Desde que inició el gobierno del presidente Gustavo Petro el pasado 7 de agosto de 2022, él mismo ha venido denunciando con insistencia que se está gestando un golpe blando en su contra. Quienes estamos constantemente pendientes de lo que Walter Martínez denominaba como: “acontecimientos en pleno desarrollo”, nos hemos venido preguntando qué quiere decir Petro con “golpe blando”; también parece un poco extraño que, los medios nieguen, en ocasiones con sorna y constancia dicho golpe, llevando a que surjan nuevas preguntas ¿Cuál es la intención de dichos medios para negar con tanto énfasis el “golpe” ?, ¿cuál es la necesidad de desdeñar dichas acusaciones?
Una obra de Gene Sharp, politólogo estadounidense fallecido hace poco más de un lustro, publicó en 1993 su obra De la dictadura a la democracia. Antes de hacer una brevísima reseña de esta obra, es importante comentar que Sharp ha sido reconocido como un promotor de la resistencia y lucha contra los gobiernos autoritarios por medios no violentos; es así que, Sharp se dedica en su obra a proponer y describir una serie de tácticas no violentas, para que grupos de opositores logren deponer gobiernos que no se encuentren alineados con los intereses de las democracias occidentales; ese derrocamiento debe tener como meta suprema que, después de deponer a un gobierno autocrático, se debe avanzar de nuevo hacia una transición democrática, el mismo autor en la primera idea desarrollada en el prólogo dice: “ Una de mis grandes preocupaciones durante muchos años ha sido cómo los pueblos pueden prevenir y destruir dictaduras” y para ello, Sharp se ha dedicado a: “pensar con cuidado sobre los medios más efectivos para desintegrar dictaduras con éxito con el menor costo en sufrimientos y vidas”.
Habrán escuchado los lectores, aunque de manera tímida, que algunos líderes de la oposición al gobierno Petro, ya se atreven de acusarlo de dictador. Es necesario, de no hacerlo no tendría sentido buscar su defenestración, y menos, cuando, por ejemplo, una voz opositora como la de la senadora Cabal, dé puntadas acerca de terminar con anticipación el periodo del actual gobierno o, que, salga a esgrimir argumentos donde afirme que Gustavo Petro no está preparado para gobernar una nación como Colombia. Lo de la acusación de alcoholismo y drogodependencia no es algo de menor cuantía. Si se repite constantemente la misma mentira, buena parte de esa engañada ciudadanía puede terminar dando credibilidad y ello está más que demostrado en la historia.
Hay en el ambiente una idea, aunque, poco popularizada, de que vamos rumbo a una dictadura; es parte del plan, nada es coincidente y esa “dictadura” hay que ponerle una tranca cuanto antes; el mismo Sharp en su recetario libro considera que el foco de su ensayo es: “el problema genérico de como destruir una dictadura y prevenir la formación de una nueva” (P. 6). También se habrá leído con mucho interés ese mensaje del politólogo cuando escribe que lo único que le interesa es que: “pueda ser útil a personas que, desafortunadamente en muchos países, se enfrentan ahora a las realidades de vivir bajo una dictadura” (Sharp, p. 6). Para la oposición, sin duda alguna, dichas estrategias son prioritarias para contrarrestar al actual gobierno del Cambio.
Sharp, para enfrentar la dictadura considera importante ejecutar cuatro tareas: “Fortalecer a la población oprimida reforzando su determinación, su confianza en ellos mismos, y su habilidad para resistir; fortalecer los grupos sociales e instituciones independientes del pueblo oprimido; crear una poderosa fuerza de resistencia interna; y desarrollar un plan estratégico de liberación inteligente y abarcador e implementarlo hábilmente” (P. 10).
Las preguntas que se sugieren aquí son, ¿se están haciendo juiciosamente dichas tareas desde la oposición?, ¿a quién se considera en Colombia una “población oprimida” que deba reforzar con determinación “su confianza en ellos mismos” ?; es necesario que se caracterice a esa ciudadanía “oprimida” y nos daremos cuenta de que, o son ciudadanos “san pueblo” engañados por estar constantemente desinformados, o es parte de esas clases media y alta acomodadas, que nunca carecieron de mínimos bienes ni han estado en peligro por privaciones materiales para la supervivencia.
