A las afueras de la casa de familia se encontraban dos padres y tres niños esperando que abrieran la puerta. Ellos estaban allí para inscribir a uno de los pequeños en el desfile de las procesiones infantiles o ‘chiquitas’ como les llaman tradicionalmente en la ciudad. Eran más de las cinco y treinta de la tarde del martes 15 de marzo. La jornada laboral estaba por terminar al interior de las oficinas públicas, ubicadas a pocas cuadras de allí.
María Elena Córdoba los vio al ingreso de su casa y le pareció extraño. Traía en la mano una bolsa con pandebonos y tamales, y hacía un cuarto de hora que había salido del lugar. Cuando llegó, estaban afuera. Pensó que la secretaria se había marchado y que Diego Alfonso Paz, (su esposo), estaba en el segundo piso. Entonces, abrió la puerta principal y un hombre la encañonó, la entró a empujones y la arrojó sobre las gradas.
Al interior de la residencia, Diego Alfonso junto a dos personas más, estaba sobre el suelo, boca abajo, intimidado por un hombre que les apuntaba con un arma de fuego. Cuando llegó María Elena, él se sintió observado por varias personas al ingreso de la puerta. Presenció el momento en que los niños se asustaron cuando su padre fue encañonado y entonces se le aguaron los ojos.
A María Elena un hombre alto la sujetó y le habló con firmeza: tranquila no le va a pasar nada y no me mire.
Al señor, la esposa y los tres menores de tres, seis y nueve años aproximadamente, los obligaron a ingresar al baño de la sala. De la misma manera que obligaron a María Elena, Diego y las dos personas restantes. En cuestión de minutos, todos nueve, (6 adultos y 3 niños), terminaron como sardinas en lata, en un espacio de uno por dos, entre el sanitario y el lavamanos.
A todos los despojaron del celular, sin embargo, uno de los afectados, a quien no le lograron encontrar el celular, logró comunicarse con el 1, 2,3 y pedir ayuda. Quien le contestó en la línea hizo un cuestionario de preguntas y no reaccionó al llamado de auxilio.
Cuarenta y cinco minutos antes del asalto, sucedió algo extraño. Diego revisaba el listado de inscripción con el apoyo de Fernanda Arboleda, la secretaria de la Fundación Pedro Antonio Paz Rebolledo; entidad que coordina y realiza desde hace más de 60 años en Popayán, las ‘Procesiones Chiquitas’.
Diego y Fernanda estaban en el garaje de la casa, con las puertas abiertas, pues la Fundación que funciona en el mismo lugar, está en cierre de inscripciones. A pocas cuadras se encuentra la Alcaldía Municipal y la Gobernación del departamento, en pleno ‘corazón’ de la ciudad.
Una tercera persona acompañaba a Diego y Fernanda. Era el encargado de suministrar los refrigerios para los cerca de 400 niños que participan en el desfile infantil del 2016. María Elena, había salido a la tienda.
De pronto, dice Diego, dos hombres entre 25 y 32 años, llegaron al sitio para preguntar sobre las inscripciones de las ‘Procesiones Chiquitas’. Ellos no estaban muy enterados de qué estaban preguntando. Eran muy sospechosos. No venían tapados y no traían nada en las manos.
Tiempo después se presentó el robo. Cuatro hombres, dos de ellos armados, ingresaron por la puerta del garaje. Encañonaron a Diego, Fernanda y al proveedor y los obligaron a tirarse al suelo. Lucían en rostro tapado, con bufandas y cascos de motocicleta.
Veinti cinco minutos fueron necesarios para que los ladrones esculcaron toda la casa. Un asaltante con arma en mano, los custodiaba en el primer piso mientras los tres restantes, vaciaron los cajones, revisaron los closets y cajas de los dormitorios del segundo piso. Al lugar, los asaltantes llegaron y se fueron a pie.
Al final se llevaron más de 30 millones de pesos en efectivo, (ahorros de la familia Paz), tres computadores, cuatro celulares, una cámara semiprofesional y unos lapiceros finos. Al señor que fue a inscribir su hijo en compañía de la familia, le robaron dos millones de pesos.
Diez y ocho horas después del hecho, Diego Alfonso Paz, reflexiona en la sala de la casa sobre lo sucedido. Lamenta la pérdida del software con la información de la Fundación. Dice que perjudicaron a la ciudad y siente que no atracaron la Fundación sino a los niños de Popayán. Y asegura que este año, las procesiones van a realizarse.
@FabritCruz