cono sur en el siglo pasado, donde sobresalió por su crueldad el golpe de Pinochet contra Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973.
No señores, esa época pasó a la historia. Ahora el imperio utiliza la Justicia, las Cortes, los Órganos de Control, los medios de comunicación para crea el ambiente político propicio para entrar a investigar, juzgar y destituir al Presidente de la República, en juicios políticos amañados en el congreso de la República.
“Si el Consejo Nacional Electoral concluye que hubo violación de los topes electorales, el Congreso tendría que votar una posible destitución del cargo del Presidente”
“Dicha competencia (la del CNE) ha sido ratificada por la Corte Constitucional y por el Consejo de Estado” (El Colombiano 14-9-2024)
“No, amigos, el golpe no se dará con soldados, que todos ellos tienen la orden de su comandante constitucional de no levantar una sola arma contra el pueblo. Se dará con corbatas y escritorios y esta es la prueba. Tuvieron que desaforar inconstitucionalmente al presidente para iniciar el golpe y comienza el lunes.” Aseguró el presidente Petro. (El Colombiano 14-9-2024)
Por supuesto que esta declaración del presidente tiene connotaciones de una gravedad insoslayable para el movimiento democrático y popular y para la estabilidad institucional del país.
Una destitución del presidente por parte del Congreso de la República pondría al movimiento popular y democrático en una situación paradójica: resignarse ante el atentado de los gremios económicos, los bancos, los medios de comunicación, las cortes y los organismos de control, o por el contrario responder con la iniciativa política de cerrar el Congreso de la oligarquía y asumir la comandancia de un gobierno cívico militar popular, apoyado por toda la franja democrática del país hasta las elecciones de 2026.
En este caso - improbable a primera vista pero realmente posible si tenemos en cuenta las características y la naturaleza de la oligarquía dominante- vale la pena preguntarse cuál podría ser el comportamiento de los partidos políticos del sistema dominante, de las Cortes, los organismos de control, el congreso, el Ejército, la Policía y de los medios de comunicación?
Cuál sería el comportamiento de la clase obrera, de los trabajadores, de los campesinos, Indígenas, afrodescendientes, de los estudiantes y profesores, de los trabajadores del arte y la cultura, de los intelectuales, y de los movimientos democráticos del país?
¿Cuál sería la respuesta de EEUU, la OTAN, y de los gobiernos latinoamericanos como el de México, Brasil, Bolivia y Venezuela? ¿Cuál sería la posición de China y de Rusia?
Y lo más importante: ¿cuál sería la posición del PCC y de la UP frente a un gobierno cívico militar popular y progresista?
Hoy 14 de septiembre se desarrolla en Bogotá la Asamblea Nacional Popular por las reformas, la paz y la unidad, y donde hablará el Presidente Petro para indicar la hoja de ruta de su gobierno en este segundo tiempo del partido.
Por su lado el PCC y la UP, y las demás fuerzas democráticas del Pacto Histórico, deben prepararse con un concienzudo análisis de la correlación de fuerzas, y con una posición de iniciativa que les permita manejar la coyuntura política, en caso de que se dé el juicio político en el Congreso de la República.
Evento que no creo que llegue a suceder, pero hay que curarse en salud para que al movimiento popular esta posible situación no lo vaya a coger con los calzones abajo.