Las manifestaciones contra el gobierno Petro han sido relativamente exitosas. Los medios las han calificado de arrolladoras, han impuesto la salida de algunos cientos de miles de ciudadanos energúmenos y desinformados, engañados al mejor estilo de las tretas uribistas y santistas, por encima de los más de once millones de ciudadanos que marcharon a las urnas a decidir en franca lid; inclusive un hombre, que ayer era considerablemente respetable como Aurelio Suárez, sin ningún empacho se refiere a los seguidores del presidente como “huestes petristas”, y por supuesto, esto unido a la oposición más radical va configurando el perverso golpe blando sumando una agreste y violenta macartización.
Cada ciudadano debe tener la fortaleza y determinación para enfrentar al tirano e inclusive a sus “huestes”, el calificativo no es gratuito, es parte de la cosificación y en este caso de su demonización. El golpismo es directo y rampante. Si cada ciudadano actúa en pos de esa determinación y entre ellos reconocen que actúan de esa manera, comienza a haber un accionar grupal, el “ayúdense parándose juntos” es una manera de animar individualidades, que, al menos en este caso, deben ir como un solo cuerpo orgánico: “fortalezcan a aquéllos entre ustedes que son débiles, únanse, organícense... y tendrán que triunfar...” (¿Una manipulación del espíritu individualista de Thureau y el de la movilización de grandes masas con Gandhi?).
La arenga motivacional que tanto se ha escuchado en estos casi dos años de irascible oposición, teniendo en cuenta el papel fundamental de las redes que, siendo sinceros, es apenas una mínima porción de la ciudadanía la que posee al menos una, hace un ruido tremendo y esos señores de la guerra y esos falsos líderes de izquierda, que ven solo “huestes”, aúpan insensiblemente a esa unión belicosa e irracional.
Para Sharp, la negociación con el dictador es peligrosa, ello es “retroceder a la sumisión pasiva”, y en eso la oposición es clara, no considera viable dialogar, consensuar, negociar; ello es equivalente a “retroceder” ante el líder autócrata. Gustavo Petro es para la vetusta e ignara oposición un indeseable a quien no se debe ceder, y no ceder es exactamente eso, no diálogo, no consenso, no negociación, una sola opción: su salida antes de terminar el periodo; y Petro ha sido contundente, “no me quedo más allá del 7 de agosto de 2026, pero tampoco me voy antes de esa fecha”, en otras palabras, se respetan los acuerdos democráticos sí o sí. Para la oposición no es posible negociar por medio de un diálogo democrático y respetuoso con el gobierno, pues, como escribe Sharp no se negocian asuntos fundamentales de la democracia. ¡Vaya a saber qué entienden ellos por “asuntos fundamentales”!
Sharp lanza una joya de idea a la oposición cuando de resistirse a negociar se trata. Para él: “cuando la oposición es excepcionalmente fuerte y la dictadura está genuinamente amenazada, los dictadores pueden buscar negociar para rescatar lo más posible de su control y riqueza. En ningún caso los demócratas deben ayudar a los dictadores a lograr sus metas.” (Sharp, 1993). El saboteo desde el Congreso, los medios aunados al desprestigio y a la satanización del actual gobierno, la negación de realizar un mínimo acercamiento, por lo menos digno de un líder que busca bajar la marea de la polarización política, son ejemplos fidedignos de que el golpe blando es una realidad, así Néstor Morales, Aurelio Suárez, la señora Araújo y demás integrantes del panel de Blu Radio lo nieguen con burlas, comentarios llenos de sorna y todo un etcétera de mendacidades.
¿Y si no es la negociación, entonces qué? La resistencia. Esa es la única alternativa. Sale parte de la ciudadanía a exigir la renuncia del presidente de la república, el “Fuera Petro” mediatizado en extremo hace la tarea de erosionar la imagen y a eso sumamos el volumen con que estos lo ofrecen a la ciudadanía; muchos de los ciudadanos no solo exigen al presidente su salida, sino, que invitan a asesinarle, a deponerlo por medio de las armas (aquí ya no es blando el intento de golpe de Estado), se ofrecen para una guerra civil con el fin de lanzar la gran cruzada: eliminar el “comunismo”, o a toda esa “ralea petrista” que es otro adjetivo alimentado por el ya muy aurelista epíteto de “huestes petristas”. Toda esa firmeza ciudadana logra “el uso inteligente de los métodos más apropiados y poderosos de resistencia disponibles” (Sharp, 1993), has leído bien… métodos apropiados y poderosos.
Es bueno saber que Sharp explica la importancia de la planificación estratégica y la disciplina en la resistencia no violenta, así como la necesidad de un liderazgo descentralizado y la participación masiva de la población. Estas palabras de Sharp sintetizan toda su estrategia para un golpe blando, o como el Comandante Hugo Chávez rebautizara con el nombre de “golpe de mecha larga”, que, a la final, no es tan blando: “Combatimos con armas sicológicas, políticas y económicas”.
Ahora bien, ¿qué armas para configurar el golpe blando pone sobre la mesa el señor Sharp? (importante sería aclarar que, Sharp, no utiliza este término en su ensayo). No solamente huelgas y manifestaciones masivas son armas desestabilizadoras de una dictadura. Hay al menos doscientas posibilidades de intervención no violenta para dar fin al gobierno de cualquier tirano; aquí no haremos un listado de ellas, sin embargo, muchas son usadas con una disciplina tal, que se hacen evidentes en el ambiente nacional. De manera rápida anotaremos cuatro pasos para que el “golpe blando” sea exitoso.
Las armas más usadas por cualquier oposición en contra del gobierno, legítimo o no, inicia, con un primer paso denominado ablandamiento, y parte desde el mismo individuo; no es masivo, más bien cada ciudadano comienza a emitir molestias contra el gobierno. En este primer paso, el individualismo egoísta es clave, éste, en algún momento ha de decidir desconocer al gobierno, se dedica a exponer los errores de su declarado enemigo como nefastos y peligrosos, así sea algo normal que no necesariamente genere ningún peligro contra el sistema democrático. En Colombia, inclusive, muchos supuestos votantes de Petro y autodeclarados izquierdistas, se van lance en ristre contra su otrora líder progresista. Han sido cooptados por las derechas recalcitrantes de este país y los han usado para sus oscuros intereses.
Por todo lado, se oyen voces aparentemente aisladas, protestar enérgicamente; y cuando el interesado en deponer el gobierno observa suficiencia en el número de individuos molestos, pasa a un segundo paso que se denominará etapa de deslegitimación o calentamiento de la calle. Los nombres de las estrategias sintetizan todo. La movilización es el siguiente paso. Este es el que en este momento se está evidenciando en Colombia. El individuo masa y su descontento observa que hay otros miles de personas con múltiples molestias, y comienzan a salir para manifestarse en contra de dicho gobierno. Los políticos de extrema derecha mueven los hilos, los medios hacen su tarea de manera puntual y expedita. Conocen al dedillo el libreto; no reconocen una organización y planificación, la espontaneidad de la ciudadanía libre los ha llevado a encontrarse en las calles; si esto es así, es porque, de verdad, algo no está funcionando correctamente.
Para el caso colombiano, el demonio y el peligro son las reformas sociales que el gobierno busca adelantar en el Congreso de la República; para la oposición que, sí planifica y organiza, la salida anticipada del presidente Petro, del poder, es una meta irrenunciable, así lo nieguen en los medios aliados de ellos. Las estrategias de manipulación de medios van con todo contra cualquier palabra que el presidente pronuncie. Allí, frente a los micrófonos están esas aves de rapiña poniendo al límite la voluntad de los ciudadanos. El proceso de deslegitimación generalmente es exitoso, aunque la campaña de desprestigio de los medios mexicanos en la elección presidencial que llevó a la señora Shenbaum a la presidencia de México el pasado 2 de junio fue un afortunado revés para esos pulpos desinformadores de la nación del norte. Se puede vencer al leviatán que emerge con toda violencia sobre un mar de gente.
El tercer paso es ofrecer una ley superior; es el motivo por el cual se va a luchar en contra del gobierno enemigo, y en este caso es la lucha contra lo que Álvaro Uribe Vélez denomina como neocomunismo, castrochavismo, corrupción que, en otras palabras, es una supuesta lucha por la democracia, la libertad, la defensa de la Constitución de 1991, como si el mismo Uribe no la hubiera mancillado a su antojo. El interés aquí es insuflar el chovinismo poniendo a Venezuela como el peligro mayor para Colombia y relacionando la crisis de la hermana nación con una supuesta crisis que hace curso, según la espuria oposición colombiana, en el territorio colombiano. El poder de la narrativa es fundamental, pues, allí se moldean las percepciones y creencias de una población mediante la manipulación de las ideas, de la narrativa misma, apoyada, incluso por la oposición venezolana, amiga férrea de las extremas derechas colombianas.
Se puede observar cómo cada paso está ligado y mezclado, pues, sin ellos, sería imposible el éxito golpista. La defensa de la Patria, la ley, la justicia, la democracia, todo aquello que ellos irrespetaban y miraban con desdén hasta 2022, hoy es motivo de lucha, sacrificio, de orgullo nacionalista. Esa ley superior se opone a la “mezquina corruptela del gobierno nefasto”, hacerle creer esto a la ciudadanía, utilizar la estrategia guebeliana del repite cuantas veces sea necesario una mentira para convertirla en verdad, lo que trae como consecuencia es el inminente sembrado de dudas sobre la legitimidad y eficacia del gobierno enemigo, o como ellos le denominan ya, “régimen”; los actores diversos coaligados pueden preparar el terreno para un aparente cambio (el de ellos, por supuesto), pero, por la vía “ pacífica”.
Finalmente, el cuarto paso está en el hecho de poner contra la pared al gobierno. El trabajo de la oposición como la gota que golpea a la roca, le erosiona. El gobierno maniatado no podrá actuar violentamente contra ningún manifestante, aún, si esta es violenta e invita al derrocamiento, al asesinato, al magnicidio; aún si, como dijeran varios líderes, lo que hay que hacer es “matar a esa ralea de petristas”, actuar contra la manifestación será una razón más para acusar al gobierno de dictadura, o si por el contrario, no actúa, inmediatamente es acusado de ser un gobierno débil, inepto, incapaz, como se ha venido esgrimiendo en el Centro Democrático. El “golpe blando”, entonces, podría ser muy eficaz, porque es comparable con esa cacería ramplona que no le da a su víctima, un solo resquicio para huir, pues, es evidente que una de sus estrategias busca desencajar al gobernante, afortunadamente, Gustavo Petro no es un tipo irascible, y más bien, cada vez que riposta lo hace con argumentos, la mayoría de ellos con la profundidad suficiente para que se le escuche con respeto en el ámbito nacional e internacional.
Claro que está en curso un “golpe blando”, negarlo es ir contra la verdad; leer trinos bellacos como los de Enrique Gómez o Felipe Zuleta; leer a columnistas como Carlos Alonso Lucio o escuchar los inmerecidos ad-hominem de la gran secta de periodistas declarados enemigos del presidente es buena muestra de que lo que se acaba de argumentar en este espacio no es para nada un absurdo.
La democracia se encuentra por estas épocas enfrentando un reto como nunca antes, la democracia confrontada, dará luz para trasegar el camino restante, mientras tanto, el gobierno del Cambio, sigue su camino, para en 2026, entregar, ya sea a un elegido de la corriente alternativa-progresistas para que prosiga con los cambios urgentes que exige la sociedad colombiana, o para devolver a esta nación al tétrico estado de cosas que ha dejado miles de muertos y una sociedad atomizada, destruida y celosamente violenta. ¡Basta ya, del “Golpe Blando”, la única opción es la democracia!
Hasta la próxima.
ADENDA: No llevaba media hora de elegida la señora Shenbaum como presidenta de México, el pasado 2 de junio, cuando el desastroso Vicente Fox se atrevió a acusar de que hubo fraude en dicha elección por parte de MORENA, el partido de esta candidata; basta ser un antidemócrata caradura convencido para manifestar dicho exabrupto, sin una prueba por simple que sea.